OPINION: Trama de visados en el consulado de RD en Valencia

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Por IGNASIO CABANES

Con la posibilidad de una conformidad encima de la mesa de 60 días de trabajos comunitarios, y así evitar el juicio, y la opción de enfrentarse a tres años y medio de cárcel por los delitos de acoso, quebrantamiento continuado de medida cautelar y vejaciones injustas, el acusado del acoso machista a la excónsul de la República Dominicana en Valencia optó por la segunda de las vías para demostrar, según sostiene, que todas las acusaciones responden al hecho de haber destapado en su día, cuando aún eran pareja, la presunta trama de venta de visados, cuya investigación judicial en España se declaró nula al gozar de inmunidad diplomática Romina Catherine León, en ese momento cónsul del país dominicano en la capital del Túria.

Incluso sabiendo que en el mejor de los casos la pena será muy superior, ya que el propio acusado admitió en el juicio el delito de quebrantamiento, el cual no presenta discusión alguna, ya que es un hecho que durante meses, sabiendo que había una orden que le prohibía comunicarse en modo alguno con la cónsul y aproximarse a menos de mil metros de ella y del consulado, Emmanuel V. P. quebrantó dicha medida de forma sistemática. «Yo no la acosaba, seguíamos teniendo una relación sentimental», insistió en el juicio celebrado este pasado viernes en un juzgado de lo Penal de Valencia.

Para tratar de justificar estos quebrantamientos y demostrar que la pareja mantenía una relación tóxica de idas y venidas desde que el acusado detectó irregularidades con los visados a ciudadanos de países árabes, la defensa aportó mensajes y audios enviados desde el número de teléfono de la denunciante, estando ya activa la orden de alejamiento, algunos de ellos insinuantes, e incluso un vídeo semidesnuda en el que se le reconoce perfectamente. Así como felicitándole el cumpleaños con una canción y otro audio pidiéndole ir a un hotel. «Nos juntamos en un hotel y amanecemos juntos, si te interesa».

Romina Catherine León

Romina Catherine, que declaró mediante videoconferencia, negó una y otra vez haber enviado dichos audios y mensajes –no cotejados pericialmente–, y solo reconoció que quedaron un día «para limar asperezas» y porque él le pidió perdón. «Yo le creí y accedí, y después volvió a pasar lo mismo», argumenta la denunciante, quien sostiene que a raíz de este acoso y las denuncias por la expedición de visados a terroristas tuvo que dejar su puesto como cónsul de la República Dominicana en Valencia, por el que cobraba 12.000 euros al mes. De ahí que, además de la pena de cárcel para su presunto acosador, solicite una indemnización de 240.000 euros.

El incidente en el consulado

Desde que a principios de 2023 pusieron fin a una relación amorosa de unos seis meses, el acusado comenzó a acosar a la denunciante, acudiendo a actos organizados por el consulado, interrumpiendo reuniones y esperándola a la salida del trabajo, según mantiene la Fiscalía. Asimismo, la increpaba llamándola «puta y sinvergüenza». El 16 de febrero de ese año, protagonizó un incidente cuando «entró de manera abrupta en el consulado y golpeó a uno de mis colaboradores. Yo me encerré en el despacho e intentó derribar la puerta a patadas», recuerda la víctima. La versión del acusado sobre este episodio es que acudió para tratar el tema de los visados tras haber hablado con un amigo guardia civil. «Me cerró la puerta en las narices y simplemente le empujé».

Tras ello, un juzgado de Violencia sobre la Mujer acordó la medida de alejamiento, que quebrantó con mensajes llamándola «mentirosa, buscamachos, maldita, loca y asquerosa». «Fue un impulso, luego le pedí perdón», alegó ante la jueza el acusado.

Otro de los quebrantamientos fue estando incluso la denunciante en comisaría. La policía le cogió la llamada. Después de colocarle un dispositivo electrónico de protección para la víctima, también quebrantó en numerosas ocasiones. Algunas de forma involuntaria «uno no tiene un GPS en la cabeza», se justificó, y otras por incidencias con el aparato hasta que se lo cambiaron.

Por su parte, la denunciante también fue condenada por un delito leve de amenazas a su presunto acosador, a una pena mínima de diez días de localización permanente. «Soy tu peor enemiga de ahora en adelante, te destruiré con todas mis fuerzas».

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