Diálogo con mi nieta

Tuve un diálogo ayer muy aleccionador con María Gabriela, mi nieta, de nueve años, quien se muestra  preocupada por la posible expansión del coronavirus, por lo que  para calmarla  le dije que según la Oficina Panamericana de la Salud  (OPS)  aquí  todavía no hay  circulación de esa enfermedad.

No fue necesario reiterarle  la exhortación de las autoridades para que todos los ciudadanos  empleen un régimen de higiene corporal y comportamiento hacia los demás como forma de prevenir contagio, porque  ella lo aplica a pie de letra y  ayuda en la familia, colegio y vecindario a que otros niños lo  asuman.

María Gabriela, como mis otros nietos, me llama por mi nombre y no por el tradicional “abuelo”, lo que ayuda a una conversación más horizontal o menos vertical, siempre matizada por la confianza y el respeto.

“Orion: ¿porque el Gobierno no prohíbe el ingreso de extranjeros para evitar la propagación del coronavirus, como lo han hecho otros países?

Tuve que emplearme a fondo  para explicarle a mi nieta que la Organización Mundial del Comercio (OMS) no aconseja cierre de fronteras aéreas, terrestres o marítimas, sino controles  o restricciones  sanitarias, como las pruebas a pasajeros o visitantes y las cuarentenas, cuando se requiera.

También le dije que el virtual cierre  del territorio al ingreso de  extranjeros que  residan o visiten naciones con alto nivel de contagio, será siempre una decisión muy delicada porque significaría un golpe demoledor para la industria del turismo, que aporta el 30% al Producto Interno Bruto (PIB), figura económica que le definí.

Sabiamente mi querida nieta refutó la justificación que le expuse, con el señalamiento de que  el presidente Trump prohibió  el ingreso de  extranjeros procedentes de Europa. ¿“Porque aquí no podemos hacerlo, Orión”?

Le respondí con otra pregunta: ¿“cuantos infectados y muertos por el covid-19,  se reportan en Estados Unidos”?  “Los infectados son 2,033 y los fallecidos, 47”. “Esa es la razón fundamental, María Gabriela”. “Aquí no estamos a ese nivel y ojalá nunca lleguemos a ese estado de profusión del coronavirus”, recalque.

Aunque ignoro si presto mucha o poca atención, me extendí en el dialogo con María Gabriela, con la que aborde el tema de una previsible recesión en Estados Unidos, lo que afectaría al turismo, remesas, inversión y comercio de Republica Dominicana.

Como mi intención no era asustarla con previsiones catastróficas, le dije  que la Virgen de La Altagracia siempre protege a nuestro pueblo, por lo que  el precio del petróleo se redujo drásticamente y el del oro aumenta sostenidamente, lo que significan buenas noticias.

Los padres de María Gabriela y Gabriel Alejandro  forman parte de la inmensa  multitud de  ciudadanos que se volcaron  sobre los supermercados ante el temor de que  aquí suceda lo que ocurre en Europa. También le explique a mi nieta que el pánico agrava el problema y que la calma contribuye con la solución.

Ese dialogo con mi nieta sobre coronavirus y economía, concluyó con el compromiso de acudir hoy a votar para ejercer un sagrado derecho y  contribuir con el fortalecimiento de la democracia, para ayudar a construir la patria que  anhelamos para nuestros nietos, sus hijos y los hijos de sus hijos.

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No jodas carajo
No jodas carajo
4 Años hace

Orión haré un comentario a tu programa de este martes 17
No lo hago ahora por respeto a este que está dedicado a tu nieta

Martha morla
Martha morla
4 Años hace

Una futura periodista,por lo visto será muy buena…bendiciones pequeña.