El choque entre Maduro y Juan Guaidó podría agravar la miseria en Venezuela

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Nicolás Maduro y Juan Guaidó

CARACAS.- El reconocimiento de Estados Unidos del líder opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela está siendo presentado por el gobierno de Donald Trump como la única forma de restaurar la democracia en la nación sudamericana. Pero Elizabeth Pineda, que compraba alimentos de primera necesidad en un mercado callejero cerca de un barrio pobre de Caracas el domingo, se prepara para que las cosas vayan a peor, no a mejor.

Como secretaria retirada, Pineda sobrevive con una pensión mensual de apenas 18,000 bolívares, o alrededor de $6.00. Completa sus ingresos trabajando como astróloga y, aunque las estrellas le han dicho que los venezolanos están en el camino para deshacerse del presidente socialista Nicolás Maduro, no espera que su salida sea rápida ni tranquila.

«(El gobierno) van a tratar de ahorcarnos más, con sus malas decisiones y sinvergüenzura», dijo Pineda mientras compartía un tazón de sopa de carne con dos amigos, ninguno de los cuales podía pagar los $1.05 que costaba el plato por su cuenta.

Los economistas están de acuerdo en que cuanto más dure el enfrentamiento entre Guaidó, que tiene el respaldo de Washington, y Maduro, más es probable que sufran los venezolanos de a pie.

Maduro, que por el momento parece tener el respaldo de la cúpula del ejército, no cede y acusó a Estados Unidos de orquestar un golpe de Estado animando a Guaidó a autoproclamarse presidente interino y encabezando después al coro de naciones que reconocieron de inmediato su poder.

La arriesgada e inusual estrategia de reconocer a un gobierno alternativo que no tiene poder de facto equivale a bloquear el acceso de Maduro a los cruciales ingresos petroleros del país, lo que acarrea enormes implicaciones legales y financieras.

Las directivas enviadas el viernes a la Reserva Federal de Estados Unidos complicarán mucho el acceso de Maduro a los activos y ganancias venezolanas en el extranjero, incluyendo los procedentes de Citgo, una filial del gigante petrolero estatal PDVSA con sede en Houston y que es la principal fuente de ingresos del quebrado ejecutivo. También están en riesgo los $1,200 millones en reservas de oro, el 15% de las reservas de divisas de Caracas, almacenados en las cámaras del Banco de Inglaterra.

Si el enfoque de confrontación del gobierno de Trump se traslada a la Unión Europea, algunos de cuyos miembros amenazaron con reconocer a Guaidó si Maduro no anuncia nuevas elecciones en el plazo de ocho días, la producción de petróleo podría paralizarse causando más dificultades a los 29 millones de venezolanos que ya soportan la hiperinflación, una escasez de alimentos generalizada y una actividad económica anémica.

«Si Maduro sigue en el poder, Venezuela podría sufrir una catástrofe humanitaria”, dijo Francisco Rodríguez, economista jefe de Torino Capital, con sede en Nueva York.

Rodríguez señaló que la perspectiva es similar a lo que ocurrió en Libia en 2011 luego de que el gobierno del entonces presidente estadounidense Barack Obama congeló los activos de Trípoli en respuesta a la represión de Moamar Gadafi a los manifestantes de la Primavera Árabe. Como consecuencia de esto, la producción de petróleo de la nación norteafricana se desplomó más del 70%.

Pero a diferencia de esa congelación de activos o de la impuesta a Irak tras la invasión de Kuwait ordenada por Sadam Husein, que se realizaron en concierto con la comunidad internacional, Maduro sigue teniendo importantes aliados, especialmente China y Rusia, que podrían vetar cualquier sanción internacional en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Si no recibe dinero, Maduro podría desviar los casi 500.000 barriles de crudo que vende a diario a las refinerías de la costa del Golfo de México en Estados Unidos a mercados más favorables, como sus acreedores Rusia o China, o a India, Malasia y Tailandia.

Pero procesar las transacciones financieras internacionales evitando los bancos estadounidenses o europeos es muy complicado. Los costos del transporte también aumentarían porque los puertos venezolanos no están bien equipados para cargar los mercantes que lleven el crudo a países tan lejanos, señaló Russ Dallen, socio gerente de la correduría Caracas Capital.

Esto supone que el país, que depende casi por completo de las exportaciones de petróleo para obtener efectivo, podría adquirir aún menos comida y otras importaciones, agravando una severa recesión que supera ya la que sufrió Estados Unidos durante la Gran Depresión.

Además están los bonos emitidos por Venezuela y por la petrolera estatal PDVSA por importe de $65,000 millones. Pese a que casi ninguno de ellos está siendo abonado, sus precios aumentaron un 25% tras la noticia del desafío de Guaidó a la autoridad de Maduro.

Si Estados Unidos cede el control de Citgo a personas elegidas por Guaidó, como podría esperarse, casi con toda seguridad Maduro dejaría de pagar los préstamos a la rusa Rosneft, que a su vez ejecutaría una cláusula que le da el control del 49.9% de la empresa petrolera de Texas.

«Maduro ya estaba enfrentando una situación increíblemente compleja”, apuntó Dallen. «Pero la pérdida del dinero rápido de Citgo y del mercado estadounidense aplastará más aún la diezmada producción petrolera y los flujos de efectivo, lo que supone más hambruna y más gente huyendo del país”.

La producción de petróleo venezolana, el salvavidas de su economía, lleva años en problemas. Aunque se asienta sobre las mayores reservas del mundo, el país de la OPEP saca actualmente solo un tercio de los 3,5 millones de barriles diarios que producía en 1999 cuando el fallecido expresidente Hugo Chávez tomó el poder.

Rodríguez, que intentó convencer al gobierno para que moderase sus políticas dentro de una fracasada mediación entre Maduro y la oposición auspiciada por el Vaticano en 2016, apuntó que si el enfrentamiento entre Guaidó y Maduro continua, la economía se contraerá alrededor de un 30% en 2019. Además prevé que la inflación pueda rozar los 23 millones por ciento, desde los 1.6 millones de 2018.

Si la oposición acaba imponiéndose, habrá numerosos beneficios derivados de una mejora de las perspectivas de inversión, aunque podrían no ser inmediatos.

Según Orlando Ochoa, un economista asentado en Caracas, Washington tendría que jugar un papel clave organizando el apoyo de instituciones financieras internacionales, levantando sanciones y proporcionando un escudo de deuda para proteger a Venezuela de las demandas de los acreedores mientras se recupera.

Estos conceptos financieros no tienen mucho sentido para Pineda, quien se mostró dispuesta a pasar más apuros si eso supone deshacerse de Maduro.

«Estamos dispuestos a tomar agüita con pan o un arepa”, señaló. “Ya salir de esto es un premio”.

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