Roosevelt, Wilson y política internacional
En la historia de la humanidad, como en el mismo individuo, se encuentran siempre fuerzas que se contraponen, y como ocurre en la misma naturaleza, estas fuerzas de vida y muerte son la linfa vital que crea nuevos comienzos y nefastos conflictos y destrucciones.
Asimismo, hay hombres que se han encontrado en determinados momentos de la historia y, de alguna manera, ellos mismos con personalidades fruto de sus propias circunstancias, han actuado según sus ideas y convicciones influyendo positiva y/o negativamente en la historia.
Es interesante el análisis que hace Henry Kissinger en su libro “El Arte de la diplomacia”, sobre dos personajes importantes en los Estados Unidos a inicios del siglo pasado, ambos presidentes de Los Estados Unidos, Thomas Woodrow Wilson y Theodore Roosevelt. El primero un estudioso académico universitario con un doctorado en Ciencias Políticas y otro Político y Militar, deportista y amante de la caza. Para entender sus actuaciones, como en todo análisis histórico, hay que sumergirse en el contexto histórico donde ambos se han desarrollado.
Kissinger
Según narra Kissinger en su obra: ”En el 1985 los Estados Unidos había superado a la Gran Bretaña, era considerada entonces la primera potencia mundial manufacturera del mundo”. “Para entonces la prioridad para el senado americano era concentrado en la prioridad interna, en el crecimiento como nación industrial y desalentaba los proyectos expansionistas manteniendo un pequeño ejército (25,000 hombres) y una Marina débil.” “La expansión hacia el Canadá y México, era vista como un destino dado por la providencia como nación electa”
Sin embargo, ”debido al poder económico adquirido comenzaron a surgir lideres americanos interesados a manifestar esa potencia en supremacía global”. El más conocido e influyente de estos fue Theodore Roosevelt. Probablemente influido por lo que veía en la Europa imperialista, y su experiencia militar, había terminado por tener “una percepción de la naturaleza del Orden Mundial más vecino a Bismarck o a Disraeli que a Thomas Jefferson”. “Rechazaba todas las concepciones de que la paz fuera la condición normal de las naciones. Si sus intereses entraban en conflicto se debía recorrer a la fuerza para prevaler”.
Roosevelt, en su ejercicio del poder, fortaleció las inversiones en el ámbito militar, buscó convertir a Estados Unidos en una Potencia naval y logró la construcción del Canal de Panamá y su posterior concesión, apoyando la independencia de Panamá de Colombia.
Cuando estalla la Primera Guerra Mundial quiere entrar en guerra, Sin embargo, a pesar de la coincidencia en las modalidades operativas con la diplomacia europea, no es Roosevelt quien convence al pueblo americano de entrar en guerra sino Thomas Woodrow Wilson. Con un doctorado en Ciencias Políticas, llevó un discurso en sintonía con el pueblo americano.
Wilson creía en los principios de su país sobre la democracia y los derechos de igualdad entre todos los individuos. Y el objetivo de entrar en la guerra era el de ayudar y el de llevar la paz al conflicto, y fue de esta manera que convenció a un congreso a entrar en guerra. Claro, los hechos son más complejos en la realidad. No es que Wilson fuera un aislacionista, sino que tenía otra visión de la grandeza de los Estados Unidos. “Wilson tenía una idea elevada de la política y de cómo deben funcionar las relaciones internacionales”.
Su deseo de llevar la paz en Europa era sincero. “Propone la creación de la organización internacional de la Sociedad de las Naciones, con el objetivo de que se evitasen guerras sanguinarias como fue la Primera Guerra Mundial. Creía firmemente que a través del dialogo y la búsqueda de soluciones a las controversias se lograría una paz duradera para las naciones”.
Según señala Kissinger en su obra “El arte de la diplomacia”, Wilson no tenia las bases teóricas y prácticas para actuar en una diplomacia de estilo europeo. Dicha diplomacia estaba hecha de continuos adaptamentos con el fin de preservar un equilibrio en perenne movimiento”. La lucha continua de evitar hegemonías en Europa y de querer imponerlas había sido causa de conflictos por siglos. Como tantos intelectuales progresistas Wilson se encontró con una realidad que no le permitió cumplir plenamente sus objetivos.
En dicha época, con países imperialistas dominados por las estrategias militaristas, no era admisible la negociación de una paz, había que debilitar a los vencidos para que no fueran más una amenaza. Desmembrar el Imperio Austro Hungarito y debilitar a Alemania quitándole territorio y cargándola con una pesada deuda de guerra, con la que tal vez pensaban pagar la suya, fue la última decisión.
Los países derrotados en la guerra que habían visto en La Liga de las Naciones un instrumento que habría podido ayudarlos a negociar mejor la derrota, sufrieron una gran desilusión, todas las propuestas hechas por ellos fueron rechazadas por Francia e Inglaterra.Al final, los Estados Unidos decidió no adherirse al organismo al darse un cambio de partido en el congreso.
Sin embargo, esas de condiciones tan vejatorias impuestas a Alemania fueron el alimento de la ideología nazista, y fue el deseo de dicha nación de recuperar lo perdido que llevó, entre otras cosas, a la Segunda Guerra Mundial. En dicha guerra murieron diez millones de soldados, muchos de ellos hijos de las naciones que habían vencido la Primera Guerra. Es interesante como estos personajes reflejan dos tipos de políticos.
Dos tipos
Roosevelt es un hijo de su tiempo, con la aplicación de su teoría darwiniana de la prevalencia del más fuerte ante los retos de la sobrevivencia (la Ley de la jungla), fruto de la observación de las políticas de su época, logró beneficiar materialmente su nación. El aporte de Wilson, según Kissinger, fue modelar el pensamiento americano. Sin embargo, en lo referente a la creación de la Liga de las Naciones, Wilson tuvo una visión ética y visionaria que lo coloca en una posición superior a los otros líderes de su época.
El hecho de crear un instrumento, que fuera la primera organización intergubernamental con el objetivo de promover la cooperación internacional y lograr la paz y la seguridad en el mundo, lo convierte en un innovador en el mundo de la diplomacia y en un hombre de paz y por lo tanto en un promotor de una sociedad más civilizada.
En mi opinión, el objetivo de Wilson al crear la Sociedad de las Naciones y de que ésta sirviera para resolver conflictos a través del dialogo le da mayor trascendencia y una validez de sus ideas que no se han perdido en el tiempo.
Abogando en sus catorce puntos por una seguridad internacional que dependiera, sobre todo, de la salvaguardia de la colectividad y de la transparencia en las negociaciones diplomáticas demostró sus buenas intenciones.
Probablemente, si hubiera habido un verdadero dialogo entre vencidos y vencedores al concluir la Primera Guerra Mundial, se hubiera evitado la segunda. Lecciones de la historia. El aporte de las ideas de Wilson no fue en beneficio de una sola nación, sino de todas las naciones del mundo.
jpm-am
excelente información.con todo respeto,la mención del años 1985,debe revisarse.