¿Qué es lo importante para ti?

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EL AUTOR es investigador y empresario agroindustrial. Reside en Santo Domingo.

¿Cómo enfocar nuestra atención en lo que es importante, cuando a diario te esperan desde que amanece una infinidad de problemas, una andanada de incomprensiones, un mar de incertidumbres y la responsabilidad de resolver y seguir adelante tratando de hacer lo correcto?

Es una tarea difícil, pero no imposible. Primero hay que definir qué es lo importante, tratando en esa tarea, de ser lo más objetivo posible, claro de que lo que es importante para una persona, siempre va a estar relacionado con lo que esa persona cree, con sus valores, principios y creencias.

Es lógico y muy probable que si una persona no cree en la trascendencia de la vida, es decir, en que la vida no acaba con la muerte física, sus valores y principios girarán en torno a eso que cree. Por eso definir qué es importante siempre tendrá algo de subjetivo.

Para poder tomar decisiones que puedan ser certeras, hay que saber qué es lo importante, principalmente cuando esas decisiones  deben ser tomadas en momentos críticos de nuestras vidas.

En este artículo, hablaré tomando en cuenta mis experiencias, en consecuencia mis creencias, mis valores y mis principios. Sucede que cuando estás en el ojo del huracán, en medio de una batalla cruenta y luchas por seguir adelante, prácticamente acorralado en la trinchera del honor, te embargan las dudas.

Rodeado por esas dudas, buscas, como siempre, compartir las posibles decisiones que tienes en mente con otros compañeros de batalla, pero esos otros o ya definieron sus prioridades, es decir lo que es importante para ellos, o tienen miedo, o ya se han dado por vencidos.

Quiere decir, que en esos momentos cruciales y difíciles de la vida, de pronto te encuentras solo en la trinchera, en medio de una cruenta batalla, sin ni siquiera poder consultar tus posibles decisiones para poder continuar, evadiendo la definitiva caída.

En ese momento y por lo general, todo tu pasado es olvidado por tus compañeros, todo aquello que hiciste, en cuyo hacer dejaste pruebas de fidelidad, queda como en una nebulosa, es como un sálvese quien pueda, aunque en ese “salvarse”, se hunda aquel que alguna vez  seguiste.

Entonces tú tienes que seguir, con ese sentimiento de soledad, también de tristeza, seguir, no parar nunca. Seguir, no por ti, sino por ellos, por los que no creen,  por los que su creer fue circunstancial, por los que dudan, por los que a pesar de ser amados, no han aprendido a amar todavía.

Y lo que te da la fuerza para seguir es haber definido y haberte enfocado en lo que es importante. Yo no puedo saber ni determinar lo que es importante para otros, pero lo que es importante para mí, eso sí tengo la necesidad y la obligación de saberlo.

Y lo que es importante para mí es Dios, sí, aunque le sorprenda, Dios es lo más importante para mí, y siendo Dios lo más importante para mí, por definición (porque Dios es amor), el amor es lo más importante para mí.

En consecuencia, mis ojos no están en lo que pueda lograr para mí en este mundo, sino en lo que pueda lograr que sea importante para la trascendencia de este mundo. Y para poder mi vida trascender, tengo que actuar usando herramientas que me lleven a esa trascendencia.

Y la principal herramienta para hacer obras que trasciendan este mundo es el amor. Como el amor es Dios mismo, es decir, es la esencia que crea todo, que transforma todo, que abarca todo y que trasciende todo lo que conocemos, el amor es indefinible.

Como somos creación de ese amor, tenemos dentro su semilla, solo hay que buscarle sinceramente, para conocerle, abrirle las puertas del corazón y Él entrará en ti, regando la semillita de amor que tienes dentro con agua viva, haciéndole crecer y florecer.

Entonces estarás capacitado para amar, y te convertirás en el precursor de ese amor, entregándote sin medidas y sin reservas en servicio a los demás, y podrás superar todos los miedos, y actuarás con esos criterios del amor, que cuando los tienes, fluyen solos. Te equivocarás alguna vez, pero por amor.

Superados los miedos, actuarás en la trinchera, en medio de estallidos de bombas y traquetear de ametralladoras, y si cae en la batalla, aun así habrás vencido. Y si no caes y logras sobreponerte, también habrás vencido, y podrás seguir iluminando con la luz de ese amor.

El amor que te ha liberado y que te da la fuerza, ese que no tiene envidia, que no es jactancioso, que no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, más se goza con la verdad; aquel que todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta (Primera de Corintios 13).

De modo que si quieres tomar decisiones importantes, lo más certeras posible, en medio de la tormenta,   en una trinchera, totalmente rodeado por el enemigo, solo, entonces enfoca tu atención en lo que es importante, piensa, reflexiona y actúa en consecuencia.

 

 

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