Haití: el colapso del caos…
El extinto y acucioso sociólogo e historiador haitiano Gérard Pierre Charle (“La Crisis ininterrumpida 1930-1975”), creo, llegó a radiografiar la situación de crisis histórica-estructural en su país afirmando que había entrado “en la fase del subdesarrollo del desarrollo”. Esa exhaustiva y concluyente tesis sobre Haití era el colorativo correlativo a la definición del país más pobre del hemisferio con que los organismos internacionales -tomando como parámetros índices de medición de la pobreza- situaban a Haití.
Todo ello al margen de que, en Haití, desde 1986 -fin de la dictadura duvalierista, y la excepción de René Préval (presidente: 1996-2001 y 2006-201l)-, su clase política y oligárquica supo articular un modelo de dominación u hegemonía política en medio del caos -cuasi técnica de control del poder- que, tal parece, ha hecho metástasis y se enrumba, aceleradamente, hacia el colapso irreversible.
Ubicar el momento exacto en que todo se salió del esquema hegemónico de control -sociopolítico- en el caos, es difícil descifrar, pero infiero -sin ser concluyente- que el cataclismo actual tiene su arista pendular, entre otros factores, en el momento mismo en que, clase política y oligarquía, ante la desaparición del ejército duvalierista y la salida-descrédito de la MINUSTAH (2004-2017) de la ONU -y encima la indiferencia o promesa no cumplida de la comunidad internacional históricamente (colonialismo) ligada-comprometida con Haití-, comenzó a auxiliarse de bandas paramilitar, lumpen-delincuentes y sicarios al punto de importarlo y en el contexto de pugna por el poder en el caos, hasta parir el asesinato de su presidente Jovenel Moïse (2017-2021) en un magnicidio de factura haitiana.
De modo que a lo que estamos asistiendo, a todas luces, es al fin del control de poder -de clase política, oligarquía y agendas supranacionales- en Haití en medio del caos y la “ininterrumpida crisis” política y de gobernabilidad que, en nuestra opinión, nunca tuvo una explicación o definición sociopolítica-histórica cabal-exhaustiva en la categoría de la recurrente tesis de “Estado fallido”, pues un “Estado fallido” no puede sostenerse por mucho tiempo sin el contrapeso de otros factores endógenos-culturales y políticos que lo sostengan como en el caso de Haití: expulsión estratégica de su población -como desactivación social-, agresiva política de canalización de ayuda internacional o barril sin fondo -a usufructo, directo o indirecto, de poderes fácticos y oenegés- y entendimiento político-oligárquico sobre el control hegemónico del territorio que hoy no controla a su merced y servicio y que pende, por sus ondas expansivas, como una hecatombe regional que ya se siente y expresa en todo el hemisferio.
Ahora el problema será visible como el de los Pueblos Indígenas y de los afrodescendientes mil veces invisibilizados en nuestro continente. Ahora toca abordar y encarar el fenómeno desde la perspectiva geopolítica regional -como ha sido siempre la visión dominicana, al margen de la oportuna solidaridad con Haití- y apurar salidas antes de que la ya explosiva situación actual haitiana, más allá de la migración, nos obligue a releer a Samuel Huntington y Giovanni Sartorio (choque de civilizaciones). Aunque a una escala regional, pero no por ello irrelevante o de perspectiva desestabilizadora.
jpm-am
Ese caos que nos afecta a por culpa de la clase política y la oligarquía.
Ellos culpables de la corrupción y traición de los militares al sagrado deber de defensa de la PATRIA.
Leonel Fernández y Danilo Medina culpables por no haber ejercido fielmente el mandato constitucional de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes.
No seamos tan analistico de la situación haitiana, y analicemos nuestras fuga de intelectuales y de nuestras juventud, que se lanzan al mar en búsqueda de mejores condiciones de vida.
¡Usted NO es dominicano! Por más que te untes, NO vas… oíste, Luis de Senegal!? “Analistico, nuestras juventud”…. Mejor habla en tu idioma natál, el patuá.