Trump, Venezuela y guerra contra narcotráfico: paradoja peligrosa
Por Fernando Almánzar
Para el presidente Donald Trump, ser recordado en la posteridad como «el gran defensor de la paz mundial» se ha convertido en una de sus nuevas prioridades de vida.
En octubre pasado, cuando María Corina Machado fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, el mandatario estadounidense manifestó su descontento diciendo que él -y no ella- era el verdadero merecedor de dicho honor. Esto, a pesar de que la líder opositora venezolana le dedicó su reconocimiento a Trump «por su apoyo decisivo a la causa venezolana».
¡Trump ama la paz! Por ejemplo, este viernes en Washington, durante el sorteo de grupos de la Copa Mundial de Fútbol 2026, su supuesta «misión pacificadora» fue exaltada con el recién inventado Premio de la Paz de la FIFA, que según la organización deportiva reconoce a individuos cuyas «acciones excepcionales promueven la paz y la unidad» del planeta.
Pero no termina ahí… Más temprano en la semana, el Departamento de Estado anunció que rebautizó la sede del Instituto de Paz de Estados Unidos con un nuevo nombre: El Instituto de Paz Donald J. Trump.
Como parte de su filosofía de «promover la paz a través de la fuerza», Trump también cambió el nombre del Departamento de Defensa y rebautizó al Pentágono como el Departamento de Guerra.
Lo irónico es que, aunque Trump insiste en haber «puesto fin a ocho guerras en menos de un año», sus acciones parecen evidenciar lo contrario; especialmente en el Mar Caribe, donde la creciente presencia militar de Estados Unidos hace que los tambores de guerra resuenen cada día más fuerte entre Washington y Caracas.
De forma oficial, la Administración Trump declaró la guerra al narcotráfico. Desde principios de septiembre, Estados Unidos ha hundido más de una veintena de embarcaciones que -según la Casa Blanca- intentaban ingresar drogas al país. La llamada Operación Lanza del Sur ha cobrado la vida de más de 80 presuntos narcotraficantes, cuyas identidades no han sido divulgadas.
El problema es que el Gobierno norteamericano no ha presentado pruebas de que esas lanchas llevaban drogas o de que sus ocupantes eran delincuentes. Por ello, muchos cuestionan si estas acciones militares podrían considerarse crímenes de guerra, bajo los estándares de la Convención de Ginebra.
Y no es que uno esté defendiendo a narcotraficantes – ¡jamás! -, sino que todo sospechoso debe presumirse inocente hasta que se demuestre lo contrario ante un tribunal. Si la inteligencia estadounidense detecta una embarcación con droga, ¿por qué no interceptarla, detener a sus tripulantes y confiscar la evidencia?
Además, las tensiones entre Trump y Nicolás Maduro podrían estar enviando un mensaje equivocado a millones de venezolanos que hoy sueñan con la salida del dictador sudamericano y que ahora piensan que Trump entrará a Venezuela como Superman para derrocar al hombre fuerte que asumió el poder en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez.
Es cierto que, en julio de 2024, Maduro robó las elecciones al líder opositor Edmundo González, quien terminó exiliado en España. También es cierto que Trump no lo reconoce como presidente legítimo y que Marco Rubio, su secretario de Estado, ha denunciado repetidamente las violaciones de derechos humanos en Venezuela.
Sin embargo, Trump también les dio la espalda a miles de exiliados venezolanos en Estados Unidos: los acusó de delincuentes y les canceló el Estatus de Protección Temporal (TPS), un alivio migratorio que les permitía trabajar sin miedo a ser deportados.
Y la mayor contradicción: Estados Unidos sigue comprando petróleo venezolano, a pesar de haber impuesto más de 100 sanciones económicas contra el régimen y de ofrecer una recompensa de $50 millones de dólares por información que lleve a la captura de Maduro. Las reservas venezolanas superan los 300 mil millones de barriles, más que las de Irak y varias naciones de Medio Oriente.
En mi opinión, las fuerzas navales y aéreas estadounidenses en el Caribe no están allí para derrocar a Maduro. Creo que la crisis con Venezuela sirve más bien como distracción para que el pueblo estadounidense no se enfoque en sus problemas domésticos: economía, inflación, falta de cobertura médica, desempleo y la posible paralización del Gobierno, que podría iniciar el próximo 30 de enero si el Congreso no aprueba un nuevo presupuesto fiscal.
Y regresando a la guerra contra el narcotráfico, Trump ha insinuado que los esfuerzos militares podrían extenderse incluso al interior de territorio venezolano.
Lo que no entiendo -y tal vez aquí perdí parte de la película- es cómo funciona realmente esta guerra antidrogas. Porque, por un lado, Maduro es su enemigo «narco». Pero por el otro, su administración acaba de perdonar a uno de los narcotraficantes más grandes de la historia.
Esta semana, con una firma, Trump perdonó al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien había sido sentenciado a 45 años de prisión por tráfico de drogas. Durante su mandato, Hernández convirtió a Honduras en un narcoestado, colaborando con cárteles, incluyendo el temido Cártel de Sinaloa. Según la evidencia, recibió incluso un millón de dólares de Joaquín «El Chapo» Guzmán.
Hernández fue extraditado, encontrado culpable en 2024 y condenado a 45 años, además de ser obligado a pagar multas millonarias.
Entonces pregunto: ¿por qué Trump declara la guerra a Maduro acusándolo de narcotráfico, mientras perdona a Hernández, un preso convicto del mismo delito? ¡Explíquenme, porque no entiendo!
Por ahora, solo podemos esperar. Prepararnos para lo peor, deseando siempre lo mejor. Aunque, con Trump… uno nunca sabe. Y lo peor todavía podría estar por venir.
Yo soy Fernando Almánzar, y así veo las cosas.
(Fernando Almánzar es un veterano periodista bilingüe, ganador de tres premios Emmys con dos décadas de experiencia en Radio, Televisión, Prensa Escrita e Internet, actualmente labora para CNN).
sp-am

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DEBIDO PROCESO
Un lider que vuonere el mas elemental de los preceptos de la convivencia paciffica legitima….es un violador de derechos y jamas un pacificador. Trump armo a Netanyajo y le dio riendas sueltas para que este aniquilara la mayor poblacion palestina posible y luego de aniquilar a un gran porcentaje de ninos y jovenes y que Hamas aceptase su aplastante derrota sin que los terroristas hayan sido eliminados…vino un cese al fuego
Trump parece sufrir de neurona bipolar
LOS QUE DEFIENDEN NO IMPORTA LO QUE HAGAN SON LOS MIO. EL QUE NO ENTIENDE LA GUERRA CONTRA LA DROGA SOY YO, PORQUE NUNCA HE VISTO A LOS QUE RECIBEN ESA DROGA EN LOS EE.UU. PRESO. FULANO LLENO DECENAS DE TONELADAS DE DROGA, QUIEN LAS RECIBIO,QUE SON LOS QUE VERDADERAMENTE LAS DISTRIBUYEN Y VENDEN EN EE.UU. Y SON LOS VERDADEROS CULPABLE DEL DANO QUE ESTA HACIENDO LA DROGA A LA JUVENTUD EN EE.UU. Y EL MUNDO.
De tu opinión yo hago un compendio,,,lo recopilo y lo expongo,,,es una novela, viviremos sentado esperando un final q no va a llegar