Es inminente que “Hablemos”

Hay temas de los cuales debemos hablar. Fomentar el silencio es la mejor estrategia del opresor, una táctica para que todo se quede igual. Luego toca pasar la canasta para recoger las ofrendas.

Las y los adolescentes inician su vida sexual a temprana edad. Son capaces de transgredir las normas, a pesar del esfuerzo importante de los grupos bendecidos por la túnica del poder para silenciar el tema.

Mirar hacia otro lado conserva el estatus quo.

La muerte materna de una menor de edad es difícil de entender, en especial si la necropsia reporta: muerte evitable. Quince adolescentes le ponen rostro a las cifras inaceptable de mortalidad materna.

Estas quince jóvenes se aventuran a una relación sexual; no contaron con información sobre temas de sexualidad y reproducción, no alcanzaron a tener acceso a métodos anticonceptivos, o quizás no tuvieron otro proyecto de vida, más allá de reproducir la especie. De algo estoy segura, estás mujeres en ciernes no imaginaron nunca que por intentar ser madres morirían.

Hay temas de los que tenemos que hablar. A estas quince niñas le hemos fallado, como sociedad llegamos tarde.
Para reforzar la tesis de la importancia de “Hablemos”, de las muertes maternas reportadas en el presente año, el quince por ciento se deben a abortos infectados. Mujeres, adultas y adolescentes, que en contra de las normas legales que impone el Congreso Dominicano tienen la osadía de pretender controlar su cuerpo. Estas defunciones también son evitables.

Varias de estas mujeres, hoy occisa del estado ya eran madres, dejaron sus hijos e hijas a expensas de la caridad.
Una sana educación sexual no puede estar sustentantada en el silencio. “Hablemos”. ¿Quién puede creerse con el poder de decidir la identidad sexual de otros u otras? ¿Quién se atreve a negar que existe la homosexualidad?, y son también hijos de Dios.

Para aportar a la polémica sobre el manual de educación sexual “Hablemos”, comparto la imágenes de Eliane Brum cuando afirma que lo importa es hacer ruido, porque el ruido encubre el vacío de ideas. Enclaustrar el pensamiento y reafirmar la certeza en nombre de una presunta ley divina.

La perversión del fascista es la de acusar al otro de manipulación ideológica cuando es él quien está manipulando. Es acusar al otro de imponer un pensamiento cuando es él quien empeña todos sus esfuerzos para bloquear cualquier pensamiento. Es impedir el diálogo por medio de la denuncia al otro por el acto que él mismo cometió.

Es inminente que “Hablemos”, las hijas de dios están muriendo, eso sí tienen la desdicha de ser pobres.

www.lilliamfondeur.com

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