Cuidando el cuerpo, cuidando el alma
Por KATIUSKA SUAREZ DE VARELA
Sabemos que debemos cuidar lo que comemos para que nuestro cuerpo esté en óptima salud, los médicos tienen una gran campaña al respecto. ¿Saben ustedes que de igual forma que hay alimentos que dañan la salud física de nuestro cuerpo, los hay que dañan nuestro estado anímico y nuestras emociones?
Alimentos que en uso continuo pudieran causar en ti emociones como depresión y tristeza, ansiedad y estrés. Como alimentos que pueden producir calma y serenidad y otros alegría y felicidad.
Entre la alimentación y las emociones existe un complejo vinculo, Tan es así, que se le llama en ocasiones al intestino el segundo cerebro del organismo, pues todo lo que ingerimos puede tener un efecto sobre nuestras emociones y viceversa.
Las emociones pueden definir nuestros hábitos alimenticios. Como pueden llevarnos a la despensa y a la nevera sin necesidad de sentir hambre física, sino mas bien hambre emocional. Y así llevarnos a tener por sobre una alimentación física, una alimentación emocional.
Lo no dicho, las dificultades con la alimentación son una manera de expresar sentimientos que no pueden ser dichos, así como emociones que no pueden ser reconocidas o los afectos que desde nuestro inconsciente pueden manifestarse.
Cuando el espíritu se silencia el cuerpo habla, cuando nuestra boca no pronuncia lo que sentimos, traga para aliviar la tensión emocional.
Con la comida conseguimos rebajar una tensión que nos molesta.
Cuerpo y mente, hambre y amor, se complementan y se acompañan Lo psíquico y lo somático están conectados.
Deseos, fantasías, carencias, sueños, ilusiones, afectos, ideales, de todo esto se alimenta nuestra mente. Nuestra despensa emocional.
Nuestra psiquis esta formada por un mundo en el que se interrelacionan constantemente el pensamiento y las emociones.
Cuando nuestra despensa emocional contiene los ingredientes necesarios para no pasar hambre de amor, es igual a cuando nuestra nevera se encuentra razonablemente provista de los ingredientes necesarios para alimentar el cuerpo.
Nuestro nivel de salud mental será entonces equiparable al de nuestra salud física pues habrá un equilibrio entre lo que queremos y lo que conseguimos, entre como somos y como queremos ser.
Si por el contrario mantenemos luchas internas por la desproporción entre lo que queremos y lo que conseguimos, si nuestra subjetividad sufre: si no hemos podido elaborar nuestra historia afectiva, es posible que nuestra despensa emocional se halle mal equipada.
En tal caso, quizás nos falten ilusiones o sueños, quizás se nos estén agotando las reservas de deseos. Entonces no será raro que intentemos tapar ese vacío interno saciándonos de comida. Mas que disfrutar de lo que comemos, sufriremos síntomas que nos harán sentir mal.
Veamos aquí algunos alimentos que pueden provocar que te deprimas. Endulzantes artificiales (el aspartame (endulzante) frena la producción de serotonina y dopamina, lo cual podría ser causa de depresión y ataques de ansiedad.).Alimentos procesados, comida frita, cereales refinados, lácteos altos en grasa.
Para contrarrestar existen los alimentos ricos en serotonina. Esta es un neurotransmisor que influye en forma directa sobre los estados depresivos. Algunos alimentos ricos en serotonina funcionan como un antidepresivo natural. Están los lácteos y huevo: Son ricos en triptófano, que interviene directamente en la síntesis de serotonina. Frutos secos, azafrán, salmón.
Remplaza las harinas blancas, tortas, dulces en general por alimentos vegetales, frutas frescas, cereales integrales y legumbres como la soya y todos sus derivados, que poseen mucha fibra ideal para ayudar al tratamiento de estados depresivos y poder contrarrestar la ansiedad.
Cuida utilizar alimentos ricos en carbohidratos simples como anestésicos emocionales. Pues pueden llevarte al sobrepeso o peor aun a picos de glucosa dañinos para tus emociones y tu cuerpo. Nos es casual el que cuando estas triste buscas comer estos alimentos. Ellos funcionan como anestésicos, pero esto solo nos dura un momento. Luego nos acompaña la culpa del atracón de comida.
Dietas altas en grasas alteran no solo emociones sino también incluso el reloj biológico del sueño, quien a su vez, hace que la hormona del estrés, el cortisol, se dispare causando así un estado de estrés y ansiedad en el cuerpo.
Tener una dieta equilibrada, rica en fibras, vegetales, frutas, carbohidratos de granos integrales, proteínas, frutos secos, pescados, granos. Ejercitarse diariamente y evitar la cafeína, azucares, grasas, bebidas energizantes, alimentos refinados, dulces, grasas saturadas, alcohol para tener no solo tu cuerpo en buena salud, sino también para gozar de una buena salud emocional y un buen estado de animo.
Ama lo que tienes y se feliz!