El agradecimiento

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EL AUTOR es investigador y asesor empresarial.

Según la Real Academia de la Lengua Española, el agradecimiento es la acción de agradecer. Agradecer es: mostrar gratitud o dar gracias. Gratitud es: “Sentimiento que obliga a una persona a estimar el beneficio o favor que otra le ha hecho o ha querido hacer, y a corresponderle de alguna manera”.

Ser agradecido es una virtud. La virtud de la gratitud “tiene por objeto recompensar de algún modo al bienhechor por el beneficio recibido” (“Teología de la perfección Cristiana”. Rvdo. P. Royo Marín. Editorial BAC. Pág. 585).

Siempre me ha inquietado ese tema de la gratitud, o el agradecimiento. Es que agradecer está vinculado con una serie de actitudes y sentimientos muy positivos, tanto para la persona como individuo, como para la sociedad.

El agradecimiento, por ejemplo, está estrechamente relacionado con la bondad. Una persona que no tenga la capacidad de agradecer un bien recibido, por lo general, no es bondadosa.

Una persona bondadosa no hace maldad a su prójimo de manera intencional. De ahí que muchas personas agradecidas, traen como consecuencia una sociedad más sana y con menos violencia.

El agradecimiento también está relacionado con la humildad. Quien es capaz de darse cuenta que ha recibido algún bien sin merecerlo y, muchas veces, de manera gratuita, es por definición, humilde.

Las personas humildes, por lo general son también sabias, mansas y constructivas. Así que, una sociedad donde predominen individuos humildes, es una sociedad más sabia, más bondadosa, más próspera y más justa.

El agradecimiento está relacionado también con el amor (Me refiero al amor como ágape, el amor que se entrega sin esperar nada a cambio). Por lo tanto, una sociedad donde convivan personas que, en su mayoría, son agradecidas, debe de ser una sociedad más equitativa, más justa, con más oportunidades para todos, menos violenta, más unida y más feliz.

Por eso es muy importante enseñar a los niños a ser agradecidos, a ejercer la virtud de la gratitud. Porque de esa manera se construyen sociedades de avanzada, con alto sentido de la responsabilidad y del respeto al derecho de los demás.

Se construyen sociedades solidarías, humanas, con individuos no codiciosos, con alto sentido de la moral. Sociedades con alto nivel de colaboración entre sus miembros, con mucho orden, conciencia social y progreso colectivo.

Mi visión del agradecimiento, sin embargo, va más allá de lo expuesto hasta este punto. Pienso en el agradecimiento en dos vertientes: una es lo que yo llamo agradecimiento vertical, y la otra, agradecimiento horizontal.

El agradecimiento vertical, es aquel que empieza a germinar en el corazón y el alma del individuo, cuando este llega a tener conciencia real de que proviene de alguien que no es su padre ni su madre biológico. Empieza a descubrir una verdad que supera todas las que conocía hasta ese momento, una verdad que no depende de nada de lo que él conoce.

Esa verdad que está fuera de la realidad que conocemos, que es absoluta, plena y eterna. Que además es creadora, infinitamente inteligente, infinitamente sabía, infinitamente misericordiosa, una verdad que es el amor puro y simple.

Esa verdad es ese alguien que, por ser amor, le ha creado a su imagen y semejanza (Génesis1:27) y le ha entregado todo lo que Él creó. En otras palabras, todo su ser, todas sus posibilidades, todas sus potencialidades les fueron entregadas gratuitamente.

Entonces se da cuenta de que todo lo que tiene, lo ha recibido por gracia, en consecuencia, todo es don. Es cuando se empieza a manifestar el agradecimiento a ese ser.

El agradecimiento horizontal es aquel que se expresa y se lleva a cabo con acciones a otras personas iguales a nosotros, en reconocimiento a algún beneficio recibido de esas personas. Ese tipo de agradecimiento también tiene mucho valor, igualmente valorizan a las personas que lo ejercen.

La diferencia entre esos dos tipos de agradecimientos es que, uno es trascendente, y como tal, hace trascendente también a quien lo ejerce. El otro es de ámbito terrenal, aunque también tiene la posibilidad de llegar a ser trascendente, dependiendo de la visión que se tenga al ejercerlo.

Cuando se es agradecido en la forma vertical, obligatoriamente se es agradecido a la vez en la forma horizontal, porque a Dios se le agradece a través de su creación más amada: el ser humano: “En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mateo 26:40).

Para poder hacer trascendente el agradecimiento horizontal, necesariamente hay que darle la dimensión que se requiere: Agradezco a Dios al reconocer su existencia, su majestad, su poder, su divinidad, su misericordia, su amor, su cualidad de ser eterno, de ser amor y de ser vida plena e infinita.

Pero también le agradezco al ver a Cristo, que es Dios, en cada hermano, y amar a cada ser humano con el amor que Él nos enseñó, haciéndole al hermano el bien recibido de Dios, de manera gratuita, pues de gratis recibiste, de gratis también debes dar.

Por eso te exhorto, has el bien a todas las personas que puedas, sin esperar nada a cambio, aunque estas nunca hayan hecho nada por ti, aunque no les conozcas, ni les hayas visto jamás, y al hacerlo, reconoce ese bien como agradecimiento al Señor por todo lo que has recibido, empezando por tu propia vida.

“Yo soy de los que nunca se sienten defraudados, porque si algo yo he dado, por gracia, antes recibí”.

Cesarale3@gmail.com

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