OPINION: ¡Un presupuesto más!
El recién pasado viernes el Poder Ejecutivo promulgo la Ley No. 506-19 del Presupuesto General del Estado para el año 2020, por RD$997,119,172,943 de este monto RD$723,274.4 millones corresponderían a gastos corrientes y RD$137,800 millones a gastos de capital.
Mientras que el resto RD$136,044.8 millones, estarían destinados a amortizar deuda pública, aportes de capital a entidades nacionales e internacionales, pago de membresías en organismos internacionales, sentencias condenatorias de los tribunales de la Republica y para cubrir expropiaciones.
Las autoridades gubernamentales dominicana sostienen que el objetivo fundamental de la política de gastos será priorizar el gasto social, al cual se ha asignado el 47% del gasto presupuestado, equivalente a RD$403,056.6 millones, especialmente la educación preuniversitaria y salud, que han recibido incrementos de RD$23,952.9 millones y RD$13,275 millones, respectivamente.
El monto faltante de recursos para completar las recaudaciones del Presupuesto Nacional alcanzaría los RD$246,295.8 millones a obtenerse a través de préstamos y emisión de bonos, de los cuales un total de RD$86,908.6 millones se destinarían para amortizar deuda.
El gasto tributario o recursos que el gobierno no recibe por concepto de exenciones asciende para el año 2020 a RD$237,812.1 millones, equivalente a 4.48% del Producto Interno Bruto (PIB).
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ubica a la República Dominicana como el país con mayor gasto tributario o ingresos no devengado de la región de Centroamérica y el Caribe.
Como se advierte hasta aquí todo es muy bonito o a pedir de boca, pero una vez más este presupuesto como los formulados y ejecutados en los últimos 7 años pasados está plagado de déficit, inconsistencias y deuda, la cual representa una peligrosa droga en la que se encuentra inmerso el país por decisión de las autoridades de turno.
Deuda consolidada que alcanza ya un 52% del PIB y a pesar de ello se continúa endeudándose el país, al extremo que sin sonrojo se introducen más préstamos al Congreso.
Solo en la semana pasada se aprobaron nuevos empréstitos por RD$32,742 millones incluyendo uno por US$100 millones para la ampliación del Metro de Santo Domingo y continúa la hemorragia y agitado accionar de más empréstitos.
El déficit fiscal del presente año 2019 se estima que concluirá en 2.3% del PIB o RD$110,252 millones y cuidado si se eleva unas cuantas décimas más y para el año 2020 se espera un déficit del orden del 2.2% del PIB pero lógico escrito en el documento de presupuesto pero en la realidad será mucho mayor porque las autoridades se verán tentadas en aumentar los gastos parasitarios y clientelistas en el año electoral de 2020.
Las autoridades solo presentan un documento presupuestal que siempre se aleja de ser una verdadera herramienta de desarrollo económico y social pues esta solo se formula y ejecuta para decir que se tiene una relación de gastos e ingresos que carece de planificación real, en la que no se toma en cuenta la visión, misión, objetivos y metas a seguir para desarrollar el país.
Se habla de que se aplica un presupuesto operativo y estratégico pero solo se formula y ejecuta para estar en la moda de los nuevos paradigmas pero se quedan en la asignación y distribución de los exiguos ingresos en gastos que carecen de calidad pues gran parte de estos se erogan en cosas innecesarias o superfluas.
Además de lo anterior los organismos del Estado llamados a controlar la ejecución y hacer cumplir la ley de presupuesto como son los casos de la Contraloría General de la República y la Cámara de Cuentas no cumplen con su verdadero rol para lo cual fueron creados.
Cuantas veces se ha pedido que no se continúe formulando y ejecutando un presupuesto para decir que se tiene un documento llamado como tal si al terminar su ejecución no se evalúa el mismo y no se retroalimentan las áreas de responsabilidad que han ejecutado sus respectivos presupuestos.
Es por ello que se aboga para que se formule y ejecute un presupuesto por resultados que permita conocer cuales estrategias convertidas en indicadores se cumplieron y si estos surtieron sus efectos en favor de los diferentes sectores de la nación.
Es bonito hablar de cuánto se estimó en ingresos y en gastos y luego mencionar cuanto se ejecutó y cuál fue su déficit en relación al PIB, como si se tratara de una bonita canción que se repite año tras año, como si se tratara del trabajo propio de un numerólogo pero sin conocer el cumplimiento de las estrategias que sirvieron de base al logro de los objetivos y metas propuestas.
Se repite una y otra vez cual si fuese un papagayo el monto de los ingresos, en que estos se gastaron y que se tomó prestado para financiar el déficit que surgió. Se habla de calidad de gastos simplemente para también estar a la moda, pero no se habla de cómo se debe medir está técnicamente.
Es por ello que se impone ya, como sucede en otras naciones, que se de continuidad al cumplimiento de los objetivos y metas y si las estrategias aplicadas fueron las correctas para lograr los resultados esperados (objetivos).
La calidad del gasto solo se logra mediante la ejecución de un presupuesto y programas por resultados el cual es una estrategia de gestión para poder mejorar la administración de los recursos públicos bajo la premisa de una adecuada asignación, distribución y uso de los mismos.
El uso de los recursos debe estar orientado hacia los resultados previamente planificados conforme las necesidades y expectativas de los bienes y servicios que demanda la población.
Para lograr lo anterior se debe seguir el proceso de planeación y programación, alineando la planificación con la presupuestacion. Hay que tener claro que lo que se planifique debe estar orientado a los resultados o al impacto que los objetivos y metas deben producir en la sociedad.
Una vez logrado los resultados hay que monitorearlos para producir la retroalimentación que mejorará la gestión presupuestal, pero es menester que antes se midan estos resultados a través de metas e indicadores que ofrezcan informaciones para conocer o analizar que ha pasado, por qué no se lograron los resultados planificados que deben impactar favorablemente en la población.
Es importante que la gestión presupuestal orientada hacia los resultados transforme los recursos asignados, distribuidos y usados en resultados requeridos por los ciudadanos y para ello hay que desarrollar los procesos para la obtención de los insumos necesarios, transformar estos en resultados en bienes y servicios que impacten positivamente en la sociedad y luego seguir el proceso de entregar estos resultados a favor de la sociedad a través de bienes y servicios.
Los resultados obtenidos en la gestión presupuestal generarán conocimientos para la tomar decisión y rendición de cuentas de la asignación de recursos obtenidos por el Gobierno, la distribución de estos y como se usaron o aplicaron.
Necesariamente hay que seguir la cadena de valor compuesta por: insumos, procesos, productos, resultados e impactos favorables que han de producir en el seno de la sociedad.
De manera que ha de seguirse el proceso de planeación, formulación, aprobación, ejecución, evaluación y retroalimentación, pues de no cumplirse efectivamente todas las etapas de la gestión presupuestal no se conocerían los verdaderos resultados para la toma de decisiones oportunas y adecuadas.
Cumplido a groso modo estos procesos que en la práctica conlleva esfuerzo, tiempo y dinero, se debe incentivar la gestión o la entidad a través del de incentivos al capital humano para así poder expresar que real y efectivamente los gastos erogados han sido aplicados con la calidad debida, eficiencia y efectividad.
Ahora bien para que la gestión presupuestal por resultados no quede en simple poesía o enunciado, la misma debe estar acompañada por el entusiasmo y voluntad política de las autoridades gubernamentales comprometidas en administrar el aparato público.
De hacerse lo contrario se tendría lo que hoy el país cada año tiene, un mamotreto de presupuesto que solo sirve para enlistar ingresos, gastos y financiamientos para cubrir déficits fiscales, no cumpliendo así con los objetivos, metas, visión y misión consignado en el presupuesto que coadyuven con la transformación de la sociedad de hoy en una más moderna y de mejor calidad de vida como objetivo específico o fundamental a perseguir.
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
JPM/of-am
sin mencionar que parte de ese dinero se usara para la campaña del penco