Depredan ríos y bosques de Monte Plata

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El autor es periodista. Reside en Santo Domingo

POR ARISMENDY CALDERON

 

El río La Sabita, donde hace años abundaban peces de distintas especies, jaibas y camarones que eran una importante fuente de alimentos para muchas familias de escasos recursos, continúa bajo el asedio implacable de los depredadores que destruyen este importante recurso natural de la llamada ´´provincia esmeralda¨.

La extracción de materiales en algunas zonas, la tumba y quema de árboles en la parte alta de su cuenca hidrográfica, y la tala indiscriminada de árboles de diferentes especies que protegen las cañadas que lo alimentan, así como el envenenamiento de las aguas, han convertido a La Sabita en una entelequia.
La depredación no es un secreto en este poblado donde la mayoría de sus habitantes son desempleados y algunos viven del motoconcho, el “chiripeo”, “echar días” en fincas ganaderas, agrícolas o cacaotaleras o envenenar cañadas tributarias de La Sabita para capturar jaibas que venden a 200 pesos la docena.

Róbalos, guabinas, tilalapias, zagos, dajaos, corvinos, anguilas y camarones, especies que abundaban en las aguas de este río, desaparecieron. La pesca en La Sabita, que tuvo sus momentos de esplendor para muchas personas que sobrevivían de esta actividad, ahora es historia del pasado. Ahora reina el pez gato, devorador implacable, insaciable, que se alimenta de lo que encuentra a su alrededor, incluido sus hijos y parientes.
La masiva presencia de haitianos en esta comunidad ha acelerado y complicado el proceso de degración del río La Sabita y las zonas boscosas. Los “exiliados ecológicos”, como suelen llamarlos algunas personas en la provincia, practican el conuquismo nómada.
En esta época del año, cuando son frecuentes las quemas para siembras de productos agrícolas, desde el poblado se puede observar, en horas diurnas, columnas de humo en las lomas cercanas, y en las noches se ve a distancia las llamas que devoraban, implacables, los árboles derribados para hacer conucos.
La presencia de las autoridades de la regional del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales en Monte Pata es tímida, prácticamente nula. Comunitarios y familias que residen en las afueras del poblado, afirman que “esa gente no viene por aquí”. Sin embargo, recientemente una comisión de técnicos de esa institución, de la sede principal, inspeccionó esta zona.
Julio Severino comentó que “en este pobre pueblito no tenemos autoridad ni para atajar a los haitianos, ni para agarrar a delincuentes ni mucho menos para proteger el chin de yagrumos que todavía quedan parados. Cuando no llueva, se seque el río y se acabe todo, entonces nos vamos a poner la mano en la cabeza y vamos a llorar lágrimas de sangre”.
El Dean tiene un destartalado destacamento del Ejército Nacional, con varios efectivos que carecen de medios de transporte para desplazarse a los lugares donde los depredadores atacan a la naturaleza

JPM

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