Hablemos de la Ruta Industrial

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EL AUTOR es politólogo. Reside en Santo Domingo.

Para hablar de la Ruta Industrial, y conocer en detalle esa importante herramienta de trabajo del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), empezaremos primero haciendo una breve retrospectiva de lo acontecido al inicio de la pandemia del Covid-19, cuando el país, se vio precisado a implementar un conjunto de medidas preventivas para aminorar los efectos de la crisis, tales como el distanciamiento social, la suspensión de docencias, la interrupción de las actividades sociales, el cierre de las fronteras, la implementación del toque de queda y la adopción de restricciones en el comercio, entre otras que derivaron del estado de excepción, decretado ante el inminente riesgo de transmisión comunitaria del virus. 

Esas disposiciones, si bien es cierto que fueron odiosas, también es justo reconocer que eran necesarias, porque contribuyeron en preservar la salud y la vida de muchas personas, al evitar la saturación del sistema sanitario, aun cuando se afectó de forma significativa a la actividad económica, provocando el cierre casi completo del sector productivo nacional, que repercutió posteriormente en una merma de la fuerza laboral y el deterioro progresivo de los ingresos de la mayoría de las empresas y los hogares. 

Luego, al finalizar el año 2020, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), emitió un informe especializado, respecto a la evolución y el efecto que provocaría la pandemia, en la estructura productiva de los países de la región, el cual estuvo acompañado por una serie de recomendaciones para resistir los desafíos de la crisis económica que afectaría eventualmente a las empresas que están ubicadas dentro del renglón de la micro, pequeña y mediana industria, donde además se estimó que alrededor de 2,7 millones de negocios, estarían cerrando sus puertas a partir del año 2021, lo que implicaría una pérdida aproximada de 8,5 millones de puestos de trabajo. 

El informe pronosticó que durante este año, la crisis económica que derivó de la pandemia del Covid-19, llevaría a la suspensión parcial o total, de las actividades productivas alrededor del mundo, golpeando con mayor intensidad a las economías de los países que, potencialmente, tuvieran un menor dinamismo tecnológico y, por lo tanto, mayores problemas estructurales, lo cual significa que si no se implementan políticas públicas adecuadas desde los gobiernos, para fortalecer sus ramas productivas, existirá entonces una elevada probabilidad de que se generen cambios regresivos y profundos que conduzcan al colapso en materia empresarial. 

En consecuencia, para mantener a flote la economía y evitar una pérdida masiva de empleos, el gobierno de la República Dominicana, a través del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), inició un conjunto de acciones que están orientadas hacia la formulación de estrategias que contribuyan a disminuir el impacto del desplome empresarial que señala el informe de la CEPAL, aplicando medidas de estímulo para acompañar y proteger a la industria nacional, mediante la adecuación programática de sus procesos administrativos y la profesionalización de sus recursos humanos, para hacer frente a los nuevos retos del mercado laboral. 

En ese sentido, para que tengamos una idea del importante papel que desempeña el MICM, frente al desafío de la apertura y reactivación económica del país, es importante conocer de qué se trata la Ruta Industrial, que cada semana, se traslada por diferentes lugares, para conocer en detalle la situación de las empresas, grandes, medianas o pequeñas y darles apoyo técnico, con asesoría y respaldo financiero, a través del diseño de políticas públicas que permitan crear nuevos modelos de negocios, al tiempo que promueven diversos aspectos de la inversión, innovación, mejora de la competitividad y articulación productiva que además insta a asumir mejores prácticas de calidad, para alcanzar superiores certificaciones y garantizar un mayor desarrollo y sostenibilidad. 

La ruta industrial del MICM, trabaja para que las empresas experimenten una profunda reorganización de sus cadenas productivas, las cuales buscan aumentar su resiliencia, mediante la diversificación de los procesos que están encaminados a reducir su vulnerabilidad, implementando métodos productivos, tecnológicos y estratégicos que permitirán explorar y dar apertura a redes de comercios nacionales e internacionales que generen nuevas oportunidades para el desarrollo de las capacidades laborales. 

Esa herramienta, ha creado las condiciones de financiamiento para que, las Mipymes, tengan acceso directo a condiciones favorables de financiamiento, a través de las entidades de intermediación financiera. Asimismo, ha gestionado recursos para el turismo, las zonas francas, la agroindustria, la agropecuaria, entre otros renglones, a través del Banco de Reservas, lo cual procura dar un nuevo impulso a la recuperación económica y la generación de nuevos empleos, para que el proceso de reactivación del aparato productivo nacional, vuelva a convertirnos en un país competitivo. 

Esta iniciativa institucional, encabezada por Ito Bisonó, en su condición de funcionario público, merece todo el respaldo de la población, porque es un compromiso con el desarrollo sostenible de los sectores que dinamizan la economía del país, y sirve además como elemento imprescindible para accesar a un nuevo modelo de funcionamiento tecnológico que permita superar las debilidades estructurales de la industria local y, gradualmente, retome la senda del crecimiento sostenible de las operaciones macroeconómicas y el dinamismo promedio de la región. 

JPM

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