En Semana Santa, ¡fuera las actividades banales!

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LA AUTORA es trabajadora social y comunicadora. Reside en Santo Domingo.

La Semana Santa es un evento cristiano que recuerda los últimos momentos de Jesucristo, el hijo de Dios, en la tierra: su pasión, muerte y resurrección; es para reflexionar en familia, sobre su misión; revisar los valores que han guiado nuestras acciones.

En estos días, debemos evitar los bombardeos odiosos sobre temas políticos, sociales, judiciales, etc., los que aprovechan esta temporada, para promover sus negocios con fiestas enloquecedoras, etc.; concentrémonos en actividades que serenen el espíritu, que unan las familias con lazos de amor, en evocar y analizar el significado de la crucifixión y muerte de Jesus.

Indiscutiblemente, la Semana Santa es para reflexionar sobre los múltiples mensajes que se desprenden de Jesus, compartiendo con humildad, sin destacar lo material; clavado en una cruz, con corona de espina, derramando sangre, por buscar salvar la humanidad; mientras observa a su alrededor, las increíbles actitudes y acciones de aquellos por quienes muere. “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Hoy, en medio del silencio del entorno, sentada en la mecedora que perteneció a mi abuelo, he dejado mi mente volar, hacia lo espiritual. Es obvio, que mientras religiosos se esfuerzan en señalar el alma, con predicas, procesiones, eucaristías, cenizas, etc., los principios cristianos son arropados por actividades banales, que se desprenden de negocios, fiestas, comidas, bebidas, etc. Son muchos los que esperan los días de asueto de Semana Santa, para exhibir cosas materiales, divertirse, promover organizaciones, obtener beneficios individuales, con la familia dividida y rodeados de infelices, en lugar de acercarse a Dios y limpiar los tóxicos del alma.

Muchos, incluyendo instituciones religiosas, esperan la Semana Santa, para destacar su misión y pasada la temporada, vuelven a la rutina. No hay forma de que sus lideres recuerden, todos los días, con palabras y hechos, que la vida, pasión y muerte de Jesus, fue por la salvación de la humanidad, que todos somos iguales ante Dios, que lo importante es la paz espiritual, no lo material. Es obvio, que la tristeza de Jesús en la cruz no era porque perdía la vida, era porque veía su entorno y se preguntaba si su lucha por sembrar amor y paz había calado en el alma de la humanidad.

Busquemos con valentía en nuestro YO interior; digámosle a Jesucristo, si valió la pena su sacrificio; si necesitamos más luces para entenderlo o más valor para ayudar, respetar y compartir con el prójimo, lo poco o mucho que tenemos. Pero también como Jesus, con firmeza y coraje, “saquemos los mercaderes del templo”, desarropémoslos y señalémosles, el camino donde encontraran el tesoro más valioso: la paz espiritual.

En esta Semana Santa, pidámosle a Dios, con fe, que ilumine los lideres nacionales, de todos los sectores, para que los valores cristianos, fluyan en todas sus actitudes y acciones; para que, sin hipocresía, puedan ser ejemplares; para que tengamos una comunidad donde reine la armonía, la justicia, la paz; para que imitemos a Jesus y seamos personas de bien, en la familia y la sociedad.

jpm-am

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Marcos N.
Marcos N.
29 dias hace

SEÑORA VENECIA, UN 10 PARA USTED, SU ARTÍCULO NO TIENE DESPERDICIOS, MUY CONSTRUCTIVO PARA LOS QUE DE CORAZÓN SEGUIMOS A JESUS.