Abinader puede ganar

La cara del candidato reeleccionista aparecerá en la boleta electoral de una gran cantidad de partidos políticos (incluyendo a los que tienen las numeraciones uno, dos y tres), dispone del grueso de los medios de comunicación social, favorecidos con una avasallante propaganda pagada del erario, como pagadas también serán algunas firmas encuestadoras que divulgarían “estudios” con datos maquillados para inducir al voto hacia Danilo Medina.

Los recursos públicos ya empezaron a usarse en la compra de entidades políticas, legisladores y alcaldes. Los pactos recientes, que  se expresan con reparticiones y garantizan la repetición de todos los senadores, diputados y alcaldes de tres partidos políticos, conllevan disgustos en aspirantes de esas organizaciones, pero el Estado los designaría en cargos, asesorías y botellas. Naturalmente, siempre quedarán frustraciones.

Se puede anticipar que la nómina pública sería duplicada (¡y cuidado!) y se incrementarían las asistencias de alimentos, gas propano, energía eléctrica, entre otras. Se observarán patanas cargadas de madera, planchas de zinc, block, varillas y otros materiales de construcción hacia los barrios y lugares rurales de la geografía nacional, porque se focalizan los segmentos más empobrecidos y vulnerables para la compra de conciencia.

La economía sería desguañangada. Pero ese excesivo gasto corre por cuenta del pueblo, al que le meterían  en las costillas otra reforma tributaria en el hipotético caso de que la reelección se imponga.

En la campaña electoral nuevamente se repetiría la práctica de compra de cédulas de personas identificadas previamente como opositoras y el día 15 de mayo muchos delegados de mesas electorales, como ha ocurrido en eventos anteriores, podrían ser sonsacados con altas sumas de dinero.

Posiblemente, al igual que el 20 de mayo del 2012, lancen a las fuerzas armadas a las calles a la compra de cédulas, pero también a perseguir, apresar y a matar opositores, ubicados con mucha anticipación por los organismos de seguridad del Estado.

Es una lucha desigual en todo el sentido de la palabra. Adelanto que las manifestaciones del oficialismo serían gigantescas, por la cantidad de vehículos estatales que participarían, usando combustible de las instituciones, la asistencia obligatoria de los servidores públicos, más la repartición de gasolina, pica pollo, ron y dinero en efectivo a los motoconchistas que asistan.

(El presidente Medina es un hombre que hace una determinada necesidad fisiológica y no lo siente. Y sabe hacerse la víctima, pese a que ya está comprobado que moralmente no se diferencia en nada a su antecesor, que todo fue estrategia para hundir a Leonel y poses para salvarse él).

El Partido Revolucionario Moderno no dispone de recursos económicos. No recibe cinco centavos de la JCE y la lucha entre Danilo Medina y Luis Abinader podría percibirse, en principio, como la de David y Goliat. Pero no es así.

Está por verse el rol que juegue Leonel Fernández en la campaña electoral, quien solo en condiciones de igualdad podría disputarle el liderazgo del PLD a Danilo Medina. Y lo lógico es, aunque nunca lo manifieste,  que aspire a que ambos pasen a la oposición. Partiendo de esa hipótesis la unidad del oficialismo es un imposible, todo sería hipocresía, por un lado, y silencio, por otro lado.

Pero lo peor de todo es la  gran indignación que se observa en la población con el cúmulo de escándalos escenificados por los actores principales del PLD, lo que podría provocar un voto de castigo. Las imprudencias del oficialismo se cuentan por decenas y cree que con el uso y abuso de los recursos del contribuyente se resuelve todo, independientemente de la mala imagen pública. Es una forma de subestimar la inteligencia de un pueblo que luce asqueado y el fuercismo que muestra el PLD se revertiría en su contra.

El problema, el gran problema para la oposición, está en los órganos electorales, porque es el poder político, la impunidad de mucha gente y otras  tantas cosas que están en juego. Los miembros de esos órganos electorales hasta el momento han exhibido una clara parcialización con el oficialismo y podrían recibir cielo y tierra para el montaje de una farsa.

Los miembros de las cortes electorales saben que sus privilegios dependen de los resultados de esos comicios. De todos los inconvenientes que tiene la oposición (¡qué son muchos!) las cortes electorales constituyen el mayor, lo que demanda de una atención especial para que a Luis le cuenten los votos y pueda ganar.

Hay un ambiente de indignación colectiva en la sociedad dominicana. La gente está harta del PLD. Y creo en torno a Luis Abinader se puede construir una mayoría electoral, pero no es verdad que esa JCE ni ese Tribunal Superior Electoral son garantía de elecciones libres. ¡Jamás!

 

 

 

 

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