La Profesora Marianela

El último día de los 58 años que dedicó a la enseñanza, la  directora  de la escuela Santa Ana, del barrio de Gualey, agotó una intensa jornada de inscripción de niños y niñas en preparación para el nuevo año escolar. Quizás los dos mozalbetes que la golpearon salvajemente fueron alumnos suyo en algún momento de su  carrera magisterial.

La historia de la profesora Marianela Reynoso, de 74 años, rebasa todas las interpretaciones  sobre  disminución o incremento de la criminalidad, porque su muerte a causa de los severos golpes, fracturas  y heridas que sufrió, debe tener el efecto de un volcán sobre la conciencia nacional.

Dona Marianela retornaba a su hogar junto a su secretaria cuando dos sujetos  la atracaron para despojarla de su cartera, a lo que la maestra resistió, por lo que los  atracadores la golpearon cobardemente hasta dejarla tendida con la clavícula.

En esas graves condiciones  fue trasladada en una ambulancia del servicio 9-1-1 al hospital  de los maestros, donde dice su secretaria, le negaron  asistencia porque su seguro médico no  estaba inscrito en ese centro, por lo que le exigieron una cantidad de dinero que la maestra no  tenía.

Ante la negativa a ingresarla en el hospital de los maestros, la profesora Reynoso fue llevada en una taxis hasta la clínica UCE, donde le prestaron  asistencia de emergencia, pero un representante de la compañía de seguros exigía hablar directamente con ella como condición para  autorizar su ingreso, pero eso no era posible porque estaba inconsciente.

En ese Centro exigieron un depósito de 40 mil pesos, porque la Compañía de Seguros no  quiso autorizar su ingreso, pero además, no había cama disponible en la Sala de Cuidados Intensivos, por lo que de nuevo, la maestra Marianela, ya moribunda, fue llevada en carro público hasta la Clínica Doctor Escaño, donde murió  días después.

Una maestra con 58 años  en el magisterio se muere porque en el hospital  de los maestros se niegan a admitirla, a pesar de su estado de gravedad, porque tenía un seguro de otra  compañía y porque carecía de dinero.

La profesora Marianela tenía 74 años, por lo que hace tiempo debía  disfrutar de  una justa pensión, pero trabajo hasta el último día de su vida útil, hasta aquella noche cuando dos  delincuentes, quizás alumnos suyos, la golpearon salvajemente para despojar de una cartera sin dinero.

No quisiera escuchar la cantaleta esa de que  la delincuencia y la criminalidad disminuyen, porque una solo historia como la que aquí cuento derriba todas  esas estadísticas mostradas convenientemente.

La Asociación de Profesores (ADP) no calidad moral para envíale flores a  la tumba de la profesora Marianela, que era maestra  antes de que  el jefe de ese gremio naciera, porque le negaron la vida en el hospital por  el que ella lucho.

La ADP va muy bien defendiendo a profesores que no trabajan o   suspendiendo  docencia  en las escuelas del pueblo cada vez que a su dirección le viene en gana. Sigan disfrutando de su hotel de plaza donde  degustan manjares y buenas bebidas. Nosotros rezaremos por la profesora Marianela.

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