La prioridad en el PRD: relanzar al partido

Por FERNANDO PEÑA
Fecha: 10/07/2020
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El último acto en la sucesión de acontecimientos que han dado un vuelco político al PRD desde que la gran mayoría de elite partidaria tradicional asumieron su retirada y constituyeron al PRM ha sido los resultados electorales de estas elecciones nacionales.

Este desalojo del gobierno, del PLD y el PRD que han ido aliados en las últimas elecciones, presupone para la organización más vieja y de tradición política en el país el que deba obligatoriamente someterse a un relanzamiento.

El desconcierto en que ha quedado sumido el partido tras los vertiginosos cambios sufridos en la escena política supone avocarse a la elección de una nueva dirección, no solo a nivel nacional sino a nivel de municipios u provincias.

Lo mejor que pudiera pasar es que Miguel Vargas cierre el ciclo que le ha tocado dirigir y abra un periodo de transitoriedad que debería concluir cuando el partido estatutariamente se avoque a elegir una nueva dirección y nuevos líderes.

Debe permitirse, no eliminarse la confrontación entre aquellos, que los hay, que aspiran a suceder a los directivos actuales. Será bueno el contraste de ideas, pero, en este tránsito, deberían evitar actitudes personalistas, de descalificación, que dejan heridas de difícil curación.

Fundamental es que prestar más atención a las opiniones de las bases.

En las últimas elecciones generales, el PRD no ha quedado bien parado, de ser la principal formación política ha pasado a estar en un cuarto y tercer lugar del país.

Por ello se precisa de estar a la altura de la renovación que muchos ciudadanos esperan, máxime cuando en los próximos meses o semanas podría desatarse una lucha sin cuartel en los partidos políticos que pasan a la oposición.

Le toca al PRD trillar camino solo y propio, los dirigentes que ocuparon posiciones en el Gobierno Compartido con el PLD PRD están alejada, por su manejo pulcro y eficiente en las dependencias que ocupan hasta agosto, de toda maraña de corruptelas.

Miguel Vargas, como presidente y nuevo líder del PRD ha demostrado una gran capacidad de dialogo y habilidad para establecer pactos que les permitan enfrentarse a un escenario político muy diferente al de las últimas décadas.

De ahora en adelante toca al PRD la oportunidad de trazar una estrategia de recuperación del espacio político, libre de hipotecas anteriores.

Sus aciertos y errores quedan en el pasado.

Tiene el PRD y su dirigencia que participar de manera activa y propositiva en los acontecimientos políticos que, como hemos visto, se empezarán a suceder con el ascenso a la presidencia de un nuevo gobierno del PRM, antiguos dirigentes del PRD histórico.

El presidente del PRD debe, tiene que tener claro que su papel es conducir la reforma, la renovación de la organización y permitir que no se convierta en un proceso de un sólo grupo o una sola voz, sino que sea incluyente con toda la militancia, pues la prioridad “es relanzar al partido”.

Permitir que no sea una sola voz, sino que sean muchas las voces que se escuchen en el PRD, que sea un proceso incluyente, e institucional, constructivo, que nos permita relanzar a nuestro partido en esta ruta de la transición democrática.

Claro, dentro de un marco de respeto, sin atropello, sin insultos ni diatribas contra ningún dirigente, que prevalezca la confrontación de las ideas, de las posiciones políticas, sin promover ni agitar la salida o expulsión de ningún dirigente, debe prevalecer el proceso de renovación del PRD con una visión multifactorial empezando con la selección de nuevos directivos tomando en cuenta a la militancia.

La responsabilidad de Miguel Vargas como líder y guía del PRD es iniciar y conducir ese proceso, propiciando esa reflexión, esta revisión, que tendrá diversos alcances, diversos enfoques, porque si las causas son multifactoriales, las respuestas también deben ser múltiples, no una sola.

JPM

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