Competencia gerencial (OPINION)

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El autor es administrador financiero y contralor general de la República. Reside en Santo Domingo

Mucho se ha escrito acerca de la competencia gerencial o administrativa que debe exhibir y practicar una persona en el momento de gestionar recursos en sus diferentes modalidades: humana, financiera, económica y naturales: renovables y no renovables.

Realmente es un arte y una ciencia que no todo ser humano puede hacer alarde de poseerlas a pesar de las disciplinas profesionales que hayan aprendido en las aulas universitarias o en el discurrir de la vida.

En verdad hay profesionales egresados de las aulas universitarias que en el desempeño de sus conocimientos aprendidos, no han podido tener éxitos, ya que carecen de la característica más importante que un ser humano debe tener como la disciplina, más que la misma inteligencia intelectual que éstos puedan tener.

Muchos profesionales al recibirse como tales en las universidades, desearían ocupar una posición de alto nivel en una organización o empresa pero en el ejercicio mismo de su cargo, no han podido mostrar la competencia que requiere dicho puesto de trabajo, no por los conocimientos acumulados que haya podido asimilar sino simplemente por falta de vocación, pasión, compromiso o entrega y, sobre todas las cosas por su falta de disciplina en el desempeño de sus funciones.

Además de lo anterior, estar dotado de ética, integridad, honestidad, laboriosidad y humildad, al ejercer el cargo que se le ha confiado.

Son muchos los profesionales que han fallado en su intento de alcanzar éxito al ocupar una posición, ya estos llegan a los mismos pensando solo en cómo servirse del puesto, es decir, solo piensan en cómo lucrarse de este sin pensar ni un ápice en la envergadura del trabajo que han de desempeñar o el compromiso que asumen al ser nombrado o designado, sea por decreto en la vida pública u oficio administrativo en el sector privado.

Craso error, cuando el futuro funcionario acepta sin pensar que puede o no desempeñar las funciones para las cuales se le ha tomado en cuenta, por no tener el valor ante el presidente, administrador o consejo corporativo, que le designa en una posición, de rechazar tal designación.

Es oportuno invocar en este punto la recordada obra de la administración de empresas, conocida como el Principio de Peter, quien en una de sus obras señalaba, que todo ser humano es jerárquico o le gusta ser cabeza de león y no cola de ratón o cabeza de ratón pero no cola de león.

Este autor también señalaba que cuando a una persona se le confiaba una posición administrativa, tarde o temprano llegaría a su nivel de incompetencia en el ejercicio de sus funciones o escala administrativa, es decir, llegaría a su nivel máximo que podría ejercer exitosamente.

No todo ser humano está capacitado para ejercer una posición con el éxito que se espera de éste, causando desilusión del ejecutivo que lo designó y frustración momentánea o permanente en el designado.

También es importante señalar que no solo el designado debe mostrar y aplicar capacidad gerencial en el orden intelectual, sino también debe mostrar competencia en lo que a inteligencia emocional  o control de sus emociones se refiere y estar consciente que el éxito es una combinación de paciencia, tiempo y buenas relaciones humanas.

De ahí que muchos profesionales debido a sus competencias emocionales e intelectuales han alcanzado éxito en el desempeño de sus funciones, mientras otros han tenido hasta que desistir o renunciar de continuar ejerciendo sus puestos de trabajo o, peor aún, han tenido que ser separados de las mismas por su incapacidad al desempeñar éstas.

De igual modo, no toda persona está apta para portar y tener un arma de fuego o, de poseer una licencia de conducir un vehículo, sin antes ser evaluado psicológica y prácticamente, para conocer si está o no en capacidad de desempeñarse en su puesto sin que pueda constituirse en una amenaza para la sociedad.

Hay muchos profesionales que han desempeñado y desempeñan actualmente funciones exitosas, mientras otros dan hasta lastima ya que despilfarran el dinero del erario, proveniente de los ciudadanos.

Muchos de estos profesionales, han caído hasta en los extremos de delegar su responsabilidad del cargo que ocupan, cuando ésta no debe ser delegada, confundiendo la misma, con que lo único que se puede delegar es el trabajo pero nunca la responsabilidad al ejercer el mismo.

Hay que reconocer que hay y han habido funcionarios de fustes que desempeñan o han desempeñado sus funciones con verdadera probidad, vocación, pasión, compromiso y mucha disciplina mientras que otros dan o han dado lastima, dejando una estela de frustración, decepción o amargura en las personas que esperaban de estos un desempeño a la altura de las mejores prácticas y expectativas.

La República Dominicana, ha tenido excelentes, muy buenos, buenos y mediocres funcionarios públicos y privados. Son pocos los que han podido brillar en sus funciones.

Muy pocos gobernantes y funcionarios dominicanos han alcanzado un buen desempeño al administrar la cosa pública, pues unos han sido buenos ejecutivos y muy malos políticos y viceversa.

En el caso del actual primer mandatario de la nación dominicano, Luis Rodolfo Abinader Corona, en cuatro años y casi 4 meses de ejecución administrativa del Estado dominicano, ha dado muestra de ser un ejecutivo inteligente, disciplinado, honrado, ético, íntegro, trabajador y muy humilde, prendas que lo convierten en un estadista, en un presidente muy efectivo, eficiente y comprometido con el pueblo dominicano.

El presidente Abinader, ha podido sacar a flote a la nación dominicana después de haber pasado por periodos de crisis como sucedió durante la pandemia Covid-19 y las crisis económica, financiera y guerras en el mundo, manejando con mucha frugalidad las finanzas y economía públicas.

No es un secreto de que las cosas no son perfectas pero balanceando los resultados de sus 4 años y casi 4 meses, no se puede dudar que el primer mandatario ha sido un hombre con características de excelente administrador, así como muy un líder democrático, apegado al buen hacer, con mucha transparencia y honestidad y, un gobernante que ha sabido escuchar al pueblo dominicano, rectificando la decisión que fuese cuando ha tenido que hacerlo, porque día tras día, piensa en favorecer al pueblo dominicano.

Nunca le gustan los excesos y mucho menos los abusos, tan poco se aprovecha de la mayoría congresional que actualmente ostenta, para imponer sus criterios, es enfermo con imponer el consenso en todo lo que se propone llevar a cabo.

Visión de futuro

Lo anterior no son simples palabras, sino el fruto de la realidad. Ojalá que algunos de los funcionarios de su gobierno que hoy desentonan con respecto a sus ejecutorias, tengan la pericia, la inteligencia, habilidades, para interpretar la visión de futuro que tiene el presidente para dirigir el país con el propósito de llevarlo a alcanzar el verdadero crecimiento económico inclusivo.

Hoy el país, es autosuficiente en seguridad alimentaria, es una nación que goza de paz política, económica y social a pesar de las limitaciones que le imponen las variables económicas endógenas y exógenas, variables controlables e incontrolables.

La nación dominicana hoy exhibe una deuda externa con una reducción al 67%.

Presenta una calificación de riesgo de BB- con una perspectiva positiva, presenta fortaleza económica, gobernanza y el potencial para implementar reformas que refuercen el marco macroeconómico e institucional del país.

La anterior calificación está respaldada por el sólido histórico del crecimiento económico, una estructura de exportaciones diversificadas, un producto interno bruto (PIB) per cápita elevado y un desempeño favorable en indicadores de gobernanza que posicionan al país por encima de muchos de sus pares regionales.

El estudio de la firma calificadora de riesgo Fitch Ratings destaca la aprobación de Ley de Responsabilidad Fiscal, que introduce una regla fiscal limitando el crecimiento del gasto real al 3% anual (7% en términos nominales) y establece un anclaje de la deuda en un 40% del PIB para el 2035, garantizando la sostenibilidad fiscal, a largo plazo y fortalecer la confianza en la política económica.

En cuanto a la política monetaria, la señalada calificadora de riesgo destaca la reducción de la tasa de política monetaria por parte del Banco Central de la República Dominicana, que pasó de 8.5% en mayo de 2023 al 6.25% en 2024.

La inflación promedio hasta octubre del presente año se situó en 3.33% por debajo del rango meta del 4%.

El informe de la Fitch también resalta que el crecimiento económico ha retomado su ritmo histórico, con una expansión del 5.1% en el primer semestre de 2024.

El turismo y Zonas Francas continúan siendo pilares fundamentales de la economía, destacándose el turismo con niveles récord en la llegada de visitantes.

De cara al futuro, Fitch Ratings proyecta un crecimiento económico del 5% para 2024 y 2025, impulsado por un nivel histórico de inversión extranjera directa (IED)

Como se advierte, la administración Abinader, ha sido muy efectiva, eficiente, exitosa y de una gran competencia gerencial nunca antes vista.

A eso se le llama una excelente gestión de gobierno, transparente, de rendición de cuentas, disciplina financiera y económica y de una gran gestión del gasto.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

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