Una sociedad que se arrastra

 

No podía ser más estremecedora y reveladora   la escena en donde un adolescente de 17 años fue linchado por una multitud en el sector de Villa Mella, de la provincia Santo Domingo, por supuestamente haberse robado una motocicleta.

Hay que ver aquellas imágenes que circulan todavía en las redes sociales para uno darse cuenta hasta donde la irracionalidad, el sadismo, el salvajismo, y  la insensibilidad se ha apoderado de la República Dominicana.

Nada justifica este acto de barbarie cometido por ese grupo de hombres que golpeó  hasta la muerte a ese adolescente que no es más que una víctima de este sistema que niega oportunidades a la mayoría de los jóvenes dominicanos y del mundo.

De donde salieron esos genízaros  motoconchistas  que golpearon sin piedad a este muchacho, sin antes meditar que,  en un país como este, en donde no existe la pena de muerte, nadie, absolutamente nadie tiene derecho a quitarle la vida a un ser humano.

Y que no me vengan con el cuento, de que era un delincuente, que tenía en zozobra a este grupo de motoristas, que era un azote en el barrio, que tenía antecedente de haber sustraído decenas de motores  y otras diabluras más.

Dígase lo que se diga y lo que se pueda decir de la víctima después, lo ocurrido allí es un típico y lamentable acto de barbarie que muestra a esta sociedad patas arriba, que involuciona y que sus habitantes adoptan métodos propios del paleolítico inferior.

Con dolor hay que decirlo, este país lamentablemente camina hacia un estado de barbarie y se arrastra súbitamente a la descomposición ante los ojos de todos  y parece como si nada pasara.   Lo  ocurrido  con ese joven,  en Villa Mella, es sin dudas, un signo revelador de los niveles de desconfianza que tiene la población en  la justicia dominicana, la Policía Nacional y las demás instancias encargadas de perseguir y castigar el crimen y delito. Y todo bien gracias

Esta es una acción que debe de llenarnos de vergüenza a todos, porque nos muestra de manera cruda los niveles de degradación social e institucional en que hemos caído como colectivo.

Si este muchacho robó, atracó, asaltó, lo que  debió hacer esa –jauría- en un país mínimamente civilizado era  detenerlo y someterlo a la justicia, más nada…  ¿Porqué, golpearlo, con block, botellas, tubos, palos, piedra  y lo más cruel,  quemarlo?.. Dios mío¡¡.

Quezada.alberto218@gmail.com  

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