La oposición: ¿levantará cabeza?

La semana pasada, estos fueron dos de los graves problemas reseñados en la prensa dominicana. En sólo un día, 19 personas fueron heridas y 12 asesinadas en actos violentos en distintos puntos del país; además se registraron dos asaltos a bancos. El Ministro de Planificación, Economía y Desarrollo indicó que República Dominicana ocupa el lugar 146 de 148 países con peor calidad de la educación.

Los muertos, heridos y asaltos muestran la magnitud de la delincuencia que azota el país. El problema no cesa, se acrecienta; y la población vive atemorizada. De la Policía se habla y requete habla de reformarla, pero nadita de nada. Demasiada mafia para mejorarla.

Para alcanzar el indigno lugar 146 (aunque fuera hace varios años), los déficits educativos son inmensos; y después del 4%, una gran cantidad de recursos se ha destinado a construir escuelas, que, aunque necesarias, no mejoran por sí solas la calidad de la educación. Lo fundamental es el calibre de los maestros y del currículo, tareas siempre postergadas, y las condiciones de vida de los estudiantes.

Desde el año 2004, el PLD ha gobernado consecutivamente y muchos problemas han empeorado (la delincuencia y el endeudamiento del Gobierno por ejemplo). Esto, se supone, brinda una bandeja de temas candentes a la oposición; pero ¡oh no!, la población padece sin encontrar dolientes.

El PRSC, después de la muerte de Balaguer, nunca levantó cabeza. Se fue fraccionando por ambiciones personales, y cada grupo que salió buscó cobija en el Gobierno, hasta que en 2012 se aliaron totalmente. El Reformista es hoy un partido electoralmente colapsado aunque su presidente haga alardes en contrario.

El PRD, que obtuvo 47% de los votos en las elecciones de 2012, se dividió posteriormente; y ante el colapso electoral proyectado para el 2016, su dirección claudicó y se entregó a la beneficencia política peledeísta. El otrora partido de masas no llevará candidato presidencial propio ni a muchas otras posiciones. Danilo Medina es el agraciado.

El PRM es una organización nueva producto de la división del PRD. Su destino es aún incierto, y Luis Abinader se estrena en la candidatura presidencial con desafíos inmensos.

Necesita forjar confianza, credibilidad y conexión con la población. Necesita dinero para impulsar una campaña nacional ante un contrincante oficialista repleto de recursos. Necesita fortalecer y posicionar el PRM en el mercado electoral. Necesita buenos candidatos a nivel congresional y municipal. Necesita aglutinar toda la oposición porque no puede desperdiciar ni un voto. Y para lograr todo eso tiene menos de diez meses.

Los demás partidos, todos minoritarios, no tienen otro camino que unirse al bloque peledeísta o perremeísta, a menos que se conformen con ser absolutos perdedores.

La pregunta es: ¿por qué si en el país hay tantos problemas la oposición no avanza? Mi respuesta: porque los partidos grandes tradicionales, con excepción del PLD, se han autodestruido por ambiciones personales, y a los partidos pequeños los domina un dueño, con frecuencia dispuesto a entregarse al mejor postor.

El PLD, a pesar de sus fuertes tensiones internas, ha podido sortear este período de colapso de los partidos dominicanos porque está en el poder, no se ha producido aún una crisis macro-económica, y el Comité Político ha tomado decisiones de rédito electoral (de ahí la reciente reforma constitucional).

La alta aprobación de Danilo Medina durante su gestión presidencial se debe en gran medida a que la ciudadanía no sabe hacia dónde mirar, ni fuera ni dentro del PLD, y muchos han convertido a Medina en depositario de la confianza, a pesar de todos los problemas que existen en el país.

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