Tu silencio me castiga

 

La agitación de ánimo que  está  caracterizando  últimamente a los  promotores de la reelección tiene su explicación en la respuesta que  ofrece la gente a las visitas del presidente Danilo Medina  en busca de votos.  En muchos lugares el recibimiento al candidato oficial ocurrió con calles vacías, como si de un Viernes Santo se tratase.

En algún pueblo, en vez de silencio los habitantes esgrimieron palabras de rechazo al Presidente, lanzaron, incluso, improperios que no es prudente repetir. Los agentes de la reelección no quieren percatarse de que los dominicanos  ya se cansaron. Y engañan a Medina trasladando la misma gente de un sitio a otro.

Cientos de vehículos,  forrados con fotos de Medina, cruzan  por las calles  tristes y estrechas de un pueblo y la gente  los mira por una hendija o a veces desde un callejón, pero no dice nada ni levanta una mano y mucho menos sonríe. Esto  ha turbado el semblante    de quienes le hacen creer al mandatario que el pueblo lo quiere.

La gente se pasma y conturba con el desfile de yipetas (todoterreno)  con que  el Partido de la Liberación Dominicana y los funcionarios en campaña  quieren impresionarla. Pasa la interminable caravana  y sólo deja nubes de polvo  y  gente  indignada, en la  pobreza, que  observa cómo le arrojan el dispendio de los recursos estatales.

Luis Abinader  es el culpable de todo. Ahora  el candidato presidencial del PRM  es acusado de intolerante y  de represivo. Los médicos se movilizan en reclamo de mejoría salarial, Abinader es el culpable; los profesores de la UASD quieren aumento, Abinader es el culpable. La gente de los pueblos dice “No” a  Medina, Abinader es el culpable.

Un muchacho tira una botella  frente a una de las  casas del PLD, es culpa de Abinader. Cada día un dirigente del PLD acusa a Abinader o al PRM de una acción  extraña. Con ello  demuestran  que llevan perturbación de ánimo y en algunos casos se confirma la condición de ministros que  pueden tener floja alguna tuerca del  cerebro.

Nadie soporta mucho tiempo sufriendo callado, porque de este modo el dolor se multiplica.  Se equivocan quienes crean que los dominicanos permanecerán silenciosos y  soportarán por más tiempo el fatídico gobierno peledeísta, que sólo asegura bienestar a su grupo. Por eso el 81 por ciento de los ciudadanos  quiere cambio.

“Tu silencio me castiga, tu desprecio  es mi condena”, dice el viejo bolero que cantaría  Medina  si tuviera  más holgura de espíritu y un poco de carisma. El Presidente y candidato  sufre  ese silencio cuando acude a buscar votos y no le  ponen caso. Llevan  músicos y bailarinas semidesnudas, pero la gente no hace caso. La gente quiere cambio.

rafaelperaltar@gmail.com

jpm

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