Enemigos eternos

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EL AUTOR es politólogo y catedrático universitario. Reside en Santo Domingo.

El presidente Donald Trump aseveró en la Asamblea General de las Naciones Unidas, hace poco, que no quiere enemigos eternos. En verdad, en la lucha política son muy raros los enemigos eternos, toda vez que los intereses políticos pueden cambiar. En ese sentido, los enemigos eternos son más probables en el marco de las ideologías.

La ideología marxista, por ejemplo, habla de enemigos antagónicos e irreconciliables, es decir, que no existe ninguna posibilidad de dejar de ser enemigos. Naturalmente, que lo ideológico se traspasa a la política y la contradicción ideológica se transforma en lucha política a muerte.

¿Y cuáles son los enemigos eternos de EE.UU? Sólo en la época de Guerra Fría hubo enemigos irreconciliables, pero la enemistad terminó cuando se desintegró la Unión Soviética. La antigua URSS pasó a ser la Federación Rusa, un rival de EEUU y no un enemigo antagónico como lo era la pasada Rusia comunista. Al respecto, la China maoísta constituyo un enemigo eterno del llamado imperialismo yanqui; sin embargo, la China de hoy no puede ser considerada la enemiga que fue en la etapa del "gran timonel" Mao Zedong.

En el presente, el único llamado enemigo eterno de EE.UU. lo es Irán, si consideramos a Corea del Norte como un país en dialogo con Trump, cosa que suaviza el antagonismo anterior.

También el enemigo eterno lo seria Cuba, aunque el presidente Obama abandonó lo antagónico con la isla comunista caribeña, la cual la convirtió en una nación amiga del gobierno del presidente demócrata.

¿Y con Venezuela? Ahí se da una nueva situación geopolítica. La Venezuela chavista es el clavito en la suela del zapato de lo que Hugo Chávez llamaba El Imperio.  Ahora mismo junto con Irán, el régimen político de Venezuela es el que tiene la animadversión más grande de Washington. Empero, esa enemistad no es para siempre si Nicolás Maduro cede el poder.

Debo señalar, que en la perspectiva balaguerista de la lucha política no existen enemigos permanentes, porque para el astuto político y gobernante Joaquín Balaguer, los enemigos de hoy podían ser los amigos de mañana, lo cual demostró con muchos ejemplos en su vida política. De manera pues, que lo proclamado por el presidente Trump en la ONU, es una aspiración que tiene mucho sustento en los hechos históricos.

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