Visión del Estado anhelado

La mayoría en RD, sin embargo, vemos a los políticos y posibles candidatos, como personajes de una novela sentimental, por un lado los de la oposición y sus potenciales votantes están hoy, desencontrados, transitan por órbitas diferentes y llenan de incertidumbre al elector que espera un final feliz.

Por el otro, la dura pedagogía elitista y peledeísta ha enseñado a mucha gente a preocuparse por el destino de su voto, a mirar más allá de beneficios inmediatos y a preocuparse por el rumbo y deuda del país. Esas preocupaciones recorren hoy los ámbitos de la sociedad civil.Muchas personas convergen en una necesaria confederación, como un tipo, CONEP Ampliado, que quiera unificar sus ideas y hacerse escuchar por los políticos, uniendo círculos y grupos de intereses variados que se vuelquen a consensuar proyectos para el país.

Por ej. En cualquier diálogo cotidiano aparece la pregunta angustiada del joven votante inexperto y el diagnóstico, a veces muy simple, y en varias ocasiones, esos ciudadanos frustrados salen espontáneamente a la calle para decir basta, estoy harto y  reclamar «por una consciencia unida, que piense en la RD como Estado y no en las próximas elecciones y en mi tajada.  Quieren soluciones aunque sean graduales, no más promesas de ‘yo lo hare en mi gobierno’. Construir la fuerza política que pueda impulsar este cambio de rumbo es mucho más que eso: requiere un acuerdo político sincero, un compromiso no condicionado por las encuestas o los resultados electorales.No es lo mismo acordar antes de las elecciones que después. No lo es ni para el futuro gobierno ni para quienes tenemos que sobrellevar años gobernados por quienes parecen querer llevarnos al oligopolio con destrucción de la seguridad social.Muchos dicen que en la RD de hoy no existen, ni  visión de Estado ni mercado futuro, y que en su lugar hemos tenido gobiernos que destrozan el Estado y a empresarios que buscan más rentas prebendarías. Son tal para cual.

Para romper esa relación colusiva y corrupta se requiere reconstruir la moralidad en el Estado, basado en controles y en la ley, y que se fijen las normas generales de un mercado transparente y seguro.

Juan Bolívar, lo califico de un deterioro del Estado de derecho en RD.  Pina Toribio, dice que no, que la nueva ley de declaración jurada de patrimonio, sólo aplica para los nuevos incumbentes.

¿Por qué no auditamos todas las declaraciones  de viejos incumbentes y verificamos sus patrimonios actuales?.

Voy más lejos.  El derecho de propiedad no puede gozar de protección cuando recaiga sobre bienes obtenidos no declarados.

En muchos terrenos hay un largo camino que recorrer antes de poder encarar las opciones que hoy se discuten en reuniones. Este camino inicial insumirá probablemente dos o tres períodos presidenciales, de diferentes partidos alternados en el poder y sólo podrá recorrerse con éxito si se suman fuerzas diferentes.  Si tenemos éxito, al final de este camino podrán discutir sus diferencias.

Un nuevo líder que surja, sea extra partido o el mismo candidato avalado por los tradicionales partidos en RD, arrancará con una tarea difícil en el 2016: Salir del desquicio de la deuda abrumadora, con déficits y reportando altos crecimientos para la prensa, ya que todos creen que están acomodados con datos maquillados. Solo a través de despejar de la administración pública a la banda de “sepulcros blanqueados” como los llamo Jesús, que han invadido la nación y a deshacer buena parte de las decisiones populistas de gastos aprobadas, tendremos el cambio real. Volver con la misma gente, a gobernar que ya tuvo su misión, cansa.

Habrá medidas poco populares, que tomar, sólo posibles para una fuerza política fuerte y cohesionada, dispuesta a compartir los costos políticos y de popularidad. El resto, lo que hay que hacer para la «RD que viene», es a la vez claro y difícil. En primer lugar, está la cuestión institucional.

Hay que desandar el camino del supe presidencialismo. Restablecer la real división de poderes, discutir un nuevo pacto fiscal y tributario. Simultáneamente hay que reconstruir el Estado, que es la herramienta de los gobiernos democráticos y la víctima de los gobiernos autoritarios.
El Estado Dominicano lleva décadas de decadencia, corroído por el decisionismo presidencial y por las prácticas prebendarías y depredadoras. Nada de esto fue inventado por el leonelismo, aunque sin duda fueron ellos quienes lo llevaron a su máxima exponenciación superior.

Del lado de los políticos las cosas no son tan claras. Sin duda quieren darle forma a esta aspiración, pero la política tiene sus reglas, y aún para negociar cada sector necesita hoy fortalecer a su candidato, subrayar su singularidad, distinguirse de los otros. No hay partidos bien estructurados, que puedan concertar acuerdos sólidos, y tampoco hay una personalidad destacada, un líder democrático que haga punta.

La ley electoral obliga a importantes definiciones en mayo 2016, y luego de la transmisión de mando en Agosto no se podrán modificar las fórmulas para repartir el poder.

¿Qué impide a las fuerzas políticas de todos los sectores que puedan alcanzar este acuerdo previo, que definan el alcance del cambio y consoliden la fuerza política para encararlo?  Meditémoslo en Acción de Gracias, Thanksgiving.

Además de las aspiraciones naturales de cada político, hay reservas y reticencias recíprocas, dejemos el yo ismo.
Soy optimista, creo nos estamos dando cuenta de que quítate tú para ponerme yo, no resuelve nada, solo los planes consensuados, visión de prioridades y fijación de metas, como estrategia de todos es lo que debemos auspiciar para sacar la nación del subdesarrollo, inseguridad y pobreza.

Qué pena, que empresarios exitosos no influyan más en los líderes políticos. ”Debemos participar en la solución de los problemas de la nación”, dijo Pepín. Es tiempo de sacrificio y de buscar caras nuevas.