El infortunio de Luis Abinader

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El autor es comunicador y diplomático. Reside en Honduras.

Siempre hemos resaltado que la política es el arte de saber esperar su momento. Sin embargo, en nuestro país la gran mayoría de las personas que aspiran a cargos sufren de la enfermedad del «inmediatismo», o lo que es lo mismo, querer sacar el pan del horno antes de que se cueza satisfactoriamente.

A cada aspirante a la presidencia le llega su oportunidad, y absolutamente nadie puede prescindir de una coyuntura que le favorezca. Claro está, la aceptación de una determinada persona por parte de la población es una variable que se va trabajando paso a paso.

Por lo que la percepción actual indica parece no ser el tiempo del candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Moderno (PRM),Luis Abinader. El nominado por el PRM es un exitoso empresario, procedente de una prestigiosa familia, e indiscutiblemente que su participación en política enaltece y le da prestigio a ese quehacer de la vida nacional del país. Pero no se ve en el horizonte electoral dominicano una posible victoria de Abinader.

Para desdicha de la candidatura de Luis Abinader, su postulación tiene dos frentes que asesoran al aspirante por el PRM, que más que desbrozarle el camino, lo encierran en un dilema que al final hace flácida su candidatura.

Por un lado Don Luis tiene una asesoría radical, que plantea «tierra arrasada», considerando que la estrategia a seguir por el PRM debe ser la «confrontación de clase» y hasta la violencia esa sugerencia justifica. Debemos ponderar que todo eso es en un simple escenario proselitista, en donde la democracia existente en nuestro país sugiere la búsqueda de votos, que al final serán los que decidirán quién será el presidente. Tan incendiaria es la posición que sin contar los votos ya considera se debe hablar de fraude, como forma de desconocer la institucionalidad existente en la nación y deslegitimar a las autoridades.

Sin embargo, esta táctica de una clase media anacrónica y sin discurso, se denota desfasada y más que sumar, ahuyenta los votos, ya que a la postre lo que persigue esta corriente es mártires, pasando por alto que el martirologio siempre lo aportan los más humildes.

Y por otro lado Abinader tiene a los que consideran que el candidato perremeísta debe buscar la polémica con el gobierno, para de esa manera, capitalizar los errores en que pudieran incurrir las autoridades.

Como van las cosas y a seis meses de las elecciones, en el panorama electoral no se avizoran posibilidades de un triunfo de la candidatura de Luis Abinader, por lo que nos atreveríamos a decir que más que estrategia, es simplemente el destiempo y lo extemporáneo de su candidature.

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