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Special Report: las verdades de César Medina
Se puede ser simpatizante o no de César Medina, compartir o no sus posiciones públicas, pero independientemente de ello hay que admitir que en el caso de los estipendios a los embajadores habló claro y de manera contundente, como solo lo hicieron dos de sus similares.
Con energía –y valentía podría decirse- el hombre hizo precisiones oportunas que, de paso, tocaron de forma poco suave al actual cabeza del Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX), pero sobre todo al pasado y recientemente fallecido titular.
Los pronunciamientos del periodista y embajador, se constituyeron, además, en fuerte crítica a la política administrativa de relaciones exteriores del actual gobierno, de quien siempre se estuvo esperando atendería tempranamente el desorden imperante en ese ramo.
Qué dijo Medina?.
En primer lugar, puso la bola sobre los 411 del jardín central cuando acusó de silencio cómplice a la Cancillería con estas palabras: “Tampoco aceptaré que el silencio cómplice de la Cancillería valide todas las perversidades lanzadas contra los embajadores dominicanos acreditados en el exterior, entre los cuales me encuentro desde hace diez años, y que esa orfandad de apoyo se traduzca –como ocurre actualmente–, en desgano y desidia de los jefes de misión en el extranjero”.
Siguió sus objeciones a la Cancillería cuando puso de relieve el abultamiento de la nómina de empleados: “En cambio, en las dos misiones que he estado antes de llegar a Panamá –la de Chile y la de España–, reduje notoriamente la nómina, comuniqué infinidad de veces las irregularidades halladas al Mirex en oficios reiterados que conservo, y me eché un lote de vainas mandando al personal innecesario para sus casas”.
En este mismo tenor y tras varios argumentos, se expresa cuando se refiere a la embajada dominicana en España: “Cuando llegué a España, en abril de 2009, había 32 funcionarios designados a pesar del gran esfuerzo que hizo mi predecesor, Alejandro González Pons”,
Antes de nosotros seguir adelante sacando punta, cabe preguntar: qué titular del Mirex y en qué gobierno, nombró esos 32 empleados, a todas luces supernumerarios, que Medina reclama haber reducido a 9 ?.
En este aspecto pone la tapa al pomo cuando subraya: “… en las dos misiones que he estado antes de llegar a Panamá –la de Chile y la de España–, reduje notoriamente la nómina, comuniqué infinidad de veces las irregularidades halladas al Mirex en oficios reiterados que conservo, y me eché un lote de vainas mandando al personal innecesario para sus casas”.
DOTACIONES Y SALARIOS
Muy interesante es cuando Medina, actuando como columnista del principal periódico, habla de las dotaciones de las embajadas y de los salarios de los embajadores. Al respecto explica: “La dotación de una embajada no tiene nada que ver con el sueldo del embajador o jefe de misión. Con la dotación hay que cubrir todos los gastos, desde pago de sede, luz, agua, teléfono, mantenimiento, personal de limpieza, choferes, mensajería, material gastable y hasta menudencias de caja chica… Esos gastos se duplican porque el embajador debe pagar también la casa donde reside, personal de servicio, choferes, servicios comunes, agua, luz, teléfono, recogida de basura, estacionamiento, combustible y, lógicamente, alimentación para todo el personal de apoyo que trabaje en la casa”.
Subraya que “La mayoría de los embajadores tienen un salario básico de tres mil dólares mensuales, yo entre ellos”.
Y enfatiza que “La dotación llega en tres partidas y no necesariamente juntas… A veces llega el salario y quince días después llega otra partida consignada a gastos de representación, y un mes más tarde puede llegar otra suma para pago de alquileres y así sucesivamente”.