Inmensos y en aumento los riesgos en la frontera

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

Con el perdón de los “haitianófilos“ locales, pero los peligros y los grandes riesgos que se advierten a lo largo de la frontera contra los intereses y la integridad misma de esta nación y sus ciudadanos –comenzando por los soldados, que a cada minuto se juegan la vida como centinelas– son inmensos y en aumento. Muy lamentable, y penoso a la vez, porque por más esfuerzos reiterados de Republica Dominicana y sus autoridades por aplicar una política de buen vecino y dirimir las dificultades por las vías del diálogo y de la diplomacia, del otro lado lo que prevalece es la provocación, la violación alegre de nuestras leyes y normas, y ni hablar de las acusaciones de actos y acciones de los cuales los nativos del vecino país son los autores. Aunque el aspecto migratorio y la realidad de una frontera vulnerable han sido un permanente dolor de cabeza para los dominicanos, el de Haití –un tema país– ha derivado en un complejo problema de Estado que, por acumulación, por la complicidad de algunos antinacionales y la no aplicación de políticas y controles efectivos, hace rato que se ha estado yendo de las manos.

¿Qué hay deportaciones y que hay vigilancia reforzada en la frontera, sí, pero a qué costo y a qué nivel de riesgos? Lo que ocurrió en la zona, cuando grupos de haitianos, algunos armados, cruzaron a espacio dominicano, quemaron neumáticos, intentaron quitar con picos una de las pirámides limítrofes y provocaron en extremo a los soldados nacionales fue muy grave, no fue poca cosa. Allí, a no ser por la prudencia estoica y gran control emocional exhibidos por los miembros del Ejército RD, pudo ocurrir lo peor. ¿Usted se imagina? Y, con el país en la picota, los dominicanos estaríamos en los ojos y oídos del mundo. De hecho, un comunicado de Cancillería de Haití decía que soldados dominicanos habían “invadido” suelo de allí. O sea, a la provocación y violación de ellos, le agregaron una mentira, para darle carnada a la jauría internacional.

Por suerte, el canciller Roberto Álvarez le salió al paso, en aclaración que bien haría en echar a correr a través de todas las embajadas nuestras en el exterior. Y esa situación de tensión y de gran peligro no terminarían ahí, iría en aumento. Porque, además de los planes, complicidades diversas y la “pasividad” de la OEA y la ONU, ¿a quién se le ocurre la idea de una verja de control (en vez de un muro real de demarcación fronteriza?

El único trillo carretero para vigilancia y patrullaje de soldados dominicanos debió ser de este lado de la verja o muro, no del otro, para evitar excusas y no dar pie a reclamos o irracionalidades de gente que no respeta límites, tratados, acuerdos ni nada. Que conste, ese muro –una vieja necesidad  para seguridad y control– debió estar hecho , sólido y por la demarcación oficial (y hasta salir más barato), solo con despertar, de modo correcto, la sensibilidad y sentimiento patrio de los dominicanos.

 encar-medios@hotmail.com

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Luis
Luis
1 Año hace

La guerra se evita estando preparado para ella y que su enemigo lo sepa, y no que el enemigo sepa que a usted le tiemblan las rodillas por lo dirá fulano, sutano, o por cualquier otra excusa barata.