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¡No, a tres períodos consecutivos!
La historia dominicana está llena de la experiencia negativa necesaria para tomarla de ejemplo y sirva de base con el fin de oponerse resueltamente a que un presidente permanezca por más de dos períodos consecutivos manejando las riendas del Estado.
Desde Pedro Santana hasta ahora se ha enmendado la constitución en múltiples ocasiones con tal propósito, y al lograrlo, en cada ocasión se ha instalado una dictadura.
Los ejemplos del propio Santana, Buenaventura Báez, Ulises Heureaux, Trujillo y Balaguer, no dejan ninguna duda de lo perversos que resultaron ser esos regímenes autoritarios, represivos, asesinos y altamente corruptos salidos de tales engendros malignos.
De manera que solo regímenes de fuerza han surgido y se han consolidado en base a la practica de modificar la carta magna con el propósito de extender más allá los períodos de gobierno. De modo, que tratar de modificar la constitución con esos fines no es recomendable para la salud institucional y el estado de derecho.
Sin embargo, modificar la constitución sería bueno para enmendar errores cometidos en otras modificaciones, y podría poner fin al impase surgido en el PLD, luego de la última modificación de 2016, eliminando el impedimento que significa el solo dos período y nunca más que perjudica al actual presidente, mientras los demás ex presidentes salieron beneficiados, al no ser afectados por la irretroactividad de las leyes.
Aunque no tenga vela en ese entierro, sugiero que se elimine ese acápite constitucional que impide que Danilo tenga la oportunidad en el futuro de volver a postularse a la presidencia, o crear uno nuevo que impida que todos los ex presidentes vuelvan a participar en otra contienda presidencial, como es el caso de los Estados Unidos de América.
Eso sería un gran acontecimiento que impediría la división de un partido, que aunque no es de mi simpatía, ha sabido mantenerse unido por un largo período que ya alcanza la suma de 46 años, en los que han sido dominantes por más de dos décadas, logrando la presidencia en 5 ocasiones en ese período.
De seguir cada uno de los dos principales caudillos peledeistas con sus afanes ambiciosos de mantenerse uno en poder y el otro tratar de alcanzarlo de nuevo luego de haber agotado la friolera de tres períodos, estarían poniendo en riesgo la última creación político partidaria legada por su líder histórico, el profesor Juan Bosch.
Los deprimentes partidos entelequias que son el Partido Reformista y el Partido Revolucionario Dominicano, son patéticos ejemplos de cómo puede quedar en el futuro el partido gobernante, fruto de una hipotética pero muy probable división, la que puede resultar en la fragmentación en dos o en varios partidos empequeñecidos al máximo, como los dos primeros mencionados, que ahora son grupitos buscando pescar canonjías.