Tragedia que acecha en el transporte escolar

No quisiera ser pájaro de mal agüero, pero con lo que se presenta a la vista y un poco de imaginación, no hay que ser Santiago el del Alquimista de Paulo Coelho, para proyectar lo que podría ocurrir más temprano que tarde.

Aquí no hay transporte seguro de ningún tipo, un carro de lujo con todas las medidas de seguridad, está tan expuesto como el cacharro más arruinado. Me explico, al lado de ese carro, justo al lado, en el semáforo tiene cuatro bombas de tiempo, a la derecha e izquierda, al frente y detrás. Usted puede asegurar que en esas posiciones habrá un vehículo con un sistema de gas licuado de petróleo, que lo instalaron en una calle cualquiera y sin ninguna norma de control; o aun instalado en un lugar más o menos con ciertas técnicas adecuadas, no tiene, ya instalado, ninguna supervisión.

Tarde o temprano esa bomba explotará y ojalá, no estemos cerca. Aleje Dios pruebas y no permita tentaciones. Todo indica que, aunque el título que he escogido para este escrito es “tragedia que asecha en el transporte escolar”; ya hemos visto empezando, que en los párrafos que lleva este artículo no se ha desarrollado lo enunciado, pero lo dicho no deja de ser alarmante.

Ahora la alarma debe dispararse cuando pensamos en la caterva de cualquier cosa que hoy día se utiliza para el trasporte escolar.  Nuestros niños se transportan desde motores hasta destartalados autobuses. Y no me refiero al transporte de estudiantes de planteles públicos, (que hoy es una excepción a la regla) pues lucen ser los mejores y más seguros, sino a los de los centros educativos privados.

Con ese transporte, miles de familias se ganan el sustento, hay familia en donde los dos esposos y algunos de los hijos salen  con ese medio, a buscar el pan de cada día, aunque llegue ya duro.

Es un trabajo digno, loable, significativo; no solo para quienes lo hacen sino para los padres que los utilizamos. ¿Qué sería de muchos de nosotros sin ellos? Pero la realidad de un peligro inminente me hace sonar la bocina de la alarma.

El noventa y nueve por ciento de esos vehículos operan con gas licuado de petróleo(GLP).  No me pidan estadísticas, que ni las tengo, ni creo que el Estado las registre, esto es pura observación empírica. Esos sistemas no son regulados por nadie, no hay un protocolo de desplazamiento, y de llenado, no es raro observar que un minibús cargado de niños penetre a una estación a echar 300 pesos de GLP, para seguir su distribución.

Esos trasportes destartalados la mayoría en su cablería eléctrica, son una bomba de tiempo y sobre esa bomba van sus hijos y los míos, y… lo grande es, que no tenemos de otras, pues si los llevamos a la escuela nosotros mismos (que sería lo ideal) faltamos al trabajo o por lo menos llegamos tarde, con el caos que se desata a las primeras horas.

La ley No. 63-17, de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial de la República Dominicana, contiene un título dedicado al transporte escolar que al leerlo nos da la sensación de que estamos “en el país de las maravillas”. Voy a compartir con ustedes lo que dice la ley.   ¡Por favor, no me digan que todo a su tiempo! , porque ya es tiempo de que el INTRANT , el Ministerio de Educación, asociaciones de colegios privados, sociedades de padres y amigo,  COOPNAMA y como no,  con invitación a instituciones como el Defensor del Pueblo , se pongan a discutir y buscar fórmulas para sustituir de una vez y por todas  los cacharros que transportan en la más alta inseguridad nuestros hijos, por minibuses escolares con las especificaciones que establece la ley y que para cultura, mientras tanto le transcribo.

Ojalá el Ministerio de educación, los propios colegios, bancos y las instituciones que ya he señalado, se pongan de acuerdo a fin de financiar estas unidades a los transportistas de niños para las escuelas y los colegios privados.

Propongo se realice un estudio de factibilidad, en donde arroje cuáles son sus gastos, sus necesidades, cuanto generan y cuanto pueden pagar.  Seguro que dará para todo.  La conducción de un buen vehículo le economizará miles de pesos en los gastos constantes del mecánico.

Aquí debería yo despedirme y decirle, hasta la próxima, pero le prometí transcribirle lo que dice la ley sobre este aspecto. Lo que hago justo ahora. Empiezo con el artículo 70,que expresa que “El servicio de transporte escolar operará para las escuelas o centros educativos y será regulado por el INTRANT, quien autorizará su operación mediante licencia de operación.

Eso es en cuanto a la regularización, ahora en cuanto a las características del transporte según el artículo setenta y uno (71), Los autobuses dedicados al transporte escolar serán de un color único, con ribetes e inscripciones distintivos de cada empresa, y cumplirán las condiciones siguientes: 1. Limitar los pasajeros transportados al número de asientos de la unidad, y en ningún caso podrá transportar pasajeros de pie. 2. Poseer cinturones de seguridad en cada asiento del vehículo, según el período de adaptación que se indicará en el Reglamento del Transporte Escolar. 3. Señal “PARE” de transporte escolar luminosa.

Más adelante te habla de la señal, de la forma como se debe tomar y dejar los niños, de la obligatoriedad de un acompañante para el conductor, de la licencia para operar este negocio y de la forma de renovarla.

Con estas responsabilidades es urgente que el INTRANT ponga en operación el Departamento de transporte escolar, no se puede dormir en eso y poner allí gente seria, personal consciente que cumpla a rigurosidad su tarea y que no se haga de la vista gorda por un par de pesos o por compasión con los padres de familia, porque un padre de esos, descuidados o irresponsable nos podría dejar sin familia a muchos. ¡Claro, canalicémosles la oportunidad de adecuarse! Ahora sí. Hasta la próxima.

 

 

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