Un fanatismo enfermizo contra Leonel Fdez.
El comportamiento
exhibido por algunos sectores políticos, evidentemente, fanatizados y
obsesionados en contra de la figura política del ex presidente Leonel
Fernández, están alcanzando niveles preocupantes.
Todo lo que se ha visto
y leído en los últimos meses en contra del
presidente del Partido de la Liberación Dominicana, es un claro indicio
de que esos sectores y quienes los conducen están prestándose a un jueguito bastante peligroso.
Porqué digo esto, por lo siguiente; sí como han
alegado los protagonistas de las escenas más recientes en los Estados Unidos
y aquí en el país, es un derecho
constitucional que le asiste y del cual están haciendo uso, se equivocaron
medio a medio.
Quién les ha dicho a
ellos que el uso de un derecho a un ciudadano cualquiera le da licencia para la
agresión desconsiderada hacia un particular u entidad determinada.
Quién les ha dicho a esos
que se movilizan en nombre de la democracia y la libertad de expresión, que
pretender obstaculizar y limitar la circulación y desarrollo de las actividades de una persona es una acción legítima en un contexto de un
Estado Social, Democrático de Derecho.
Definitivamente, no, es
inaceptable y constituye un acto de intolerancia de parte de esos grupos sociales
y políticos el pretender imponer un mecanismo de lucha política rastrera y
provocadora que sólo conduce a degradar la democracia y el estado de derecho
que tanta sangre a costado a este país.
Es una canallada, que
en pleno siglo XXI esos grupos evidentes y ocultos en la sociedad civil y en
los partidos que adversan al peledeísmo gobernante demuestren incapacidad para
conducir el debate político den otro de una
matriz democrática y no con estos actos de tan mal gusto y repudiable.
Esos actos de bajeza
política deben detenerse para bien del país, y lo que lo están instigando deben
de entenderlo, porque hoy, señores, son
contra Leonel Fernández, mañana
podrán ser contra Hipólito Mejía, Miguel
Vargas o Danilo Medina y eso es inaceptable en plena posmodernidad
política.
Esos grupos y quienes
lo dirigen deben comprender que este tipo de acción desfasada y provocativa lo que constituye es una negación del derecho de los demás.
Y que, antes de ser un instrumento válido de lucha
social tendente a lograr progreso y justicia social en lo que se convierte es en una acción vacía y violenta
capaz de generar confrontaciones y tensiones partidarias impredecibles que
terminen en sangre. Detengan eso.
quezada.alberto218@gmail.com