Sociedad y maestros: desafíos y tensiones

El autor es educador. Reside en Santo Domingo

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Fecha: 01/05/2024
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POR ERICK ARTURO ALVAREZ

El desarrollo de “ética y ciudadanía”, uno de los ejes fundamentales en la relación entre la sociedad y los maestros, también forma parte de las competencias fundamentales promovidas desde un currículo basado en un enfoque por competencias. Esta relación, que históricamente ha sido de respeto y valoración, se encuentra hoy en día en un estado de transformación marcado por desafíos y tensiones.

¿Qué está sucediendo en esta interacción entre dos actores clave para el desarrollo humano y social? ¿Cómo pueden superarse las diferencias y construir puentes de colaboración?

En primer lugar, es crucial reconocer que la sociedad contemporánea está atravesando cambios profundos, impulsados por avances tecnológicos, transformaciones culturales y desafíos económicos. En este contexto, las expectativas sobre la educación y el papel de los maestros están en constante evolución.

La sociedad demanda cada vez más una educación que no solo transmita conocimientos, sino que también fomente habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la adaptabilidad, necesarias para enfrentar un mundo en constante cambio.

Sin embargo, esta evolución en las expectativas sociales no siempre se refleja en el reconocimiento y el apoyo hacia los maestros. A menudo, los educadores se encuentran en la primera línea de las críticas y las demandas de una sociedad que busca respuestas rápidas a problemas complejos.

La falta de recursos, la burocracia educativa, y la presión por los resultados académicos contribuyen a un ambiente laboral cada vez más desafiante para los maestros, elementos que son los detonantes para las más fuertes críticas a la clase docente.

Por otro lado, los maestros también enfrentan desafíos internos en su propia profesión. La formación inicial y continua, las condiciones laborales, y el reconocimiento social son aspectos que influyen en su desempeño y satisfacción profesional.

En muchos casos, los educadores se sienten desmotivados y desvalorizados, lo que afecta su capacidad para inspirar y guiar a las nuevas generaciones, dado que, las autoridades no cumplen con aspectos consagrados en la ley, como son la evaluación del desempeño, la revisión periódica de los sueldos, mejora de la calidad educativa, mejorar las infraestructuras y proveer de los recursos necesarios para poder ejercer dicha labor con calidad, todo esto corresponde al Estado suplirlo.

Ante esta compleja realidad, es fundamental buscar puntos de encuentro y diálogo entre la sociedad y los maestros. Reconocer el invaluable rol que desempeñan los educadores en la formación de ciudadanos responsables y en la construcción de un futuro mejor es el primer paso hacia una relación más armoniosa y colaborativa.

Esto implica valorar su trabajo, brindarles el apoyo necesario y escuchar sus voces en la toma de decisiones sobre políticas educativas, sin la injerencia directa de los grupos políticos que fingen estar del lado de lo correcto, sin embargo, sus acciones no siempre lo demuestran. Por otro lado, el Estado, que arremete en contra de quienes dan su vida, por el motor del desarrollo de un país, que es la Educación.

Asimismo, es importante promover una cultura de respeto mutuo y reconocimiento de la diversidad de roles y experiencias dentro del sistema educativo. Los maestros no son simplemente transmisores de conocimientos, sino también guías, mentores y modelos a seguir para sus estudiantes. La sociedad debe valorar esta multiplicidad de funciones y contribuciones que los educadores realizan en su labor diaria.

En última instancia, la relación entre la sociedad y los maestros es una empresa compartida, en la que ambas partes tienen responsabilidades y compromisos que cumplir. Solo a través del diálogo, la colaboración y el respeto mutuo se podrá construir una relación sólida y constructiva, en la que la educación sea verdaderamente un motor de transformación social y humana.
erickalvarez81@gmail.com

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