No desvincular al humano
Una de las grandes tareas que tiene el ser humano es poder conocerse a sí mismo. No es fácil lograr conocerse, debido a la complejidad del ser, pues lo primero que debe saber es que hay dos partes fundamentales que lo integran: la materia (cuerpo) y el espíritu. Uno no puede ser sin el otro, durante el transitar por la vida terrestre. Esta responsabilidad de conocerse lo vincula a esa realidad del ser, aunque se quiera negar.
Un cuerpo sin espíritu (alma) está muerto, de ahí que, la ciencia no puede definir la muerte del hombre como realmente es. Ella la describe como el no funcionamiento de los órganos vitales, mediante los signos vitales, por consiguiente sólo se refiere a la parte materia que es lo que tiene a su alcance. Es y será indispensable, las ciencias médicas, para una mejor calidad de vida y extender los días del humano sobre la tierra; no se debe exigir ni esperar de ellas, lo que no está a su disposición.
La religión como un producto empírico para la ciencia, se encarga de esa comunión entre el ser, su conducta y la Divinidad. En el caso del cristianismo, Jesucristo nos da suficiente conocimiento de esa conexión entre el espíritu, el cuerpo y Dios. El, estando en la cruz, antes de expirar, se nos dice de él lo siguiente: «Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró» Lc. 23:47.
El cuerpo de Cristo quedó muerto, clavado en la cruz; su espíritu lo entrega o va a Dios, y; su relación con la Divina, lo declara como Padre, y en consecuencia él siendo su Hijo. La comunión entre el Padre y el Hijo, expresa lo determinante de su conducta religiosa. Jesucristo, vivió dependiendo del Padre y a la vez glorificándolo; ese vínculo entre ellos, era inseparable. En este caso, Jesucristo no contaba con un espíritu creado por el Padre, por ser él también, en esencia Divino, por la deidad completa en él.
El espíritu de cada humano es creado por el Padre (Dios), y el cuerpo es dado por el mandato de la procreación en el hombre y la mujer. De ahí que, tanto el cuerpo como el espíritu son efectos de Dios, de quien proceden ambos. Esa atadura, lleva al humano a vivir sabiamente pendiendo, obedeciendo y creyendo en Dios. Separarse de Dios, constituye la causa del fracaso de la humanidad. Dios es indispensable para el éxito de la vida humana sobre la tierra.
Como producto del propósito de Dios en su creación, el humano inventa la moral y las leyes como una forma inconsciente de la búsqueda de ese acercamiento con Dios. Todo ser humano cuerdo, rechaza, por lo general, las inmoralidades y las iniquidades. aunque eso no significa necesariamente que el hombre se sujete por obligación a Dios. Lo interesante es que el humano reconoce lo bueno y lo malo, lo cual manifiesta un principio religioso trascendente y dignificante en él.
No se debe desvincular al humano de la religión, ya que esta está inherente en él, desde sus primeros años de vida. Esta puede ser totalmente pagana, con herejías, o en cambio correcta ante el Dios y Señor de los cristianos. Lo que es innegable que es ella es inherente en el humano, y por creación innata. La religión es tener cuidado de sí mismo, de los otros humanos, y sobre todo, obedecer todo lo que Dios nos dice; el ser es materia y espíritu, por lo que, la religión busca su equilibrio.
Es impactante esa trilogía vinculante, lo humano, la religión y Dios. Dios no sólo nos creó, sino que se reveló al humano, como también manifestó su palabra que expresa su voluntad en todo su esplendor. En tal virtud, Dios busca la regeneración y exaltación a su gloria del hombre. De ahí que, Dios se hizo hombre, en Jesucristo, haciendo esa intercesión entre la naturaleza divina y la humana. Entendida esta realidad, es fácil comprender el objetivo de Dios, en la religión en el humano.
Los cristianos con la presencia del Espíritu Santo, en las personas y en las iglesias, son glorificados a tener ambas naturalezas: humana y divina. El apóstol Pedro escribió: «Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia» 2 Pd. 1:3, 4.
Por lo tanto, queda en responsabilidad de cada ser humano, la vinculación con la Divinidad, mediante la presencia de una vida en el espíritu, despojándose de los deseos impuros y llenándose del Espíritu Santo, en su diario vivir. Sólo así, el ser humano tendrá las condiciones para una vida exitosa, gloriosa y permanente. Esto es posible con la fe de obediencia a Cristo, quien nos perdona, salva y nos da el Espíritu en el bautismo en agua.
jpm-am
Fausto Piña no da el crédito a Platón cuando escribe su frase «La primera tarea del hombre es gobernarse a si mismo, y no lo conseguirá si ante no se conoce a si mismo», este articulo esta lleno de inconsistencia, dice «No se debe desvincular al humano de la Religión», eso es una falacia, la religión es el opio de los pueblos, el espíritu fue una creación de los teólogo y de los supuesto evangelista y ministro cristiano, la religión es atraso.