El dilema de Estados Unidos

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El autor es director del Instituto de Estudios Caribeños. Reside en Santo Domingo

POR DARIO TEJEDA

Para entender lo que pasa actualmente en Estados Unidos con Donald Trump, recomiendo mirar las cosas con los ojos de Hannah Arendt, autora de uno de los libros más conocidos acerca del autoritarismo.

Arendt creía que cada generación tiene la posibilidad de un nuevo comienzo o de un fracaso. Estados Unidos está frente a ese dilema. Quienes apoyan a Donald Trump no creen en la democracia, porque están desencantados de ella. Ya no la consideran el mejor sistema político. Como los nazis, son totalitarios. Vulneran no solo las libertades públicas, sino también las vidas privadas.

Arendt señala que el terror es la esencia del totalitarismo. Hasta ahora, Trump ha logrado sembrar el terror psicológico (como los nazis en 1933-1934). En el totalitarismo, la excepción es la norma. Por ahora, psicológicamente Estados Unidos vive un estado excepcional.

Arendt sostiene que el totalitarismo se apoya en ideologías como el racismo (yo agrego el supremacismo blanco), y en masas que creen ciegamente en eso y en sus líderes. Son masas fanáticas. Ella los llama “el populacho” (muy distinto de pueblo, que es otra cosa).

Aunque provengan de la elite, los totalitarios pertenecen a “los bajos fondos”. Los totalitarios no creen en sistema ético alguno. No les importa actuar al margen de la sociedad, ni de la Constitución, ni de las leyes. Violarlas es su placer.

A los totalitarios no les importan ni la libertad, ni el Estado, ni la nación. No les importan los partidos, ni las instituciones (no creen en ellas, piensan que solo sirven para doblegarlas y hundirlas).

Los movimientos de masas totalitarios se forman usando técnicas de encuadramiento social masivo. Según Arendt, transforman la percepción de la realidad. Viven en un estado de alienación. Son masas de seguidores fanáticos, irracionales e insociables, azuzados por líderes también alienados. Solo creen en “su realidad”, y a través del terror quieren convertirla en la forma de vida prevaleciente en la nación.

Atrapados en redes mentales especulativas, sin base racional, los seguidores de movimientos totalitarios no son permeables a los argumentos. No trates de convencerlos con alegatos racionales. No los convencerás. Creen absolutamente en teorías conspirativas. Suelen creer en una “conspiración”, sea interna o externa. La fabrican en su imaginación aunque no la haya. Arendt argumenta que la creencia en las mentiras sobre los “conspiradores” es tan sólida, que no se debilitaban por más obvio que sea su falsedad. Siempre negarán que su creencia sea falsa.

Los totalitarios abandonaron la solidaridad social. Según Arendt, tienen una “crueldad vengativa” y sufren de un “fanatismo histérico”, como Hitler. Los líderes transfieren esos rasgos al populacho que le sigue.

Los totalitarios desarrollan una tendencia al despotismo y una “tendencia hacia la tiranía”, en palabras de Arendt. Se apoyan en el miedo colectivo, en la pasividad de las víctimas y en las delaciones. Los líderes totalitarios adoran “la creación de aparatos funcionales de dominación y exterminio”. Sienten “admiración por el crimen”. Por eso, son proclives a los asesinatos, individuales o en masa. Los líderes totalitarios se vanaglorian de sus crímenes.

Los líderes y seguidores de movimientos totalitarios son tan temerarios que, incluso, ignoran su propio instinto de supervivencia (como Hitler y los Nazis).

El terror no solo se dirige contra los supuestos enemigos. Llegado el momento, va también contra los amigos “incómodos”. La entrega de los fanatizados fieles al “líder” es tal, que a menudo están dispuestos hasta a sacrificar su vida por él y su “causa”.

Los seguidores totalitarios son obtusos a tal grado, que ignoran que sus líderes no son tan “fieles” como ellos, y que no representan ni sus intereses, ni los de su grupo social, pues solo son fieles al poder, y mejor si se trata de un poder “milenario”.

En los líderes totalitarios se mezclan el caudillo y el tirano (Führer). Para Arendt, su triunfo representa el colapso total de la “sociedad honorable”.

Siguiendo estas ideas de Hannah Arendt, el 3 de noviembre de 2020, Estados Unidos se enfrenta al dilema de seguir la democracia restringida que sostiene desde hace tiempo, asumiendo “un nuevo comienzo”, o avanzar hacia un fracaso, por el camino totalitario.

tejeda26@yahoo.es

JPM

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JOSE DILONE
JOSE DILONE
3 Años hace

Buen artículo… lo único que al autor se le olvidó mencionar el totalitarismo comunista, que ha sido junto con el nazismo, el más letal.

Wrecking ball
Wrecking ball
3 Años hace

Éste artículo es muy ilustrativo para explicarnos el porqué de los estragos del Anciano,la guerra de los Balcanes,Servios contra Kosovares,del porque del surgimiento racista el Grecia,ataques a los Kurdos en Irak,persecusión a los Oigurs musulmanes en China,el apherhait en Suráfrica y lo que observamos actualmente hoy en el » nuevo mundo»,que la razones, éste trabajo lo define perfectamente.

Wrecking ball
Wrecking ball
Responder a  Wrecking ball
3 Años hace

Correction: los estragos en Europa del Nazismo.