Delirium

En una contienda electoral, candidatos y partidos se esfuerzan por promover sus ofertas de gobierno con el propósito de lograr la intención de voto de la mayoría de los sufragantes y obtener así la victoria a nivel presidencial, congresual o municipal. Al menos así era antes de que  aquí se pusiera en vigor otro método.

El  principal candidato opositor corrió virtualmente solo durante más de un año en la pista electoral, sin que ni él ni su partido aprovecharan tiempo y espacio para posesionar algún discurso novedoso que concitara atención del votante.

Sus asesores lo han puesto a  dar vuelta en círculo entre palabrerías, en las cuales no coordinan la exagerada proporción de adjetivos frente a los sustantivos y verbos, por lo que  equivocadamente  ha  cavado un gran hueco donde  el candidato escucha su propio eco de manera constante, sin cesar.

Lo han obligado a hablar sin principio ni final sobre endeudamiento, corrupción, inseguridad, educación, salud, agropecuaria, visitas sorpresas, justicia, presupuesto, crecimiento económico, sin poder ofrecer  diagnósticos convincentes o propuestas alentadoras o novedosas.

A más de un año de tanto hablar, el ciudadano ordinario no tiene  noción de lo que haría o dejaría de hacer en caso de que  ganara las elecciones de mayo 15, porque su mensaje ha sido más inquisidor que reflexivo, algo así como quien tropieza muchas veces con la misma piedra.

No se exhibe buen juicio cuando se convoca a la izquierda a un mentado frente opositor, pero se pacta con la derecha un acuerdo propio de la película “Piratas del Caribe”, menos cuando se proclama defender los intereses  de los más desposeídos, pero le ofrece candidaturas y plazas electorales a las familias más ricas, a las que además le promete amplitud de privilegios.

Se  entiende como muy difícil poder vencer a un candidato presidente que mantiene  la nave de la economía navegando por aguas mansas y que  distribuye adecuadamente panes y peces, pero no es compatible con el entendimiento que  un candidato de su envergadura imite al can que sin ningún sentido intenta morderse la cola.

Nada de lo que he dicho tendría ningún peligro ni trascendencia, si no fuera porque el delirio del candidato y de su equipo anuncio un giro del ridículo histrionismo a una praxis de desesperante anarquía.

Otra cosa no se podría entender de un candidato que anuncia “protestas públicas para reclamar  rebaja de precios de combustibles y electricidad, en vez de exhortar a los votantes que  le permitan llegar a la Presidencia dentro de cuatro meses para  disponer de esas reducciones. Delirium.

 

JPM

 

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Robert Baldwin
Robert Baldwin
8 Años hace

..un perrito leonelista herido…….….. tratando de entrar a la casa del danilismo a ver si por lo menos le tiran un hueso..,.,..

Damian ferreras
Damian ferreras
Responder a  Robert Baldwin
8 Años hace

esta tayota, sufre de delirium tremen, de aquí al 15 de mayo, no lo salva ni chechere, estas perdido de calle, esa tayota sin sabor y sin gusto,