Mis deseos para el nuevo año 2015

Por L. ARTURO MORATÓ
Fecha: 10/12/2014
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Es ya una costumbre en la gran mayoría de los seres humanos al aproximarse un nuevo año, querer ver realizados algunos deseos, anhelos, metas, propósitos y objetivos cuando comience a discurrir el mismo. En consecuencia con ello, yo tengo los míos y creo que de materializarce, no sólo será una gran satisfacción y una inmensa alegría para mí, sino que lo será también para muchas otras personas que de seguro comparten mis motivaciones para ello.

No son anhelos personales, sino más bien, de un espectro social y político que trasciende mi ámbito particular y se generaliza. Por lo tanto, envuelven muchas cosas y definen el futuro, la vida y los sueños de millones de seres humanos en la faz de la tierra.

En ese tenor, los voy a compartir y hacerlos públicos y con la fe y la esperanza de que el Creador y dueño del universo me complazca en ellos. Esos deseos para el nuevo año que ya se avecina son los siguientes:

Que la patria de José Julían Martí Pérez y Antonio Maceo Grajales «El Titán de Bronce», una vez que Fidel Alejandro Y Raúl Modesto Castro Ruz, «Los Hermanos del Terror», hayan partido hacia lo más profundo del averno, vuelva a ser una nación libre, sin dictadura ni sosiego y que la libertad de cada uno de los cubanos, sea una realidad tangible para que nunca jamás vuelvan a caer en la penumbra de cinco décadas de hambre, miseria, atraso, horror, pesadumbre, esclavitud y miedo.

Que nunca más vuelva a suceder en todo el entorno de la patria de Simón Antonio Bolívar y Palacios, el nacimiento de un traidor, entreguista, corrupto, megalómano y mesíanico como lo fuera el coronel golpista Hugo Rafael Chávez Frías. Una figura terrible para la historia venezolana, cuyo despropósitos hizo posible que en pleno siglo 21 se haya producido por primera vez lo que yo considero una involución política en todo el sentido de la palabra y que concitó que la soberanía de una nación haya sido entregada a una más pequeña, menos desarrollada y con menos población sin dispararse un solo tiro en su defensa, basado exclusivamente en la admiración infinita de un hombre hacia un dictador decadente y retrógado como lo es Fidel Castro Ruz.

Que el pueblo norteamericano jamás vuelva a caer en la insensatez e inmadurez de volver a elegir para ocupar el solio presidencial de la Casa Blanca, a figuras del espectro político estadounidenses parecidas a James Earl Carter «El Manicero de Georgia» y al musulman nacido en Hawai Barack Hussein Obama. Dos presidentes timoratos, liberales, entreguistas, promotores en gran medidad del irrespeto a los Estados Unidos que hoy se respira en ciertas partes del mundo y por siempre estar coludidos con los enemigos de la patria de Thomas Jefferson. Ambos -sobre todo- «El Manicero de Georgia», empeñado en hacer el ridículo y en congraciarce con los enemigos de los Estados Unidos.

Que en la Rep. Dominicana surja un gobernante aguerrido, con gallardía, temple y voluntad política, que lo motive a levantar un muro fronterizo al que yo llamaría el muro del decoro y la dignidad patria, a fin de separar a la tierra de Duarte, Luperón, Mella y Sánchez de un estado fallido, pérfido, anárquico y corrupto como lo sintetiza la nación haitiana. Un presidente que no tolere ni permita más que nuestros vecinos indeseables se sigan burlando de la nación dominicana y utilice la facilidad de la penetración fronteriza a como válvula de escape a su estado desordenado, salvaje y hambriento.

Que la sociedad norteamericana y los líderes políticos que encarnan la representatividad de la nación, abran los ojos ante la oleada incesante, desordenada e incisiva de inmigrantes provenientes del tercer mundo, porque tras de ello se cierne un futuro muy oscuro y negativo para los cimientos de los Estados Unidos. De no corregir este desafuero, que en gran medida es propiciado de manera silenciosa por los gobernantes que incurren en el dolo y la corrupción en sus respectivas naciones, los cimientos en que descansa la gran nación norteamericana se verán comprometido en un futuro no muy lejano. Todo ello sin contar con el espíritu ingrato y mal agredecido de muchos.

Que en ninguna nación sobre la faz de la tierra, vuelva a repetirse el aberrante e insólito caso de que un ciudadano extranjero se convierta por los designios de un apátrida, en presidente de una nación que no es la suya y que, no obstante los reclamos, no ha podido ni siquiera demostrar su partida de nacimiento como ha sucedido en Venezuela. La actual colonia de Cuba en suramérica, no sólo es gobernada por un orate, sicofante, descerebrado y sin mentalidad alguna, sino que ha terminado de llevar al abismo económico a una nación cimentada encima de una plataforma rica en oro negro, siendo su labor la de un pelele a favor de la tiranía castrista.

Que algún día no muy lejano cuando sea independiente, la justicia en Nicaragua le pase factura a los desafueros del «presidente eterno» José Daniel Ortega y Saavedra, entre las que podemos citar: la violación a su hijastra Zoila América Narváez Murillo, a la cual ultrajaba sexual y sistemáticamente desde la edad de los 12 años. El robo descarado y por abuso de poder de la casa en donde reside actualmente con su familia y evaluada -en ese entonces- en más de un millón de dólares con todo y ajuares, la cual le fue arrebatada a su legítimo propietario el Sr. Jaime Morales, mientras este se encontraba de vacaciones en Miami con su familia.

Y, por último, que responda por el crímen ecológico que le hará a la patria de Rubén Darío y a toda la región centroamericana cuando se inicie la construcción del Canal de Nicaragua por parte de China, siendo su hijo el intermediario de ese contrato, el cual contempla una enajenación territorial a favor del imperio del dragón rojo por 100 años.

Y, por último, que Vladímir Vladímirovich Putín Pútina, el ex-director de la KGB rusa, entienda de una vez y por todas, que en la vida hay procesos biológicos, sociales y políticos que no tienen retornos. O sea, en buen dominicano: que un plátano maduro no vuelve a verde.

Que no siga teniendo sueños utópicos de querer volver a ver a su amada Rusia siendo el imperio que fue en la llamada «Guerra Fría» y la cual tenía bajo su dominio y control a muchas naciones que hoy son libres e independientes. Que entienda que se vive un mundo globalizado del cual Rusia forma ya parte y que sus agresiones y pretensiones anexionistas imperiales no tienen cabida, como ha querido ser con el caso de Ucrania. Ni tiene el poder, ni su economía resiste una ación de esa naturaleza, sin correr el riesgo de tener graves consecuencias con el mundo occidental y con los Estados Unidos a la cabeza.

Hace poco acaba de reconocer y decirle al pueblo ruso que: «Vendrán días difíciles para Rusia» (periódico español «ABC» 5 dic 2014), en vista de las sanciones económicas impuesta por los Estados Unidos y Occidente por sus pretensiones en Ucrania, unido ello al desplome de los precios del petróleo ruso (el mayor sustento de Rusia) y la devaluación ya del valor del rublo (moneda oficial). Los Estados Unidos tienen ventajas que no tienen ninguna nación: su moneda es el patrón de referencia comercial sobre la faz de la tierra; ni el rublo ni el yen tienen ese privilegio. La otra ventaja, es que nadie hasta ahora puede impornerle sanciones y, para rematar, ha comenzado su proceso de independencia energética con el «fracking» que ya para el 2017 (al doblar de la esquina) de importador pasará a ser exportador mundial.

Como bien dijera el sociólogo y filósofo italiano José Ingenieros, considerado el padre del positivismo latinoamericano: «Lo poco que pueden todos, depende de lo mucho que algunos anhelan». En consecuencia, estos son mis anhelos para el próximo año 2015.

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