Acuerdos perversos y delaciones

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El autor es abogado. Reside en Santo Domingo

Desde el primer soplo de vida o desde que existe interacción humana, han existido los acuerdos. Prueba de ello es, investigaciones con tribus primitivas dan gran cuenta de la existencia de prácticas negociadoras. Significa que se negocia desde siempre, que eso no es de ahora. Incluso la interacción con la naturaleza es un acto maravilloso de negociación.

Pero gran parte de la humanidad hoy se ocupa de los problemas que tenemos por falta de una buena negociación, y, por ello, debemos analizar los temas culturales. Todos los seres humanos tenemos un perfil, los rasgos que nos hacen personas diferentes. Usted cree que ceder o renunciar a lo que podría obtener es una forma de vivir, tratando de mantener las relaciones con la familia, amigos o colegas, pero todo eso puede ser costoso.

Ante la presión de circunstancias, se complacen y prefieren perder, siempre y cuando disminuyan el conflicto y los otros se comporten como amigos. Por ello, renuncian a lo que pueden tener derecho y firman acuerdos basados en concesiones y renuncias a sus propios intereses y necesidades. Muchas veces pierde la mayor parte de las veces. Otros se lanzan a vencer como de lugar, como si solo existieran adversarios, enemigos.

Lo que desean conseguir es vencer. Hablan fuerte; exigen; comienzan con posiciones extremas; tratan de ganar enfrentando y, algunas veces, maltratando; aplican presión permanente y amenazan con involucrar a terceros. Este tipo de negociador consigue ganar la mayoría de veces, en especial cuando encuentra negociadores débiles, pero la gente lo abomina.

En economía existe un incentivo, llamado perverso, donde aquel que actúa mal, le va bien, y viceversa. Un ejemplo fue el programa que, en 1992, quiere exterminar las ratas que invadieron la ciudad de Hanói, capital de la Indochina francesa. El gobierno colonial creativamente decidió pagar por cada cola de rata que los ciudadanos entregaron como prueba de la muerte de un roedor.

Magnífica idea,  pero con resultados poco atractivos, debido a que algunos negociadores aplicaron ese incentivo perverso para hacer que se lograrán objetivos exclusivamente individuales, equivocándose de “cabo a rabo”. La negociación es un ejercicio de cooperación, de dar y recibir, de equipo. Por ello, un buen negociador se ocupa de todos los que se encuentran en la mesa.

Delación 

Por otro lado, la delación al ser la acción y efecto de delatar, o sea, de poner en conocimiento de la autoridad represiva que se ha cometido un delito o indicar el autor de él o señalar el lugar donde se halla escondido. A este efecto, suelen delatar los complicados en una causa respecto de otros, para aplicarlos y colocarse ellos en mejor situación, no gratuita, significando algún privilegio o perdón.

La delación responde a un sentimiento de lucro, de rencor o de venganza, y no puede confundirse con la acusación o denuncia, casos en que el autor enfrenta la responsabilidad de su acto, mientras que el delator suele permanecer, generalmente, en el anonimato. Sin embargo, algunas leyes premian la delación, como en la información acerca de contrabando, en que se asigna al informante un porcentaje de lo secuestrado, o cuando el Código exime de pena en el delito de conspiración al que la revela a la autoridad antes de comenzado el procedimiento.

Este personaje del delator premiado, se distingue del acusador en que éste forma parte del juicio y aquel no. El acusador tiene interés en la causa, en tanto que el delator se motiva por la recompensa prometida, o la esperanza de un provecho o la satisfacción de la venganza, y suele permanecer en el anonimato, sin enfrentar las responsabilidades legales, como en el caso del querellante o denunciante.

¿Qué hacer, cuando hay que negociar con el denunciante? Eso es precisamente lo que existe en la actualidad en nuestros tribunales penales, en que el Ministerio Público, entrando en la modalidad de negociar con el delator a los fines de condenar a los que han desfalcado el patrimonio o erario de la Nación.

Precisamente en la actualidad se están conociendo interrogatorios por parte del Ministerio Público, donde se negocia dinero por cárcel o delación por libertad. Dentro de la vorágine de la delación por libertad, se encuentra un personaje, hijo de un ex general bien reconocido en el país, Ramón Emilio Jiménez.

Este personaje lleva el mismo nombre del general y a decir del Ministerio Público, la colaboración de este, en el caso Calamar ha resultado eficaz para el avance de la investigación por la cual aplica el criterio de oportunidad con el que se buscará favorecerlo judicialmente. Dicho personaje a la vez, se ha comprometido a continuar cooperando con la investigación, testificar con respecto a la información que conoce y a los involucrados.

Esos acuerdos del señalado  personaje cuyo apodo es Mimilo, entre los acuerdos con las autoridades, se encuentran la autorización de un decomiso a favor del Estado de RD$715,000,000 pagaderos en efectivo y en bienes inmuebles. Buen dinerito para el saneamiento y  edificación de nuestros barrios, o para la terminación de la cárcel de “Las Parras». En la vida no es como se comienza, sino cómo se termina.

jpm-am 

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