OPINION: Honremos a Duarte luchando contra la casta peledeísta

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El autor es coordinador general de Alianza País en el exterior. Reside en Nueva York

El 27 de febrero se conmemora el 175 aniversario de la proclamación formal de la Independencia Nacional de República Dominicana. Este histórico acontecimiento que se produjo frente a la República de Haití expresó un largo proceso de lucha y resistencia anticolonial de lo que devino ser el pueblo dominicano.

Contrario a la mayoría de naciones del Continente que lograron independizarse del viejo colonialismo europeo, República Dominicana se independizó de Haití, dado que el gobierno de esta nación había ocupado el 9 de febrero del 1822 la parte oriental de la Isla, la también conocida como el Santo Domingo español.

Aunque bien recibida en sus principios la ocupación de Boyer, más a partir de disposiciones como la abolición de la esclavitud y darle curso a una profunda reforma agraria que pasó por la confiscación de inmensas cantidad de tierra a los latifundistas, con el tiempo se convirtió en una anacronismo contra el cual resistía una parte creciente de la población.

Esta resistencia, al conjugarse con un conjunto de factores de índole cultural, lingüístico, económico y sicológico, que configuraban el parto de una nueva nación, posibilitó una abigarrada alianza política y social que conspiró para echar abajo el dominio del régimen de Boyer.

Los hateros, grandes ganaderos y pequeños y medianos comerciantes, unos que aspiraban a la separación de Haití para someternos a otro poder extranjero, y otros que aspiraban y trabajaban por la creación de un nuevo estado nacional y su independencia plena, fueron los creadores del gran movimiento político-militar que echó abajo el dominio haitiano.

Es al genio de Juan Pablo Duarte y los integrantes de La Trinitaria a quienes les cabe el gran mérito de hacer posible el surgimiento de una nueva nación, de un Estado y de una nueva república, la que hoy continuamos denominando República Dominicana.

Es en la vida y en el pensamiento de Juan Pablo Duarte donde aun tenemos que volver para ser justos, patriotas verdaderos y para construir la República por el soñada que es justa, solidaria, democrática, soberana e independiente.

La verdadera naturaleza entreguista y traidora de los separatistas y partidarios del dominio colonial europeo, fuese España o Francia, como también del sometimiento al nuevo imperio del norte, Estados Unidos, después que controlaron el recién Estado, se puso en evidencia no tan solo cuando persiguieron, encarcelaron, deportaron y asesinaron a las figuras más egregias del liberalismo político y el independentismo dominicano, sino cuando sometieron a la naciente nación al control español.

El ignomioso hecho de anexar la nación a España ocurrió el 18 de marzo de 1861, nació colonizadora que Pedro Santana catalogo de “madre amorosa”.

A partir de ahí, en todo el territorio nacional se inicio el más vigoroso movimiento de masas, movimiento ciudadano que a partir de agosto del 1863 adquiriría la condición de guerra de liberación que exitosamente concluiría en el 1965 con la restauración de nuestra soberanía y la restauración de la República.

Hay que volver a Duarte, si queremos tener patria.

La búsqueda de brindar “honra a Duarte y a Los Trinitarios, forjadores de nuestra nacionalidad, nos compele hoy a enfrentar con pasión y sin miedo a un grupo político que ha borrado las fronteras entre el Partido y el Estado, colocando, por tanto, los destinos nacionales bajo la voluntad y los intereses de una casta política depredadora que ha hecho de la nuestra una caricatura de democracia.

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