Esas terribles heridas cuasi invisible en los niños

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LA AUTORA es periodista. Reside en Santo Domingo.

Viejos son los informes que arrojan que el maltrato a niños y adolescentes es una práctica constante en el país. Incluso, ya ni asombro causan porque parecen reciclados. Ya tenemos el dato, faltan ahora estrategias para erradicar el flagelo.

Las pelas son una antigua costumbre, una manera de educar que nadie asumía como errada pero igual están incluidas entre el paquete de conductas vejatorias.

Sin embargo, hay otras actitudes menos evidentes que duelen más que los golpes, que obvio no deberían usarse como método correctivo, son las agresiones verbales y sobre todo, las sicológicas, esas cuasi invisibles que tanto lancinan el autoestima  y el alma.

La herida del puñal sana, la de la palabra nunca. Tanta verdad en  este proverbio árabe, tanta daño dejan ciertos adjetivos, o actitudes vejatorias a veces envueltas en relajo.

El impacto que causa el maltrato en la niñez trae serias secuelas a la vida adulta y frena el desarrollo emocional y hasta profesional. Esto porque en esa etapa es cuando toma forma el raciocinio, la asimilación del entorno.

Para los niños y adolescentes el concepto que otros tengan de ellos, sobre todo  los adultos, pesa de manera enorme y los comentarios nocivos, el atropello surten mayor efecto que los positivos.

Profetizar de modo negativo sobre los niños es casi una sentencia al fracaso. Cuando un padre, madre u otra persona vaticina que un muchacho no servirá para nada es muy probable que así sea.

Es un asunto hasta cerebral, por aquello de que los mayores son para los pequeños los dueños de la verdad absoluta y ese estigma es difícil de sacar. A muchos los persigue per secula seculorum y les impide ser entes asertivos.

El deber de corregir no es relegable, mostrar a los hijos los errores y enseñarles a enmendarlos es una labor que ningún progenitor debe evadir ni confundir con humillaciones, con términos peyorativos ni con socializar con terceros los defectos corregidos a la prole. La ropa sucia a lavarla en casa.

Formar es amar, ayudar a crecer. Maltratar nada tiene que ver con esto.

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ASURBANIPAL
ASURBANIPAL
1 Año hace

La descontruccion que se avecina con la ideologia de genero dara al traste con la identidad de los niños que dentro de poco no sabran quienes son y muchos terminaran usando hormonas sin estar enfermo con el dinero de nuestros impuestos todo a nombre de» ser progres»como si la induccion de una conducta individual a un colectivo no es un daño en especial cuando los niños no pueden elegir lo que quieren ser.

HEALTH IS WEALTH
HEALTH IS WEALTH
1 Año hace

Excelente el artículo,excelente el proverbio árabe.
Es muy necesario ya,por el bien de la sociedad dominicana,presentes y futuras, educar nuestros niños y jóvenes sobre una inteligencia emocional de calidad,que vendría redundando en más provechos para el presente y futuro nuestro,para la felicidad y la paz,tanto o más que otras materias y oficios que cursan.

Hi Camilo
Hi Camilo
1 Año hace

Lo Petra Saviñón expone en el artículo es la realidad, las heridas que reciben nuestros hijos en el inicio de la vida son imborrable, eso únido la la violencia física o verbales en el hogar, los niños y niñas copian lo que ven en el hogar, por regla nunca hicimos comparaciones ni lo humillamos frente a los demas, siempre se debe tratar con respeto para que sean jóvenes de bien, premiando sus buen desempeño tanto en la escuela como en la vida.

Samuel
Samuel
1 Año hace

Wow… Ojalá y muchos padres y abuelos desfasados leyeran este artículo escrito con aplastante objetividad