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Jugar con fuego
El año que acaba de finalizar, fue testigo de importantes acontecimientos, que marcaron la vida nacional dominicana.
Uno de ellos lo constituye la reducción de la Marcha Verde, a su mínima expresión. Esta alcanzó su máximo esplendor en el 2017, produciendo serias dificultades al gobierno de Danilo Medina, pero se desgastó en el 2018 y ya en el 2019, fue notoria su ausencia de los titulares de prensa.
El rompimiento con Taiwán y establecimiento de las relaciones diplomáticas con China, fueron dos de los más importantes sucesos que marcaron el año. Pero sin lugar a dudas, la campaña desarrollada contra el turismo de la República Dominicana, por parte de sectores foráneos, significó uno de los más nefastos acontecimientos, afectando unos de los principales pilares de la economía vernácula. Hubo preocupaciones en palacio y el gobierno tuvo que emplearse a fondo, para frenar el despiadado ataque mediático a nuestra industria hotelera. Coincidía con estos sinsabores, el incremento de la lucha intestina que desde hace tiempo venía cobrando espacio en el Partido de la Liberación Dominicana.
A través de varios emisarios, el presidente Medina había enviado a la nación el mensaje: “no optararía por un tercer mandato”. El sector de Fernández; entendía que desde el oficialismo se impulsaba una nueva reforma constitucional que habilitaría al Presidente Medina para la repostulación y se atrincheró frente al congreso. La historia ya es conocida.
En el último trimestre del 2019 el país presenció atónito, la ruptura del silicio por parte del Presidente. Danilo Medina anunció que no buscaría la presidencia de nuevo, pero que apoyaría una nueva opción. Surge en el escenario Gonzalo Castillo, quien enfrentó y venció a Fernández en las primarias del seis de octubre. Leonel renuncia del PLD y forma tienda aparte, esto da lugar al inicio de una nueva etapa en el partido de gobierno.
Desde entonces, el obstinado exmandatario no solo ha estado trabajando en el condicionamiento social, en torno a que habrá fraude en las elecciones de febrero y mayo, sino que se apresta a no aceptar la derrota y prepara desde ya, el escenario para intentar someter de nuevo al país, al caos. De hecho hizo cerrar el año con declaraciones temerarias.
Lo que ocurre es que Fuerza del Pueblo, agrupación formada por Fernández, no acaba de cuajar. Esta rara mezcla compuesta por un sector de izquierda, el PTD; con un sector de derecha, los leonelistas; en contubernio con la ultraderecha, los Vincho; es semejante al intento de fecundar un óvulo de una especie con la esperma de otra, pero que una o ambas, traigan acentuadas diferencias en su ADN.
Ante la incertidumbre de si podrá o no postularse, el expresidente del PLD, lanza su más reciente experimento viral: “los guardias”. Tal anuncio, parecería colocar a Leonel en estado de demencia. Decir que cinco mil expolicías y exmilitares estarían defendiendo el voto de FP en las urnas, es pretender enseñar un cuco, que esta sociedad ni las autoridades tolerarían. En tal sentido es inminente y justa la respuesta del gobierno, al enviar la advertencia del peligro de jugar con fuego.
Como si La Paz del país no importara, en su arrebato, Leonel pretende perturbar el rol de la Junta Central Electoral (JCE) de dirigir el proceso y velar por el orden. Su propuesta, lejos de augurar un escrutinio cívico y pacífico, es un mensaje claro de que recurriría a cualquier artimaña para violentarlo todo o al menos conseguir el muerto deseado.
Es preciso el llamado a sentar cabezas y poner en práctica el ejercicio democrático, permitiendo que la sociedad dominicana pueda vivir este proceso electoral con la debida certidumbre, sin pretender someterla a tensiones que vayan más allá de la celebración de dos elecciones consecutivas.
¡Que no panda el cúnico!