Abinader : el guardián de nuestra soberanía (OPINION)

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El autor es periodista. Reside en Santo Domingo.

Como lo ordena nuestra Constitución, desde la primera hasta la última, la función principal del presidente de la República es gobernar para todos los dominicanos, en plena democracia, libertad, orden y bienestar colectivo, y también garantizar la seguridad y la soberanía de la nación. Y justo esto es lo que está haciendo el presidente Luis Abinader en este primer mandato presidencial, y lo hará con mayor rigor y presteza en el próximo cuatrienio, que se inicia en agosto de este mismo año.

Resulta que Abinader y su equipo de gobierno tienen plena conciencia de su rol esencial de proteger y defender nuestra soberanía, de deseos espúreos de malos dominicanos y de algunos líderes y gobernantes extranjeros, a quienes le importa un carajo, el bienestar y la paz dominicana, si esto no están amarrados, no dependen de sus caprichos y designios hegemónicos y egoístas. Esto guarda relación a la perenne, y estresante coexistencia, de la República con su vecino Haití.

Es que desde el nacimiento mismo de las dos naciones que comparten la misma isla, ellos, los haitianos nos han agredido, pisoteado, invadido en decenas de veces, han asesinado a miles dominicanos buenos e inocentes, y han impuesto gobernantes afines a sus intereses.

Y lo peor es que todo es ese trayecto perverso y antidominicanista, siempre ha contado con el auspicio de algunas potencias económicas y políticas, que desprecian auxiliar al desgraciado Haití para que salga de su ignorancia, de su pobreza secular, de su inseguridad y de su atraso absoluto. No lo hacen, porque siempre les irá mejor si el pueblo haitiano está sumido en crisis política y social.

Por todo ello, en estos tiempos de guerra y muerte en Haití, nuestro país requiere de decisiones y acciones firmes, nacionalistas y sin dobleces de parte del gobierno, de los actores políticos y sociales, como lo hace el presidente Luis Abinader, a fin de garantizar la soberanía nacional, por encima de pérfidos intereses nacionales y extranjeros, que persiguen otras cosas muy diferentes, aunque a nosotros nos lleve el mismo diablo.

Ante la enorme crisis haitiana, estimo  que mi presidente hizo lo correcto en rechazar el ingreso al país del infame y ahora renunciante primer ministro de Haití, Ariel Henry, quién pretendía refugiarse, quedarse aquí para siempre, de manera que el pueblo dominicano lo asumiera, lo protegiera y lo alimentara de por vida, nada más absurdo y perjudicial para nuestra paz y seguridad, aunque algunos descerebrados y entreguistas nuestros y externos querían lo contrario, pero no contaban con la astucia de Abinader y su vocación de cuidarnos  y defendernos a toda costa.

Para mí el presidente Abinader, está consciente de que en el ejercicio político y de poder no existirá nada más despreciable y maldito que el hecho de un presidente, rey, sultán, etcétera, que entregue su país a otro, desproteja a sus ciudadanos y su soberanía para facilitarle la vida a otro, aunque sea su vecino. Jamás, al vecino se ayuda, se acoge por las buenas, dentro del orden legal y moral, porque ello es solidaridad humana, a la que nunca debemos renunciar.

Pero como es altamente conocido, este país bastante que ha auxiliado Haití, en todo, en salud, educación, empleo y en la misma vida de millones de haitianos, a pesar de lo poco que de ellos hemos recibido, ni siquiera gratitud. Y ello, sin que nos hayamos aprovechado de su poca o mucha riqueza material, a lo largo de los siglos.

En fin, son los aprovechados de las riquezas haitiana quienes deben ayudar a resolver su aguda crisis de hoy, invertir allí lo necesario militar y económicamente, cómo lo hacen en Ucrania, en Israel, en Sur Corea y en Taiwán, y dejarnos a los dominicanos solucionar los nuestros, y actuar con plena libertad para garantizar nuestra soberanía, lo que también debe ser su preocupación como reales o  supuestos propiciadores de la paz mundial.

En lo que al presidente Abinader respecta, él sabe muy bien que jamás debe renunciar a su obligación constitucional, moral y política de seguir siendo el guardián de nuestra soberanía. Con él eso nunca ocurrirá. Punto.

jpm-am

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Lily Contreras
Lily Contreras
6 meses hace

es verdad que cuando se está arriba se olvidan y se hacen los estúpidos no ven las corrupciones y los problemas de la masa pobre y de las negociaciones con los haitianos

Mandarria
Mandarria
6 meses hace

jajaja, la iglesia en manos de lutero.