¿Quienes tiraran la toalla?
Hay una vieja predica que reza que el futuro se inicia hoy. En política, cuando se mira a la distancia de dos años, los pasos que se dan ahora, están dirigidos a cubrir esa avanzada. Los partidos políticos dominicanos llegan hoy al comienzo de una disyuntiva, una encrucijada, el momento de pararse o seguir adelante.
El presidente Danilo Medina ha tomado medidas en los últimos días que indican con claridad que está trabajando para la repostulación. Recuerden que de por medio está la traba constitucional que rechaza la reelección, Entonces habría que hacer reformas de la Carta Magna.
La vida política dominicana ha demostrado que si hay recursos económicos y facilidades operativas, un intento de repostulación es difícil de atajar. Los partidos pueden tener la línea que le venga en gana, pero los legisladores de forma individual tienen su precio.
La disyuntiva de hoy es clara y determinante a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana. Danilo controla hoy la columna vertebral partidista, y los presidentes de las dos cámaras. Queda en el PLD movilidad para la pelea, o arrinconamiento para la sumisión.
Al expresidente Leonel Fernández le ha llegado la hora de los hornos. Podría tratar de reeditar el viejo manual leninista de un paso adelante y dos hacia atrás. Lenin rompe con amigos ocasionales y da los pasos para crear un nuevo partido para la toma del poder. A Leonel el estrecho camino le indica que debe dar la pelea parlamentaria y seguir buscando su millón de firmas, pero no para archivarlas, sino para inscribir su opción política.
Está en la coyuntura de que tira la toalla o da el salto al frente. El PLD con dificultad, en casi una misión imposible, se podría mantener en el poder si hay una división. Regularmente los partidos en el gobierno cuando se fraccionan abandonan el mando.
A mediados del año que viene tiene todo debe quedar claro. Danilo sigue o da paso. Leonel se queda perdiendo una batalla, o se va, tratando de apurar una victoria. En la oposición pasa lo mismo. Luis Abinader e Hipólito Mejía, líderes absolutos del Partido Revolucionario Moderno, no caben los dos en el mismo grupo político.
Tratar Hipólito de volver es luchar contra la correlación de fuerzas, y la vitalidad física. Su hora pasó. Es una pieza de museo. Pero Abinader de joven solo tiene la edad. Representa el mismo mecanismo de trabajo de los viejos robles. Un cuerpo joven, con ideas y cerebro añejo.
Lo difícil de ver en el panorama político dominicano es la sangre joven. Los partidos se han hecho viejos, y sus líderes nunca tuvieron ideas nuevas. Hoy se necesita un grupo político que tenga una claro programa de gobierno, que sus principales figuras no sean ecos del populismo tradicional y sobre todo que no vean la actividad política como la forma de hacerse ricos. Hoy, el futuro luce incierto, y no se sabe hacia dónde sopla la tempestad. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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