Apoyemos la candidatura de Lula y su triunfo en Brasil
En la actualidad habitamos un mundo que se encuentra inmerso en una disputa por el intento de las potencias imperiales y el capitalismo financiero occidental, de mantener el control de los recursos estratégicos, y su hegemonía política y económica a nivel planetario, ante el surgimiento de nuevos polos de poder y gobiernos que representan la voluntad de sus pueblos y que se resisten ante las imposiciones de los centros de poder mundial.
En este marco, el diseño estratégico de EEUU para Latinoamérica, es volver retomar la Doctrina Monroe, de “América para los [norte]americanos”. La contraofensiva imperial inició luego de que en el 2005 dijimos «No al Alca», el área de libre comercio para toda América que proponían los estadounidenses. Por esta razón, se asocian a los oligopolios mediáticos un sector de la elite política, económica, judicial y los servicios de inteligencia de los países latinoamericanos y lanzan sus campañas destituyentes de persecución, difamación y finalmente de proscripción de los líderes populares.
Es estratégico para los centros de poder mundial y las oligarquías locales que los recursos no sean administrados por gobiernos progresistas que no se subordinan a su dirección. Por ello, la ofensiva imperial busca principalmente desarticular y luego eliminar cualquier tipo de resistencia política o social organizada que le impida la consecución de sus intereses económicos y geopolíticos.
Lula es hoy en Brasil la expresión de esa resistencia, es el conductor en el que pueblo brasilero confía, por eso buscan que no sea candidato. Él sintetiza la posibilidad de poner un freno a la avanzada neoliberal en su país y la región. Su llegada a la presidencia fue un antes y un después en Brasil: sacaron a más de 40 millones de la pobreza, disminuyeron la desigualdad, desarrollaron industrias estratégicas, se independizaron de los designios del FMI y de Estados Unidos, y buscaron alianzas con los países de la región y potencias emergentes como los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Rusia).
Hoy el «linchamiento mediático y judicial” es la herramienta de la difamación y al escarnio a los movimientos populares y sus líderes, a los cuales se busca proscribir mediante fallos judiciales sin pruebas; es el Partido Judicial impulsado por el Imperio y los servicios secretos. Nada de lo que acontece en Brasil está aislado de un proyecto regional.
El poder real diseñó una misma política que replica a nivel de golpes de Estado institucionales (Honduras, Paraguay, Ecuador, Argentina), donde la proscripción es parte de la instalación de un Estado policial, de excepción y autoritario.
El objetivo a reinstalar el modelo neoliberal salvaje, y para ello es necesario perseguir a los que se resistan. Dilma Rousseff advirtió con claridad que el golpe que la sacó de la presidencia aún no ha concluido y teme que se inicie una nueva etapa con una impronta aún más radicalizada y represiva de una segunda fase.
Entre otros aspectos, ésta nueva fase del golpe buscaría quitar a Lula de la carrera electoral hacia las presidenciales de 2018 y, de concretarse esta posibilidad, destaca Rousseff, la democracia brasileña estaría ya herida de muerte y el continente condenado.
Por esta razón, la democracia hoy está en jaque en Brasil y en todo el continente.
El voto de la mayoría es el punto de origen de legitimación de los gobiernos, sin embargo una democracia plena significa también el respeto a los derechos como la libertad de expresión y de participación de distintos sectores sociales en la vida pública, el respeto del derecho al trabajo, la vivienda y una vida digna, el desarrollo económico, una sociedad más justa y una soberanía real.
El pueblo brasileño, al verse perjudicado por las medidas neoliberales y quebrados los canales institucionales tanto en el campo económico, laboral, como en el de los derechos civiles, se ve en la necesidad de salir a la calle, movilizarse y re-ocupar el espacio público. Lejos de amenazar a las instituciones democráticas, el pueblo pone a la democracia en el territorio que le diera origen: la calle.
Se trata de una democracia activa, protagónica, frente a la democracia fósil, simulada. Lejos de desestabilizar, el pueblo brasileño la reencauza, la relanza. Desde el campo progresista debemos acompañar y apoyar al pueblo brasileño a practicar una verdadera rebeldía civil y exigir en las calles que Lula pueda ser candidato en las próximas elecciones.
Brasil es la mayor economía de la región y representa la mitad de la población de Sudamérica, por esta razón la victoria de Lula y la vuelta de un gobierno popular a este país es esencial para la recuperación del proceso de liberación regional.
Sólo es posible un proyecto real de unificación regional, que pretenda autonomía de los centros de poder mundial, con Brasil como parte de ese proceso, y Lula es el líder que mejor puede conducirlo.
El golpe no cierra si puede ser candidato, y aclaró que «no es contra Lula, es contra un proyecto de país”.
Es por todo esto que debemos tener conciencia de los nuevos desafíos para la liberación nacional y continental, y dar una necesaria respuesta monolítica a escala regional, con la suficiente profundidad como para entender que no se trata de fenómenos aislados, locales o nacionales, sino de una estrategia ideada y profesionalmente ejecutada a nivel mundial.
A diferencia de otras etapas, el campo popular de América Latina mantiene bastiones de gobierno, la adhesión masiva a sus líderes, la memoria reciente de los gobiernos populares, e importantes niveles importantes de organización y militancia, que deben ser nuestras principales herramientas para afrontar la ofensiva neoliberal.
La disputa a nivel regional sigue siendo Patria o Colonia, liberación o dependencia, entre un modelo neoliberal que no puede ser otra cosa que pro-capitalista a ultranza, y un continentalismo que pretende salir de la periferia, rebelde, que entiende como camino imprescindible para lograrlo a la unidad soberana, con mayor integración política, económica, industrial y científico-tecnológica.
Los latinoamericanos debemos adherimos y apoyar desde nuestra propia lucha, con total convicción la candidatura de Lula y su triunfo en Brasil, ya que será trascendental para el futuro de la Patria Grande.
JPM
se nota que el sr. domingo rojas escribe por mandato de alguien sin escrupulo, yo no creo de alguien que tenga concepto escriba babosadas de esta manera. toda esta izquierda trasnochada del siglo 21, tienen que estar presos por ladrones. siempre se ha dicho que los buenos cuando se corrompen se tornan peores., eso ha sucedido con todos estos ladrones que ahora son multimillonarios.
buenas tardes.pero la candidatura de ese ladrón, delincuente, corrupto.no has visto que va a cumplir una pena de 12 años y medio.falta el nuestro.debe ser condenado a cadena perpetua.dr. geraldo morel.
definitivamente este señor tiene el síndrome de euclide gutiérrez todos los que no salga bien es por los gringos…lula es el papa de brasil, pero violo una leyes para beneficio propio y eso no es aceptable..aquí con ****es que controlan nuestra justicia el resultado correcto nunca los vamos a ver…