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Medidas históricas de privación de la libertad
En la lucha represiva contra el crimen las medidas ligadas a la retirada de la libertad han jugado un gran papel desde siempre.
Para asegurar la comprobación de un delito y la posterior aplicación de la pena, el sospechoso ya se encuentra privado de su libertad mediante arresto y prisión preventiva.
Desde la antigüedad, encontramos que la retirada de la libertad se utiliza como castigo; es cierto que este medio, utilizado en sí mismo como castigo, fue condenado en la Roma antigua, pero constituía en caso de castigo con trabajos forzados una parte de la ejecución que no hace falta decirlo (opus publicum, especialmente el trabajo en las minas) .
Asimismo, en la época germánica y en la Edad Media alemana, cuyo sistema de penas estuvo dominado por múltiples sentencias de muerte y penas corporales, el arresto como pena no era del todo desconocido.
Una ley de longobardo, y después Carlomagno, ordenaron que cada juez debía construir en su circunscripción una prisión subterránea que sirviera al encarcelamiento de ladrones durante dos o tres años, y en las ciudades de Alemania y de Italia se desarrollaban la “la torre” y la “estaca”, no solamente como prisión de instrucción, sino como sucedáneo para las penas de dinero y para castigar las faltas menores.
Además de este «encerrar», también existió, desde el comienzo de los tiempos modernos, el trabajo forzoso en forma de pena de galeras y la construcción de fortalezas: el trabajo duro debía constituir la pena mojada al mismo tiempo que debía utilizarse para el bienestar público.
La construcción, primero en Inglaterra (1555, en Bridewell) y en 1588 en Ámsterdam de una «prisión» (tuchthuis – casa de educación), como propusieron los regidores de Ámsterdam durante la adjudicación de a 16 años -Antiguo ladrón para «encontrar una manera adecuada de hacer trabajar establemente a esos hijos de ciudadanos y educarlos, en una mejor forma de vida» fue una novedad fundamental.
Para las mujeres (la mayoría de las prostitutas y mendigos), en 1597 se construyó una «Spin Haus» (casa de hilados) en la que la petición del trabajador era también facilitar la vuelta a la vida en Borgoña. En 1630, se agregó una sección separada para adolescentes (la «casa secreta de corrección».
Pronto siguieron fundaciones similares en toda Europa central (Bremen, 1609; Lubeck, 1613; Hamburgo, 1622; Viena, 1670, etc.) en las que los tribunales (debido a la creciente renuencia a imponer castigos corporales) eran cada vez más frecuentes los ladrones, vagabundos y se enviaron mendigos.
Así los reformatorios se convirtieron en la raíz principal de la sanción educativa moderna «´a pista única» que pretende servir tanto como medida represiva como preventiva y cuya duración depende del resultado educativo obtenido.
Pero en el siglo XVII, con el creciente número de «casas correccionales» para las que, por falta de nueva construcción, se utilizaron a partir de ahora castillos y conventos antiguos, con el aumento de la admisión de grandes criminales, se perdió su significado original: la diferencia con la «prisión» se borra con la aplicación de sentencias cuya duración fue determinada por la sentencia judicial, la casa correccional se convierte en un establecimiento penitenciario.
La ejecución de la pena fue de nuevo determinada por la realización de la sentencia pronunciada por la Corte, y la idea de educación no vivía más sino en las casas de corrección y otros establecimientos de ese género confiados a las autoridades administrativas. Las condiciones de vida en las prisiones cayeron de nuevo a un punto que atemorizaba.
Ciertos ensayos aislados dignos de interés de tener en cuenta de la idea de educación _ fue en Roma la edificación de la construcción de la Casa de los Chicos Malos, Saint Michel, 1703, y en Gante por la «Casa de la fuerza», fundada en 1623 y reorganizada en 1775, remanente sin influencia en el desarrollo general. Durante el siglo XVIII la administración de las cárceles fue cada vez más desagregada.
jpm-am