Los zombis existen… en Haití

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Por RFI

¿Pensabas que los zombis solo existían en las películas de Hollywood? Pues no. En Haití, existen de verdad. Son personas que fueron envenenadas, su muerte simulada y cuando regresan a la vida, es para vivir como esclavos. El antrópologo y médico forense francés, Philippe Charlier, especialista de la muerte y de los cementerios, investigó el fenómeno en el país caribeño. De sus pesquisas ha sacado un guíon para el cómic «Los Zombis», que publicó hace poco en Francia, con el dibujante Richard Guérineau (editorial Le Lombard).

Una entrevista de Christophe Paget, traducida por Lucile Gimberg.

RFI: ¿Cuál es la diferencia entre el zombi haitiano y el zombi hollywoodense?

Philippe Charlier: El zombi hollywoodense es una fantasía cinematográfica, no corresponde a ningún esquema antropológico. El verdadero zombi es el haitiano, es decir alguien que ha sufrido un entierro simbólico. Estaba vivo y consciente cuando vivió sus funerales. Fue juzgado por sociedades secretas que castigan a quienes han hecho daño a la sociedad. Como la justicia humana, la justicia de los tribunales, era demasiado lenta, decidieron infligirle una condena peor que la muerte: convertirse en un zombi, es decir perder totalmente su libre-albedrío. Ser un cuerpo sin espíritu.

Hay que decirlo, se trata de una práctica ilegal.

Obviamente es ilegal, pero aun así la práctica es frecuente en Haití. Y lo interesante es que no existe en ninguna otra parte del planeta, excepto en Haití. En el código penal haitiano, se considera como un verdadero envenenamiento y se castiga con penas de cárcel.

¿Cuándo acude uno a estas sociedades secretas?

Los haitianos acuden a estos grupos secretos – les Cochons gris, Chanterelle ou Bizangos – cuando alguien crea problemas: un violador, un ladrón, un captador de herencia, un asesino. Esto es el proceso, digamos, clásico. Pero también se puede contratar a un miembro de estos grupos, un ‘bokor’, cuando uno tiene un diferendo privado con alguien. Por ejemplo una suegra puede envenenar a su yerno.

¿Saben las víctimas que son condenadas?

Normalmente se enteran al ser convocados ante una suerte de tribunal o de sociedad secreta. En cambio, cuando se trata de un diferendo «civil» entre dos personas, nadie avisa a la víctima. Me acuerdo del caso de esta mujer que envenenó a su yerno, un ginecólogo haitiano. Colocó un poderoso polvo blanco en la superficie de su escritorio, le agregó una substancia urticante, y al rascarse, su yerno se fue infectando. Casi se muere.

La droga utilizada es la tetrodotoxina…

Hay que decirlo: para crear un zombi, hacer una «zombificación», no solo se trata de algo farmacológico, no basta con administrar una droga. Muchas cosas entran en juego y en primer lugar el hecho de que la víctima cree en el fenómeno, las ceremonias… Ahora bien, uno de los principios activos más importantes es la tetrodotoxina: una substancia neurotóxica que bloquea muchas terminaciones nerviosas y que, en 4 a 6 horas, produce un estado de muerte aparente de la víctima.

Desde el exterior, la persona parece completamente muerta, pero en realidad respira muy ligeramente, su temperatura baja, el corazón late muy lentamente. Todos los signos de muerte parecen estar reunidos mientras que, en realidad, la persona está consciente. Si se le abren los ojos, ve. Y sigue escuchando y entendiendo todo lo que pasa alrededor.

La entierran y luego, la vienen a buscar durante la noche.

La entierran en el cementerio, «le cantan sus funerales» como dicen en Haití. Obviamente se abstienen de embalsamarla porque no debe morir de verdad y deben evitar que los embalsamadores se den cuenta de que el cuerpo no está muerto.

Luego por la noche, el brujo, generalmente el bokor, y sus ayudantes, que se llaman de manera fantasmagórica los «hombres lobos», vienen a destapar la sepultura. Sacan el cuerpo, lo ponen cabeza hacia abajo para que la sangre fluya hacia el cerebro, le golpean un poco los brazos para combatir la rigidez muscular, los calambres… Luego le dan uno o varios antídotos – jugo de beleño, pepino-zombi, datura, que van a desactivar en gran parte la tetrodotoxina.

Ante todo, se cambia el nombre de esta persona. Se le administra otras drogas que le impiden conservar su libre-albedrío, benzodiacepinas, barbitúricos, medicamentos que generalmente recetan los psiquiatras, pero que en este caso van a quebrar completamente la persona. También se le puede privar de sal, como con los esclavos en el pasado: una dieta sin sal, en alguien que no tiene insuficiencia cardiaca, produce un edema en el cerebro y bastantes desórdenes que amplifican la pérdida del libre-albedrío.

Se convierten en verdaderos esclavos del mundo moderno. Trabajan en campos de caña de azúcar al otro lado de la isla, en fábricas o, a menudo, sirven para cuidar enfermos o niños en la casa de otros ‘bokors’ o de otros miembros de estas sociedades secretas. Desaparecen, ya no son las mismas personas. Es una pena peor que la muerte.

Para los que logran escapar de esta suerte, la reintegración a la sociedad es difícil, puesto que se supone que están muertos.

Sí, a veces logran escaparse, o por una razón u otra se les deja de dar psicotrópicos, o por casualidad encuentran sal y pueden comerla de nuevo (en este caso, necesitan varios días para recuperar un poco de consciencia). También pasa que familiares suyos los reconocen. Ahí surge un problema, es verdad: no se puede hacer un certificado de resucitación* por razones evidentes. Pero se puede poner en marcha una suerte de adopción por parte de la familia de origen. Es lo que está tratando de hacer un abogado en Puerto Príncipe. Se le da un nuevo nombre a esta persona, que era considerada muerta pero que en realidad estaba viva.

Hablamos del ‘zombi tóxico’ pero también existe otro tipo de zombi, el ‘zombi psiquiátrico’, ¿no?

Los ‘zombis psiquiátricos’ son individuos que están convencidos de que están muertos. En el contexto cultural y religioso del vudú haitiano, están persuadidos que han bajado ultratumba y que cenaron, merendaron con Baron Samedi y Dame Brigitte (ndlr: Baron Samedi es el espíritu de la muerte y de la resurrección y Madame Brigitte la protectora de los cementerios).

Existe en psiquiatría el síndrome de Cotard. Son personas convencidas de que una parte de su propio cuerpo está muerta: que su brazo está necrosado, que su pierna ya no es sino hueso… Y aquí estamos frente a una forma extrema de esta enfermedad, con personas persuadidas de que han muerto y que su lugar es estar en un ataúd, o que piensan que han muerto y luego resucitado.

Usted conoció a una paciente del hospital psiquiátrico de Puerto Príncipe. ¿Qué le había pasado?

Verosímilmente fue envenenada con la droga de los zombis, la tetrodotoxina y otras substancias. Quizás por su marido… Desapareció durante bastante tiempo y después de una década más o menos, su hermana religiosa la reconoció en la calle. Andaba sin rumbo. La habían «zombificado» y la tenían encerrada. Un día, durante el último gran terremoto, la casa donde estaba retenida se derrumbó y su patrón y la gente que la drogaban murieron. El efecto de las substancias poco a poco se fue reduciendo, pudo recobrar parte de su consciencia y la recuperó su hermana. Desgraciadamente las lesiones psiquiátricas son tan importantes que le ha sido difícil recuperar todas sus funciones cerebrales, intelectuales, a pesar de ser atendida por un excelente psiquiatra de Puerto Príncipe.

Es difícil, su peritaje está en curso. El psiquiatra trata de verificar genéticamente si es la persona que pensamos. La reconocieron sus hijos que la vienen a ver – su marido rechaza hacerlo. Y otros familiares como su hermana la reconocieron de manera indudable. Ella habla a veces de su vida privada, sus rasgos son muy parecidos a los de la mujer que desapareció y que fue enterrada. La próxima etapa sería destapar el ataúd y verificar si hay un cuerpo adentro y, si es el caso, de quién es. Generalmente cuando se abren los ataúdes de los zombis, no hay cadáver adentro sino piedras.

El último tipo es el ‘zombi social’

El ‘zombi social’ es alguien que ocupa un lugar dejado vacío. Cuando alguien ha desaparecido por un ciclón, un tsunami o un terremoto – y Dios sabe que Haití ha vivido varias tragedias últimamente – hay que remplazar a esta mujer o este hombre porque existe un gran vacío para la familia. En estos casos, de manera tácita, se reconoce a un perfecto desconocido como muerto, enterrado y resucitado… es decir como ‘el zombi’ de este padre o de esta madre que realmente han muerto. Así se vuelve al equilibrio, sencillamente.

En su libro, usted explica que, a esta persona, incluso se le reproducen las cicatrices del desaparecido…

Sí, va muy, muy lejos para que los otros integrantes de la familia o los amigos no tengan duda. Se le inculca recuerdos, se le enseña, como a un espía, su vida. Y hasta se le marca la piel con falsas cicatrices, por ejemplo, de una apendicetomía, lo que puede provocar problemas de diagnóstico después…

Para volver al zombi más conocido, el zombi tóxico, vemos que está condenado a la muerte social, pero al mismo tiempo, durante la dictadura de los Duvalier se decía que los Tontons Macoutes tenían zombis en sus filas. ¿Es sinónimo de potencia entonces?

Representa la potencia de las tinieblas. No tanto la potencia de los zombis sino la de los bokors, los brujos que fabrican los zombis. En el vudú haitiano, los curas que hacen el bien, que sirven los loas (los dioses) con la mano derecha únicamente, se llaman los ‘oumgans’, y los ‘mambos’ para las mujeres. Trabajan en peristilos. En cambio, quienes sirven los loas con las dos manos, la derecha para el bien y la izquierda para el mal, se llaman los bokors.

Los Duvalier alimentaban el mito de una ayuda sobrenatural, de una ayuda religiosa y mágico-religiosa de su ejército y de sus fuerzas especiales por los bokors. Era una forma de sembrar miedo. No decían «tenemos zombis en nuestras filas» sino «tenemos brujos, potencias tenebrosas y potencialmente maléficas con nosotros… No se fíen, podemos crear el mal donde queramos… en un suspiro».

Fuente: RFI

 

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flamingo21
flamingo21
6 Años hace

en rd tembien existen los zonbies, solo les llaman «vendios».

antonino roca
antonino roca
6 Años hace

no es verdad, hace rato estan aqui y se les llama pueblo dominicano.