A los 51 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

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1.- Aquellos que se asociaron para matar a mi hijo Jordi, no estiman el menor respeto por la vida humana; es un grupo que tiene como oficio el crimen por encargo; causar dolor a los demás es su satisfacción; con el agravante de que esa gavilla cuenta entre sus miembros con Adriano Román, que se ha dispuesto invertir recursos económicos para pagar tarifas de matones. 2.- Ante una cuadrilla de desalmados, como la financiada por Adriano Román, y pretendió asesinar a Jordi el 2 de junio de 2010, debemos de mantenernos vigilantes por sus maquinaciones. Los profesionales del crimen hacen del mismo un hábito; su costumbre de matar es para ellos rutina de vida criminal. 3.- En un medio social como el nuestro, en el cual la mercancía dinero desempeña el papel más importante, y Adriano Román, dispone de ella en abundancia, y teniendo a su alcance y disposición a los que viven de matar por un precio, se impone que la sociedad utilice los mecanismos que la ley pone a su alcance para defenderse de aquellos que dan demostración de ser incorregibles; impenitentes delincuentes, reincidentes asesinos, recalcitrantes perturbadores sociales. 4.- La sociedad dominicana en general, y mi familia en particular, tiene legítimo derecho a vivir en paz, sin sobresaltos ni sorpresas. La intranquilidad no puede formar parte del desenvolvimiento normal de los hombres y mujeres de bien, pues entonces la criminalidad, la delincuencia habrá tomado su imperio en el medio en que vivimos, y habremos sucumbido ante el reino del crimen. 5.- La sanción penal con privación de libertad procura, entre otras cosas, reeducar al que ha delinquido, pero aquel que, como Adriano Román, ha reincidido en el crimen y persevera en el mismo, se impone tomar en su contra medidas excepcionales para evitar nuevas víctimas fruto de su obstinada decisión de continuar pagando para matar a mujeres y hombres honrados y decentes, como Miguelina Llaverías y mi hijo Jordi Veras. 6.- Si como sociedad civilizada disponemos de instrumentos legales para enfrentar a los delincuentes incorregibles como Adriano Román, debemos hacer uso de los mismos para defendernos de sus maquinaciones y ataques, y no esperar que otras víctimas suyas, como Miguelina y Jordi, sufran las consecuencias de quedar con vida pero marcadas con el sello de la voluntad criminal de Adriano Román, quien disfruta calculando y poniendo en práctica crímenes por encargo desde el mismo recinto carcelario donde se encuentra recluido. 7. Todo antisocial peligroso, además de recibir sanciones ejemplarizadoras, sus movimientos en el recinto carcelario donde cumple condena deben ser sometidos a un control absoluto; constituye un riesgo mantenerlos en condiciones de movilidad igual a los demás reos.; a mayor peligro generado por un criminal más intensa deben ser las medidas de control. Adriano Román por su peligrosidad es un recluso que debe estar en una celda de alta seguridad. 8.- Un estado de incertidumbre no cuadra con la vida llevadera de una persona de bien; vivir a expensas de lo que desde la cárcel Adriano Román ordena ejecutar a un sicario, es incompatible con una existencia sosegada como merece todo persona trabajadora, honesta y útil.

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