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Nunca vi una acción política directa en Jesús: Su Reino no es de este mundo
A veces me siento muy confundido. Mientras más estudio la vida pública de Jesús, veo en Él menos actividad política directa. Lo que destaca de su vida pública es su permanente accionar directo con servicios a favor de las personas.
Su accionar en enseñanzas y predicas sobre el amor y la misericordia y en particular, sobre el amor de Dios y sobre la revelación de Dios como Padre de nosotros. También una vida activa en la oración, conexión y comunicación con el Padre Dios.
Enseñaba a la gente con verdad. Pero accionar político directo, no le conozco. Las discusiones que se generaban con las autoridades, fueron producto de su prédica y de su comportamiento misericordioso, servicial y lleno de amor para todos, principalmente los desamparados, rechazados, olvidados e invisibles de la sociedad.
Su luz molestaba a los que vivían en oscuridad. Su ser verdadero molestaba a los que vivían en la mentira, su acción sanadora y gratuita asustaba a los que ostentaban el poder; pero de Él nunca tuvo una acción política directa, tampoco motivó a sus seguidores a llevar a cabo ninguna acción política directa, pues, su Reino no es de este mundo.
Lo que sí impulsó y preparó a sus Apóstoles y discípulos para que empezarán a transformar personas en ciudadanos de ese Reino que no es de este mundo, de modo que ese Reino se empezara a vivir de a poquito aquí en la tierra, aunque no sea en total plenitud.
De modo que todas las almas que creyeran en Él empezaran a ser ciudadanos de su Reino aquí en la tierra, y esa fue la misión que encargó a sus apóstoles y discípulos y para eso es la Iglesia que fundó poniendo a Pedro como primera Roca de la misma.
Eso es lo que tenemos que hacer los cristianos hoy, primero ser fieles ciudadanos de Su Reino aquí en la tierra y en segundo lugar, anunciar y vivir la nueva y formidable noticia (evangelio), y la noticia es que todos podemos ser parte de ese Reino, y no sólo parte, príncipes herederos, pues la Noticia completa es que el Gran Rey del universo es nuestro Padre.
Y como tal, si creemos en Jesús, nuestro Salvador, podemos heredar ese Reino, iniciando la ciudadanía desde nuestra vida aquí en la tierra. Por eso a veces me confundo.
¿Ante tantas injusticias, ante tantas acciones desdeñables, ante tanta indiferencia, ante tanta corrupción, ante tanta falta de amor, ante tanto egoísmo, ante tanto individualismo, ante tanta desolación, ante tanta oscuridad, ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? ¿Qué haría Jesús? ¿Cómo actuaría Jesús?
Para mi es algo confuso, esa respuesta con exactitud, no la tengo clara; lo que sí sé es que Jesús no actuaría tomando acciones que impliquen vinculación directa con la política y el poder, pues cuando vivió entre nosotros, nunca lo hizo.
Tampoco actuaría con violencia ni incitando a las personas a la violencia para reclamar derechos, pues cuando estuvo entre nosotros, nunca lo hizo; tampoco fomentó el odio ni el sentimiento de venganza contra los que ostentan el poder y contra los que en su época representaban y actuaban en nombre del imperio, pues cuando estuvo entre nosotros nunca lo hizo.
Lo que sí veo que hizo cuando estuvo entre nosotros fue amar: amó principalmente a los totalmente olvidados, los despreciados, los desahuciados, los excomulgados por los sacerdotes y el templo de su época.
Pero también amó a los poderosos, a los ricos, a los incluidos, a los soldados, a los emperadores, a los sacerdotes, a los que se consideraban buenos y superiores a los demás. Lógicamente, esos últimos no les necesitaban, según ellos, más bien, la mayoría les despreciaba.
Por eso fue donde aquellos que reconocían que sí le necesitaban: los enfermos de lepra y otras enfermedades, las prostitutas, los ladrones, los fugitivos, los totalmente pobres materiales y de espíritu, entre otros.
A esos que le mostraron que sí le necesitaban, les sirvió mostrándoles la luz del amor del Padre y enseñándoles a ser desde aquí ciudadanos de su Reino que no es de este mundo.
Por eso estoy confundido. Sin embargo, trato de actuar en consonancia con el actuar de Jesús, es así como se aprende y se enseña a ser desde aquí ciudadano de su Reino que no es de este mundo.