Un día sin leer es un día perdido

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EL AUTOR reside en Santo Domingo.

 

POR FRANK TEJADA CABRERA

 

 

 

Cuando trabajaba en el Banco Central, un día le pregunté a don Rafael Herrera que me recomendara una fórmula para aprender a escribir y me dijo: Leer, escribir y agregó: tu comienzas a escribir, que te voy a publicar tus escritos en el Listín Diario.

 

Así comencé y desde ese día trato de leer todos los días, aunque sea media hora. En otra ocasión visité al Director del Diario Libre, don Aníbal de Castro y me dijo: leer libros de escritores que hayan recibido el Premio Nobel de Literatura.

 

Tener el hábito de la lectura es una excelente costumbre, pero tener un estilo único de escribir es un don de Dios, que los reciben ciertos escritores del universo.

 

En otra ocasión conocí a don Bienvenido Álvarez Vega, quien me invitó a escribir en los periódicos El Siglo y HOY. Amén, que Víctor Tejada me permitió escribir en El Caribe.

 

Cuando era profesor en la UNPHU, indicaba a mis estudiantes la importancia de leer y escribir en la vida de un profesional, porque muchos salen graduados con un título, pero no saben redactar un informe y mucho menos escribir correctamente.

 

En una oportunidad solicité a un ingeniero medir unos terrenos y me dio pena leer el informe, porque estaba con faltas de ortografía y una redacción pueril. La mayoría de los profesionales, especialmente los de la UASD, en su mayoría no saben escribir y su preparación es cuestionada en su vida profesional.

 

La UASD se creó el 28 de octubre de 1538. Es la universidad más vieja del continente americano, pero la misma se encuentra rezagada en la preparación de sus estudiantes y en América no pertenece a ninguna categoría importante, con el resto de las universidades desde Canadá hasta Chile.

Al comenzar el año escolar en el 2017 la UASD luchaba por más presupuesto, pero no se dan cuenta que en China comunista, los estudiantes tienen que pagar para recibir la enseñanza y los dirigentes del patio piensan que allí deben ir todos a perder tiempo, en lugar de cobrar una matrícula que permita la investigación y la educación por excelencia, en vez de tener 220,000 estudiantes perdiendo tiempo. La llamada reforma de la UASD fue un fracaso.

Volviendo al estilo de escribir y hablar el castellano correctamente, es una necesidad de todo profesional egresado de una universidad. Una forma de pronunciar bien las palabras es leer en alta voz escuchando lo leído y corregir aquellas palabras que son difíciles de pronunciar.

 

Recuerdo, cuando era estudiante en la UASD, que el profesor le dijo a un compañero, escriba lo que voy a dictarle, escribió la palabra inflexión mal, le dijo: váyase a su casa, que aquí usted está perdiendo su tiempo. Haciendo un oficio puede ser mejor hombre.

Las 47 universidades dominicanas están graduando profesionales sin ninguna preparación académica, con raras excepciones. Mejorar la educación universitaria es una necesidad.

jpm

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