Una nueva raza

Hace unos años, en uno de mis viajes a los Estados Unidos, tan pronto me  tocó el turno de pasar en Migración, le extendí al oficial mi pasaporte y la forma de migración llena. Le echó una ojeada y me miró sonriente, devolviéndome la  forma, con un “lo de la raza no está bien”, en un español con un evidente acento estadounidense. Yo había contestado la pregunta escribiendo: ‘mulato’. Como el individuo era muy blanco pensé que lo que quería que escribiera era: ‘negro’.

Entonces, sobre la tinta blanca del corrector que había pasado sobre mi respuesta anterior escribí ‘negro’ y le devolví la forma. Hizo unos soniditos como chasquidos entre la lengua, los dientes y el paladar, al tiempo que movía la  cabeza negativamente.

-¿Tampoco está bien? –le pregunté entre sorprendido y curioso; a lo que me repuso: – Ya esa forma se ve muy rayada. Toma otra y escribe: ‘latino’, donde te has estado equivocando. ¡Oh!, evidentemente, un gran logro genuinamente estadounidense, pensé. La identificación de una nueva raza: la latina.

            En aquella ocasión disimulé mi enojo con una sonrisa superficial. Pero con el paso de los años he llegado a pensar que tal vez tengan razón los estadounidenses y los latinoamericanos constituyamos, realmente, una raza particular.

Somos iguales entre sí, (sin que importe que el pelo sea crespo o lacio y la piel blanca, trigueña o morena), a pesar de que la diferencia de idiomas con los haitianos y los brasileños nos impida entendernos con ellos por el lenguaje hablado, si bien nos comunicarnos; y somos diferentes a los demás, los que habitan en Norteamérica por encima de México.

¿Se parece, acaso, en algo, un latinoamericano a un estadounidense, a un canadiense o un alasqueño. Obviamente, no. Ni en lo físico, ni en el idioma, ni en la forma de ser o de pensar, ni en la manera de reaccionar. Un latinoamericano es un individuo alegre, que vibra, que vive lo que dice cuando se comunica, capaz de hablar explosivamente y que su voz se escuche a una cuadra sin que esté molesto, sin que esté peleando; capaz de ser profundamente tierno, amigo leal del amigo e implacable con el enemigo; pero sin ventajas; a lo macho.

Hábil para procurar, de mil formas, hasta conseguir lo que quiere; capaz de tocar mil puertas solicitando ayuda para otro, pero vergonzoso  y tímido si tiene que solicitar para sí aunque sea un vaso de agua. Un individuo que prefiere vivir el presente y disfrutarlo y, en cuanto al futuro, considera que lo más conveniente es tomar un vaso de agua hasta que llegue.

            Definitivamente, creo que sí tienen razón los estadounidenses. Los latinoamericanos sí debemos ser considerados como pertenecientes a una raza peculiar. No sólo los mexicanos, todos somos capaces de llorar por una alegría y sonreír ante la pena. No lo pensamos dos veces para, ante la visita inesperada de un amigo, dejar de lado el trabajo u otras  obligaciones materiales productivas y salir con él, como si se dispusiera de todo el tiempo del mundo.

Todos somos amantes de las fiestas y de la siesta. Temerarios, muchas veces;  sin miedo a morir, capaces de derramar sangre y no sudor, en un momento de explosivo enojo. Capaces de enfrentar con los puños a alguien que tiene un fusil o un tanque de guerra, sin medir las consecuencias.

Sin embargo, a pesar de que las evidencias no le han dado la razón a lo largo de los años, los estadounidenses siguen concibiendo al latinoamericano del mismo modo en que los europeos concebían al aborigen americano tras su llegada a nuestro continente. El aborigen de América fue idealizado como el arquetipo de la pureza y la inocencia, ciudadano del Edén, o maldecido y pintado como “un monstruo nunca visto, que tiene cabeza de ignorancia, corazón de ingratitud, pecho de inconstancia, espaldas de pereza y pies de miedo”, según el padre Gumilla.

Pero, independientemente de lo que piense mucha gente no latinoamericana, lo importante es que somos diferentes y, en consecuencia, no estaría mal que oficialmente se nos considerara como una nueva raza, con todas las peculiaridades que nos caracterizan.

jpm-am

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Mónica
Mónica
1 Año hace

Deberíamos poder salir y entrar sin permiso de cualquier lugar en la tierra, Dios la creo para que la hiciéramos nuestro hogar y a pesar de que las leyes permiten que no abusemos de ese derecho, creo que no tenemos ninguno a poder disfrutar de lo que nos fue dado. Saben de dónde venimos y creen leer nuestros ojos para saber que es lo que nuestra alma quiere y por lo general adivinan 😊 Pero es genial ser esa raza latina, porque somos diferentes ú

Mónica
Mónica
1 Año hace

Querido Dr. A mí siempre me paran en migración, sea blanca o no para los americanos somos otra cosa y creo que no se trata del color, etnia, raza, simplemente nos reconocen, seamos buenas personas o no, para ellos somos como las cucarachas que ellos quieren sacar de sus tierras y nosotros siempre volvemos por algún rinconcito. Tengo mi concepto sobre libertad 🗽 y es que uno como persona con ganas de trabajar debería poder entrar y salir sin perm

edfrommoca
edfrommoca
1 Año hace

Latino es una etnia, no una raza. El gringo siempre ha tenido una fijacion patologica con las caracteristicas fisicas de las personas.

Luis De New York
Luis De New York
1 Año hace

Dr. Nina. No existe una raza latina. Ahora, en America existen varias razas, de cuyas razas hay varias ligas raciales. Usted es un mulato, con el africano mas dominante. Dr. el color trigueño en el ser humano no existe, y un moreno, es, una persona blanca con los ojos negro y el pelo negro.

BETTER READ SAUL'S
BETTER READ SAUL'S
1 Año hace

Ganas de j….ser era lo que tenía el oficial contra el doctor.
De la misma forma me trataron a mi hace poco…..,pero en mi país,una oficial de inmigración que me hizo perder el vuelo de regreso a casa. Al llenar el nuevo documento por internet, E- algo se llama,donde dice nacionalidad, hija escribió dominicano y como poseo un pasaporte estadounidense,la oficial me dijo que debía llenarlo de nuevo y escribir estadounidense ( sigue

Quinba
Quinba
Responder a  BETTER READ SAUL'S
1 Año hace

Po lo menos el oficial de inmigración no trató de macutear al querido Doctor,cómo sucede en » otros» aeropuertos,cuando llegas o cuando sales.

Hi Camilo
Hi Camilo
1 Año hace

Un buen artículo, al inicio de la década 1970, mi documento decía que el color de mi piel era» Indio», eso me causo algunos trastornos en USA, esa cuestión de latino causó debate en el censo de USA, ya aque activista sé oponen a que el término latino sea una raza, participe en debate con activista y plantea que eso es un gentilicio, no una identidad racial, por la diversidad, siguen los debate para el censo del 2030 sobre la pregunta latino.