El Bosque Estampado

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EL AUTOR es Master en Gestión y Políticas Públicas. Reside en Santo Domingo

Me contaban mis abuelos, había un lugar conocido como el Bosque Estampado, ubicado en las zonas americanas. Estaba atravesado por ríos y riachuelos, poblado con inmensos árboles y una maleza impenetrable, además de animales feroces, lo que lo hacía poco habitable. Sin embargo, se decía que este bosque estaba protegido por seres mágicos, como hadas y duendes, grandes luciérnagas y margaritas que iluminaban toda la noche. Vivían alrededor de los ríos y en lo más profundo del bosque. Los caminos, si es que existían, eran pequeños senderos o trillos creados por el paso de animales que buscaban su alimento.

El Bosque Estampado se mantenía preservado en su totalidad y la gente no se aventuraban a visitarlo debido al peligro de perderse y no regresar jamás, o de ser atacado por animales feroces y perder la vida. Por las mañanas, las golondrinas, gaviotas, cernícalos y águilas sobrevolaban el cielo azul del bosque encantado. Se decía que la Reina del Bosque vivía allí y era dueña de las almas perdidas.

En verano, el Bosque Estampado era tan hermoso como en primavera, con su exuberante follaje verde y fresco empapado con el rocío de la mañana que empapaba las hojas de los árboles y las flores. Las mariposas y abejas extrajeron el néctar de las flores para hacer miel en el panal. En invierno, la nieve duraba apenas dos meses y los ríos no se congelaban. Las ánimas vigilaban con sus luces, dejando estampados los senderos que recorrían los misterios de la noche.

Durante la luna llena, el Bosque Estampado parecía dormido, ya que su tonalidad se volvía de un solo color, con luces reflejadas como pequeños arbolitos de Navidad y espejos sobre la maleza, esperando la noche negra de luna nueva.

Una vez, un valiente hombre con zancadas de avestruz y pies audaces quiso explorar el Bosque Estampado, recorriendo todos sus caminos, atravesando el valle entre matorrales y árboles gigantes, piedras, barrancos y lomas. Se internó en él, en lo más profundo del corazón del bosque, recorriendo muchos caminos hasta que, cansado, decidió regresar. Se sentó y respiró un poco. Había sentido el aire húmedo y el peligro en su piel. Al voltear, se dio cuenta de que no sabía dónde estaba. Escuchó ruidos y divisó hombres negros caminando hacia él, armados con fusiles MKL para cazar animales. El hombre estaba muy asustado y no sabía por dónde escapar para evitar que aquellos hombres lo alcanzaran y atentaran contra su vida.

Corrió despavorido por caminos estrechos que trepaba algunos y todos lugares le eran parecidos a los recorridos con anterioridad, todos los caminos le parecían igual. Estaba aterrado. El miedo le atravesaba el corazón, que al dar las zancadas no quería mantener sus pies en tierra. De pronto sin darse cuenta, resbaló al pretil de un bajadero, al caer sintió que se rompió la cabeza. Al instante despertó y sintió volver su alma.

Sintió alegría al despertar y se alegró que fuera un sueño, aunque todavía no había recobrado la respiración, al regresar del Bosque Estampado.

Este cuento está motivado por el ocio, la vagancia de semana santa y el poco cuidado que la gente le está poniendo al medio ambiente. Antes los abuelos contaban sobre los misterios que urdían sobre el bosque espeso y las altas montañas, e incluso los encuentros que tuvieron los hombres con Dios, fueron en los montes y cúspides montañas. No dejemos que muera la esperanza de contar con montañas, ríos; y duendes y hadas que la protejan.

of-am

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Treemolo
Treemolo
1 Año hace

excelente historia. me encantó mucho.