José La Luz: un peledeísta muy raro

Usualmente, las personas que hacen opinión pública no hablan de los colegas, amigos o compañeros de trabajo, a menos que sea para defenderlos. Es muy difícil que un “comunicador” agreda a otro verbalmente usando el medio en que hace sus labores; y mucho más difícil es que lo escriba. Parece que este comportamiento ético de parte de los “opinadores”, más que fruto de la instrucción o formación académica, se debe a un claro sentimiento de sobrevivencia expresado en la muy conocida frase de que “entre bomberos no se pisan la manguera”. Sin embargo yo, que no soy conocido como comunicador, que vivo el otoño de la vida y que tengo un hijo de casi 50 años, me tomo la libertad de enjuiciar a un joven profesional de la comunicación que ya ha sentado sus reales en ese fino arte de la generación de opinión, de la compactación de ideas. Y lo hago no precisamente porque esté de acuerdo o en contra de sus pareceres sino, porque sus juicios son por lo general, sobre los temas considerados tabúes. Los temas que nadie quiere tocar, los que contravienen el “stablishment” nacional. Esa muestra de valentía, hace que lo declare “mi pupilo favorito”, “mi quijote sin mancha”. Lo que me separa de José La Luz, a la luz de los hechos, es su militancia partidaria; y no porque sea peledeísta, que a fin de cuentas es casi lo mismo que ser perredeísta, reformista o socialista democrático. Tampoco me importa que en ocasiones presente tan cerrada oposición a causas de aparente inutilidad pública o sin valor alguno como para dispararle con el fino dardo de su certero fusil. Hay momentos que siento como si José le estuviera disparando a una simple mosca o a una vulgar Garza, que no tiene carne ni para alimentar a un ratón; y me molesto porque sé que si José le apunta, le va a dar. Me preocupa el valor desperdiciado del proyectil. Gracias a Dios que todavía no ha herido un Unicornio, de cualquier color; o a un Caballito de Mar o a una inmensa y diminuta Cotorra de la Sierra, todos ellos joyas de la naturaleza o de la imaginación. Me preocupa y me importa que cuando fruto de la irreflexión -y seguro de su puntería impecable- pueda hacer diana en la presa equivocada. Porque el volumen de fuego de su fusil es demoledor y su mira no sólo es telescópica sino además, de alta precisión. Otras veces me asalta la sensación de que José parece algo así como un Mercedes Benz haciendo delivery de pizzas o transportando víveres del mercado. En ocasiones siento que este muchacho de mirada esquiva y sonrisa plena, no ha valorado con exactitud la importancia de establecer un orden de prioridades, tan útil, hasta para las mas insignificantes y/o banales acciones del ser humano. Priorizar las cosas, agrega valor a los resultados, porque optimiza el tiempo, y por tanto ensancha la eficiencia. Concentrarse en los objetivos seleccionados, es lo que garantiza el éxito de las grandes empresas, especialmente aquellas que implican la generación de cambios en el razonamiento de las mayorías. Lo que quisiera es ver a La Luz concentrado en los gigantescos planes que su prolífica mentalidad de joven del futuro concibe, y que diariamente comparte con la gente común, a través del medio que le sirve de vehículo. No me siento cómodo cuando lo noto distraído por el ruido colateral que generan sus posiciones -por lo general- de avanzada y mucho menos cuando invierte tiempo e intelecto en la defensa de proyectos de menor cuantía, cuyo grado de contaminación, termina afectando negativamente el impacto de su discurso. Si junto a la promoción del “liderazgo responsable”, José eligiera dos o tres proyectos de envergadura, y trabajara en ellos de forma continua y exclusiva, es seguro que a corto plazo, los incrédulos -dentro de los cuales no me encuentro yo- terminarían por disipar las dudas sobre su condición de excepcionalidad de pensamiento. Y lo que digo de este muchacho, aun y cuando pudiera parecer un espaldarazo a sus iniciativas (que lo es), no se basa en creer que estoy en presencia de un genio sabelotodo, ni de un especialista en cada disciplina académica conocida. No, mas bien creo que estoy ante una versión intelectual, política y socialmente mas productiva de Michael Jackson, otro emprendedor. Aunque debemos precisar que la estrella de “beat it” solamente nos dejó deleite visual, mientras José nos puede entregar -si se lo propone- grandiosos beneficios sociales. He aquí una analogía que bien pudiera explicar mi opinión: El chico del guante blanco, amo de los escenarios y rey del pop, no era el mejor cantante; ni tampoco el mejor bailarín; pero de todos los que cantaban bien, era el que mas bailaba y de todos los que bailaban con gracia, era el que mas cantaba. José piensa, habla y actúa con responsabilidad, solamente le falta dar prioridad a los proyectos importantes y no escuchar las sirenas, que nunca han cantado; pero si encantan. A mi pupilo favorito le convendría -y con él a toda la juventud dominicana- nunca dejar el camino real por la vereda, y menos por un atajo de ocasión. ¡Vivimos, seguiremos disparando! Rolrobles@hotmail.com

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