El cáncer del pesimismo

 

 

La calamidad se afronta con optimismo y determinación, sin ofrecer el menor espacio al desaliento que, como tumor maligno, expande metástasis por todo el cuerpo hasta matar todo vestigio de esperanza. El éxito se asocia a la alegría, la tristeza a la derrota.

Intensas lluvias han causado destrozos en 14 provincias declaradas de emergencia por una ley del Congreso Nacional, como  forma de  identificar y agilizar recursos para reparar o construir viviendas, puentes, carreteras y caminos, habilitar cultivos  y ejecutar un programa de prevención epidémica.

De todo ese desolador escenario, lo irreparable es la pérdida de vidas humanas, aunque el consuelo  y solidaridad de la sociedad debe madrugar en  esos hogares compungidos por la muerte de  gente suya. Todo lo demás es reparable.

A consecuencia de los difíciles  sucesos provocados por  las lluvias, riadas y deslaves, desde litorales oficiales, empresariales y mediáticos fueron  suministradas a la sociedad, excesivas dosis de  pesimismo o desesperanza,  al punto que  extendió en la población la idea de que  el mejor remedio sería  retornar al muro de las lamentaciones.

Instituciones del Gobierno y del sector privado suspendieron sus tradicionales encuentros navideños, “en solidaridad con los damnificados”, sin que  ese gesto se reflejara en ningún tipo de solución para los afectados por el mal tiempo.

En vez de que  la solidaridad y el optimismo de la sociedad ayudara a levantar a las familias golpeadas por  las lluvias, hubo un efecto a la inversa, pues las  el Gran Santo Domingo y las otras 16 provincias se infectaron de pesimismo, como si  se tratara  del fin de los tiempos.

En tiempo de Navidad y Año Nuevo, la  alegría  y el optimismo se convierten en una gran industria que  este año moviliza en diciembre más de 90 mil millones de  pesos, recursos  suficientes para ir en auxilio de nuestros  hermanos y rescatarlos de la desesperanza.

Para afrontar los daños del mal tiempo,  el presidente Danilo Medina dispuso de una primera partida de  seis mil 500 millones de pesos, además de  anunciar que el Gobierno  accederá a un crédito de cien millones de dólares ofrecido por el Banco Mundial   emplearlo en la tarea de recuperación.

También el Banco Central liberó, del encaje legal bancario unos 16,500 millones de pesos para canalizar créditos a bajo costo a la vivienda y al sector agropecuario, con lo que  se garantiza recursos para rehabilitar también acueductos y canales de riegos dañados por los desbordamientos.

La alegría, optimismo y esperanza le ganaran la batalla  a la tristeza, pesimismo y desolación, por lo que lo que debe producirse ahora es un vuelco de solidaridad hacia esas poblaciones en condiciones de vulnerabilidad, acompañada de las celebraciones navideñas.

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